Siempre quiso escribir. Para Anamaría escribir es una necesidad. Pero nunca pensó en llegar a publicar algo hasta que su abuelo murió. En esta entrevista nos contó acerca de su paso por la VIII Región, de cómo llegó a la literatura, sobre su primer libro, entre otras cosas.
-¿Cómo llegaste a la literatura?
-Aprendí a leer a los cuatro años y desde ese día siempre llevaba un libro bajo el brazo. Disfrutaba de leer libros grandes, muchas veces clásicos y otras veces no tanto. Cuando cumplí 12 años este gusto se potenció cuando mis padres me llevaron a vivir al campo, en este lugar no había electricidad, por lo que me refugié en los libros, llegué a leer uno o dos libros diarios.
-¿Siempre quisiste escribir?
-Siempre necesité escribir, escribía en diarios de vida hasta los 12 años aproximadamente, fue en ese momento en que encontraba mi vida algo fome y empecé a escribir historias que se me ocurrían en el campo o les contaba a mis hermanos cuando estábamos aburridos.
Siempre escribo, es una necesidad para mí, publicar lo veía como algo lejano, nunca creí que fuera posible para alguien como yo.
-¿Cómo fue tu infancia juventud en la VIII región?
-Fue bonita, creo que mi infancia fue un poco más larga gracias a estar lejos de la ciudad y crecer en el campo sin electricidad potenció muchas cosas que otros niños no tuvieron, como la empatía, conocer otras realidades y poder disfrutar del simple hecho de ser niño. Por otro lado, fue difícil el encajar con niños que eran más asiduos a la tecnología, no entendía muy bien el sarcasmo, nunca vi los Simpson, recuerdo que tenía que esperar muchas horas para tomar un bus y así ir a un pueblo que quedaba cerca para poder ver anime o jugar videojuegos en +un cibercafé. Agregar que cuando era niña odiaba vivir así y quería poder estar en el computador como mis amigos, pero hoy veo hacía atrás y agradezco bastante haber crecido en el campo, porque pude potenciar otras habilidades.
-Cuéntanos sobre tu primer libro
-Mi primer libro se llama Cuentos de una mente hiperactiva, son ocho cuentos muy distintos uno de otro, porque son de distintas épocas de mi vida, hay relatos que escribí a los 13 años y otros a los 20, en momentos muy diferentes. Nunca pensé en publicar como algo serio hasta que mi abuelo murió. El día antes de morir lo acompañé casi toda la noche en el hospital y me dijo que se arrepentía más de lo que no hizo que de lo que hizo. En ese momento comencé a pensar mucho en cosas que podría arrepentirme cuando fuera vieja y ahí surgió el tema de escribir. Mi abuelo escribía, poemas cuentos y hasta novelas, pero nunca los publicó y los usaba para hacer fuego, recuerdo a mi mamá y mi abuela escondiendo los escritos. Fue una semana después que mi abuelo murió que decidí mandar algunos cuentos a una editorial en España. Pasó el tiempo y lo olvidé, hasta que recibí un mail diciendo que querían publicar mis cuentos. Recuerdo que fue emocionante, no lo podía creer, releía el mail que me había llegado una y otra vez, buscaba una negación entre líneas, no pensé que era cierto, mi familia estaba muy feliz, sobre todo mi papá que cuando supo, literal, saltaba en un pie.
Esa experiencia, es algo que nunca olvidaré y es gracias a mi «opapa» (abuelo), porque siento que ese libro fue el regalo que él me dio y yo le dí.
-¿Cómo fue sacar la novela El secreto del fénix?
-Para mí fue un salto, ya que con Cuentos de una mente hiperactiva no sabía nada de editoriales, publicaciones y esas cosas, hice muchos eventos para hacer difusión de mi libro en Concepción y otros lugares, pero me di cuenta que la editorial con la que había publicado, al estar lejos y ser muy pequeña, no podía ni quería ayudarme. Así que aprendí por mi cuenta preguntando a otros escritores, yendo a eventos y en una librería me topé con lo que estaba buscando. Era un libro chileno con nombre en mapudüngun, y fue en ese momento en que me di cuenta de que había más gente que escribía fantasía intercultural y decidí enviar el manuscrito de El secreto del fénix a esa editorial.
Publicar El secreto del fénix fue emocionante, porque la idea se me ocurrió cuando tenía 13 años. Que este libro viera la luz y otras personas lo lean pudiendo entender el mensaje que tiene, me parece muy bonito, por el mensaje que tiene.
-¿Pudiste inspirarte a la hora de escribir durante la pandemia? Cuéntanos sobre la antología
-Este tiempo de pandemia he tenido bastante trabajo, ya que soy profesora en un sector rural y fue complicado poder entregarles a todos los estudiantes los medios para estudiar, por lo que me fue bastante difícil dedicarme a escribir. Recién ahora retomé el manuscrito de mi próximo libro al que siento que le faltan bastantes cosas que pulir.
Sobre la antología, me pareció una buena iniciativa por parte de la editorial, es muy bonito poder trabajar con colegas y ver todos nuestros cuentos en un solo libro.
-¿Cuál es el género literario que más te acomoda?
-Como lectora, me gusta la fantasía y las novelas policiales, creo que es lo mejor, me gustan los libros impredecibles.
Como escritora, me gusta la fantasía, porque es una forma tan hiperbólica y metafórica de contar una realidad cercana, pero siento que es mi zona de confort, ya que es lo que creo que se me da más fácil de escribir, ya que siento que vivo rodeada de magia siempre. Otro género que me acomoda bastante al escribir es terror. Tengo unos cuentos de terror en mi libro Cuentos de una mente hiperactiva, creo que sería interesante para mi publicar en algún momento algo de ese género, tengo bastantes ideas. También me gusta plasmar la interculturalidad en la que me desarrollé, ya que el campo donde viví estaba en comunidades mapuche y soy descendiente suiza, entonces todo lo que escribo tiene un poco de ambas culturas.
-¿Qué consejo podrías darles a jóvenes que comienzan a escribir?
-Que no se limiten ellos mismos, que escuchen al resto y que si sienten que quieren dar un mensaje que lo hagan porque todo lo que salga del corazón puede ser un aporte para otra persona.
Si otros pueden, tú también.