Por: Francisca Gaete Trautmann
La pasión de las mujeres Milet es el último libro de esta escritora nacional. Gracias a esta entrevista pudimos conocer más sobre su raíz literaria hasta la creación de su última obra, una novela histórica que presenta mujeres que buscan su espacio personal. Con ustedes Andrea Amosson.
—Cuéntanos de ti y de tu acercamiento con la literatura
—Yo nací en Antofagasta y crecí en la salitrera Pedro de Valdivia y esa experiencia de la vastedad del desierto de Atacama despertó en mí la veta de crear y relatar historias. Estaba presente la narración oral antes que la escrita, porque entre los niños pedrinos solíamos compartir historias inventadas. Además, mi abuelo materno era un cuentacuentos natural. Todo ello contribuyó a mi fascinación con el arte de contar; y, más adelante, con mis primeras lecturas —entre ellas Cien Años de Soledad—, el amor por la palabra escrita decantó, pasando de la oralidad a los relatos escritos. Complementé este amor instintivo con mis estudios del Magíster en Literatura Hispanoamericana y Chilena en la Universidad de Chile, para sistematizar mis lecturas, obtener herramientas de análisis de textos literarios y, sin darme mucha cuenta, a la vez fui encontrando mi propia voz narrativa.
—¿Nos puedes hablar sobre tu nueva novela?
—Es una novela rom-com histórica donde nuevamente presento mujeres que están en una búsqueda de espacio personal y soluciones que desafían las costumbres de su época. Las Milet no ignoran las imposiciones de su realidad y su rol en la sociedad de Chile de inicios del siglo XX, pero aquello no les impide vivir lo más libremente posible. Se aconsejan entre ellas y tienen un fuerte vínculo con sus congéneres y con el campo chileno. Es una historia de enredos, de amor y de solidaridad, que acontece entre Francia y Chile, a la sombra de las parras y al aroma del vino.
—¿Qué buscaste retratar en La pasión de las mujeres Milet?
—Además de lo mencionado en la pregunta previa, quería aprender cómo era el Chile del cambio de siglo, con sus costumbres, comidas, bailes, vestuarios, ubicaciones históricas reales. Aquello conlleva una investigación para poder fundamentar este escenario, crearlo de manera realista, ser lo más fiel posible a lo histórico -aunque sea una novela-. Y, lo más complejo creo yo, es retratar la mentalidad. No basta con detallar los lugares, los utensilios o citar fechas, creo que para escribir una obra de ficción, es fundamental que los personajes nos emocionen, que nos conectemos -o nos enojemos- con ellos, que nos trasladen al modo de pensar y de ser del momento que están viviendo.
—¿Cómo creaste tus personajes? ¿Bajo alguna inspiración?
—Pude ver claramente a una niña de unos doce años, llamada Emariè y pronto descubrí que tenía una gemela idéntica. Eso me llevó a imaginar cómo sería la vida de un par de gemelas en esos tiempos, después de sobrevivir al nacimiento en una época en que había una alta mortalidad materno-infantil. De ahí fui tirando del hilo hasta ver a la genealogía completa. Había una madre, una abuela, un sinnúmero de bisabuelas y otras Milet primigenias que conocían las bases del deber ser, pero solían inundarse con amores rabiosos, inapropiados y pasionales.
—¿Cómo fue el proceso creativo de esta novela?
—Fue un proceso muy libre y orgánico, donde -como me suele suceder- fui descubriendo a los personajes, observándolos, hasta oír sus voces, conocer sus historias, acompañado de la investigación necesaria para escribir novela histórica o de época. Mucha lectura de documentos, atención a documentales, colecciones de vestuario, vajilla, mobiliario de la época en museos y la imaginación para ver cómo se enlazaban las historias de cada Milet, con los hitos de la historia universal y la chilena.
—¿Dónde podemos encontrar el libro?
Está disponible en las librerías de Chile en formato físico y como ebook en diversas plataformas. Y en Estados Unidos, mediante buscalibre.us