Por Sebastián Contreras (*)
Alzo la vista y miro
las veredas abarrotadas de nombres
en un abrir y cerrar de ojos
miro
hasta donde se pierde el alma
entre autos, luces y medianoche
entre la desesperación y la rabia
entre suspiros y sollozos
miro
están lloviendo pedazos de cielo
pedazos de cielo
esquirlas
cristales fragmentados
trizados
sobre mi cabeza
luces, cristales
nubes, estrellas
arruinadas
miro
llueven pedazos de cielo
miro
hasta que un pedazo me hunde
la cabeza en el pavimento,
y el ruido ensordecedor de las bocinas,
el resplandor brillante de las luces,
y el bramido de los hombres
clavan mis ojos sobre la tierra
un ruido ensordecedor sobreviene al silencio
Están lloviendo pedazos de cielo
sobre mí
caen
(*) Sebastián Contreras es docente de la carrera de Pedagogía en Lenguaje y Comunicación de la UCEN.