—Claudio, tu libro se ha definido en clave de una revisión de la masculinidad actual y en varios de tus cuentos el final de tus personajes resulta ser la muerte, ¿cuál es la carga simbólica que hay detrás de ese destino?
—Creo que la masculinidad actual está en crisis, porque debe redefinir la postura de cada uno ante la sociedad, el feminismo, la comunidad LGTBIIQ+, el fin del patriarcado. Y las versiones de las nuevas masculinidades son muchas, variadas y evolutivas. Son un constructo social que está influido desde antes del nacimiento por la herencia genética, la epigenética, luego por la educación, la cultura de la sociedad en que creciste, lo que leíste y lo que viviste. Su evolutividad no se detiene hasta que morimos. La muerte simboliza en algunos cuentos el final del patriarcado y del machismo, en otros la incapacidad de adaptación de los protagonistas.
—Las mujeres de tus cuentos, a pesar de no ser protagonistas, son en general personajes de carácter, resueltas, independientes, profesionales, ¿por qué no mirar la masculinidad desde esa perspectiva?
—Creo que el lector puede agregar esa perspectiva al descubrir a los hombres débiles y las mujeres fuertes, pero mi interés es plantear desde los hombres la crisis de la masculinidad.
—Tu libro es como una de esas maletas que luce las pegatinas de los lugares que se ha visitado, ¿cómo reconstruyes esos lugares y por qué los seleccionas para tus historias?
—Soy un viajero incansable, probablemente hoy esa pasión solo es superada por la escritura. En cada viaje y sociedad que visito imagino como ese lugar y esa cultura serían determinantes en mis historias y las voy incorporando al listado interminable de escenas, sueños y recuerdos que guardo archivados para convertirlos en historias.
—En los cuentos de Fugitivo en la ruta Selk´nam hay muchas referencias musicales, ¿tienes alguna selección especial, alguna playlist que te acompañe mientras escribes?
—Aunque me encanta la música, en general no la escucho mientras escribo, si cuando leo o corrijo. Mi playlist es un poco diversa, me gusta la música clásica, especialmente del período barroco al romántico, y los compositores un poco más modernos para piano (Satie, Scriabin), para la literatura. Esos me podrían acompañar cuando estoy leyendo.
Por placer, pero sin literatura me gusta escuchar jazz desde a la Dixie al actual, rock clásico y metalero, los cantantes españoles que se hicieron viejos (como Serrat y Sabina), la música latinoamericana y el folclor.
—Otro de los elementos que suelen estar presentes en tus libros son las referencias literarias. En Fugitivo en la ruta Selk´nam, por ejemplo, hay un «pedazo de papel» que referencia a Cortázar, ¿Qué influencias han sido importantes para tu escritura y de qué modo dialogas con ellas en tus libros?
—Mis influencias son tantas, te contaré las más importantes, tratando de ordenarlas diría:
Ellos: Poe, Hemingway y Carver; Cortázar, Borges y Sábato; Donoso, Rulfo, Fuentes, Vargas Llosa y García Márquez; Rivera Letelier y Díaz Eterovic; Bolaño y Labatut.
Ellas: A. Roy, A. Nin y C. Lispector; S. Schweblin, M. Enríquez y M.F. Ampuero; A. Jeftanovic, N. Fernández, M. Martorell, I. Baboun y A.F. Richards
De países lejanos: Kawabata y Murakami, Mo Yan y de los cuentistas rusos, Chéjov.
Algunos europeos: Rimbaud, Houellebecq, Carrere, Bizzio y J. Marías.
Y se me quedan muchos(as) que me importan e influyen.
Cuando escribo o rescato la idea primigenia de un relato, reviso la existencia de alguna historia, situación o mensaje similar que haya leído. Si encuentro una conexión la uso y trato de construir un diálogo entre mi obra y la que conecta.
—El reconocimiento y la frustración son un tema presente en tus cuentos. En tu libro anterior hay un cuento que lo aborda desde el éxito literario, en Fugitivo en la ruta Selk´nam lo haces desde la historia de un pintor que vive al tres y al cuatro, ¿qué importancia tiene para ti el reconocimiento?, ¿qué significado tienen los premios?
—Creo que no me enfoco en el reconocimiento en realidad, sino en el despecho, en el descenso, en las malas decisiones que tomamos en una bifurcación del camino. En «Las desnudas de Nerja» el éxito transitorio es el puente que necesita el protagonista para equivocar la ruta y caer en el precipicio. El artista pintor persigue el éxito artístico sin lograrlo y busca reconocimientos alternativos en la admiración femenina, también equivoca el camino.
—Ya que lo nombras en tu primer libro, ¿qué te parece la influencia que ejerce la obra de Roberto Bolaño en los nuevos escritores?, ¿cómo piensas que sería el nuevo Bolaño?, ¿cuáles serían sus obsesiones?
—Creo que Roberto Bolaño es el mayor escritor de su generación, por lejos. Su sombra se extiende por México, España y Sudamérica, o sea toda la literatura iberoamericana está marcada por el gigante que fue Bolaño. Él nos influye a todos, desde Detectives salvajes y 2666, no se puede escribir una novela como se planteaba antes, nos empuja a la deconstrucción, fragmentación de la historia, voces corales, realidades semiocultas, distribución de la información.
El nuevo Bolaño sería Benjamín Labatut, multiplicado por una variedad de temáticas.
Imagino que hoy sus obsesiones estarían empujadas por la ciencia, la maldad, la historia, la locura, el descenso, la sociedad, la discriminación, las migraciones, la trata y el narco.
—Me imagino que te lo han preguntado varias veces, pero fuera de una observación cuidadosa de la realidad, ¿qué aspectos de tu experiencia profesional como médico has utilizado para la creación de tus cuentos?
—Lo que más he usado es la facilidad para ver lo que la gente oculta detrás de la máscara que se pone ante los demás al levantarse, para salir a trabajar, para enamorar, para convivir con los demás, para aparentar que cumple con las normas de la sociedad que lo rodea. La evidencia de lo oscuro que hay detrás de la máscara es lo que la medicina me permitió ver.
—El abandono es otra constante en las cargas que llevan tus personajes, ¿qué reflexión buscas al poner a tus personajes en esa situación de pérdida?
—Creo que la pérdida y el descenso son los grandes temas de la literatura de la sociedad actual. Busco que los lectores lo vean, lo aquilaten, quiero que sientan que también a ellos les podría pasar, que ellos no son tan diferentes de los protagonistas de estas historias en realidad, que si se sacan la máscara y miran en el espejo en la soledad de su habitación, descubrirán que su propia oscuridad está allí, esperando salir.
—Vuelvo sobre el tema de la muerte, en Fugitivo en la ruta Selk´nam hay un cuento al más puro estilo Fuenteovejuna, donde las mujeres del pueblo han cometido un crimen terrible al verse amenazadas por una inmigrante que ejerce el comercio sexual, ¿qué reflexión haces sobre la justicia en este relato?, ¿qué pasa ahí con la violencia y la xenofobia?, ¿por qué instalas esa reflexión fuera de nuestras fronteras?, ¿qué pasa con nuestra propia justicia?
—La historia que cuento podría pasar en cualquier lugar del mundo. Intencionadamente la saco de nuestro país, donde la discriminación, la xenofobia y la falla en la administración de justicia son tan evidentes pero dividen a la población. Imagino que si lo ven en Galicia, podrán entender y completar la historia, y si tenemos suerte, corregir o mejorar su mirada sobre el ambiente local
—De inmigrantes también trata el cuento que «coquetea» con la obra de Cortázar, ¿qué pasa ahí con los prejuicios con respecto a la migración? Y sobre el mismo cuento, ¿cuál es la reflexión sobre la ética de un profesional de la salud?
—En este cuento muestro el poder del crimen organizado, del narco y la trata de personas. Los migrantes en este cuento son víctimas y victimarios. No son buenos o malos por ser migrantes, Taladro y los suyos son una banda de narcos que atraviesa varias de mis obras, reaparecerán en una novela policial.
Sobre la ética del profesional de salud: el crimen organizado es capaz de tentar a todos los niveles, las poblaciones, la clase política, las policía y los jueces. También a los trabajadores de la salud.
—En «Artista pintor» experimentaste con la narrativa a través del lenguaje propio de la mensajería telefónica y lograste armar un relato coral, que se fue mezclando con textos que simulaban ser extractos de notas de prensa, ¿por qué decidiste narrar de esa forma la historia?
—Quería llevar la forma de entregar la información lejos de lo clásico. Quería, a toda costa, evitar contar lo que sucede en esa historia, el experimento buscaba mostrar solamente, con la menor participación posible del narrador: escena corta, recorte de prensa y mensajes de WhatsApp. El lector debe construir la historia con los retazos que le entrego.
—Las historias que componen Fugitivo en la ruta Selk´nam demuestran una unidad temática bastante coherente con tu primer libro —el que fue muy bien recibido gracias a tu forma de escribir y a la soltura con que te mueves por distintos géneros—, ¿crees que se debe a algo en particular?, ¿qué importancia le das al taller literario como espacio de formación?, ¿qué cosas aportó a tu escritura?
—Creo que el taller literario de Nicolás Cruz Valdivieso fue determinante en mi forma de escribir, en la libertad con que me muevo por distintos géneros. Eso se estimulaba con la producción semanal, a veces empujada con gatillantes o pies forzados. Además creo que la lectura en el taller, que era casi semanal, me permitió la exposición a otras voces, otras plumas, de mis compañeros, muchas de las cuales enriquecieron mi escritura. El Magister en Escritura Creativa de la UAI me ayudó a mejorar la estructura, me permitió contrastar otras visiones, agregar formación crítica, transmedia y fondo teórico.
—Te llevo al cuento que da nombre a tu libro Fugitivo en la ruta Selk´nam, al final del texto escribes que la representación del macho logra una nueva victoria, «como es la tradición». En estos relatos que muestran la fuerza dominante, la agresión sexual, la reducción de la mujer a un mero objeto de placer, ¿cuál es la verdadera victoria?, ¿cuál sería el honor de la figura patriarcal?, ¿de qué modo esta mirada a la masculinidad aporta al cambio de estas ideas?
—Como era la tradición en la cultura Selk’nam, muy patriarcal, como modelo de época. Xalpen es la diosa del inframundo, solo las mujeres y los niños creen en ella. Los niños, para hacerse adultos deben pasar por el Hain y dejar de creer en esa diosa. Kotaik, el representante del poder patriarcal en esa cultura, enviaba a la diosa al inframundo y liberaba a los hombres que había dentro de esos niños. Esa es la visión que contrasta con la historia de Sánchez, que al final está dispuesto a no rendirse, a no comprar la historia que le venden.
Las historias y masculinidades diversas que yo presento en este libro son las que existen. Mis relatos no tienen juicio de valor, esas masculinidades son buenas o malas dependiendo del contexto social o histórico en que se interpreten, dependiendo también de quien las lea y las complete, porque las historias de hoy son completadas por el lector. Después de eso serán, espero, comentadas y reconstruidas en las discusiones que se formen en torno a ellas. Y entonces aparecerán los juicios y definirán por qué esas masculinidades desaparecieron o deberían desaparecer. Aún queda mucho macho tóxico circulando.
—Hay dos cuentos que parecen ser un espejo uno de otro. En ellos podemos ver a un padre y un hijo que representan dos generaciones distintas de hombres. Mientras uno decide quitarse la vida ante la constatación del fracaso, al otro el mismo fracaso lo ha puesto en una posición vulnerable y de absoluta soledad, ¿cómo dialogan estas dos visiones?, ¿por qué decidiste emparentarlas y no tratarlas en forma independiente?
—Ambas historias tienen una inspiración común, un personaje público. Quise construir la historia completa mediante las visiones parciales que entregan Las vigas de pellín y Las arenas de Santorini. Ni siquiera le entrego la información al lector de que son las dos caras de la moneda, cada uno debe leerla y deducirla. Seguramente casi todos preferirán una de ellas sobre la otra, pero yo no ofrezco una como correcta o favorita, son las dos caras de una relación padre hijo enferma, donde ambos protagonistas sufren.
—Por último, tus personajes en general son nómadas que deambulan por este universo paralelo donde algunas cosas son muy semejantes a la realidad y otras responden a tus propias leyes, ¿cuáles serían las hebras de tus textos que recogerías para un siguiente libro y de qué modo te gustaría narrarlas?
Ahora estoy escribiendo y editando dos novelas:
Una novela corta que habla sobre el edadismo, la discriminación que sufren las personas mayores por su edad. Miguel siente que es discriminado en su casa, su trabajo, la sociedad. Reacciona como puede, a veces erradamente. Una historia paralela japonesa brota de lo que el protagonista intenta escribir, nos muestra una sociedad donde los viejos son respetados, y construyo el argumento entre ambas por oposición. Una tercera línea de desarrollo aporta información a la historia mostrándonos el chat de la esposa de Miguel y sus amigas, las Baywatch.
La otra es una novela policial y de crítica social. La protagonista es una detective de la PDI, lesbiana, que sigue la huella de una banda criminal, liderada aparentemente por Taladro, pero en realidad protegida por los poderes fácticos locales. La policía se enamorará de su antagonista, una mujer chilena acomodada y poderosa que no conoce límites. La historia habla de migrantes, trata, prostitución, narcotráfico, corrupción, sexo y amor. Estructuralmente se presenta como una pieza semi coral, con al menos tres narradores en primera persona, y fragmentos narrados en tercera persona, que intentan aglutinar la información de las primeras personas.
Claudio Suárez Cruzat (1958, Santiago) Médico chileno. Prestigioso cirujano de cáncer de pulmón. Profesor Titular de la Universidad de los Andes. Formador de especialistas en Cirugía Torácica. Fue jefe de Servicio de Cirugía de la Fundación López Pérez, jefe de Cirugía Torácica y Subjefe de Cirugía de Cínica Santa María, presidente de la Asociación Ibero Americana de Cirugía Torácica, miembro de una decena de sociedades científicas médicas que lo han distinguido con diversos títulos y grados. Magíster (c) en Escritura Creativa de la Universidad Adolfo Ibáñez.