Miércoles, Marzo 26, 2025
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Crítica literaria «La generación de las hojas»: El debut de una mirada particular

 

Por Juan José Jordán

La generación de las hojas de Marta Blanco es la primera publicación de Fundación Arbolee, organización encargada del rescate literario de autores nacionales que, a juicio de su directiva, no hayan recibido el debido reconocimiento.

El relato está centrado en Pilar, mujer de 25 años de clase acomodada venida a menos, se podría decir es que una especie de pariente lejano de La chica del crillón, aunque acá la hecatombe no fue tan brutal y no debió aparentar para seguir siendo parte de su medio. Pero el haber tenido un padre aventurero que deja a su familia para ir a recorrer el mundo la hace cultivar una mirada personal, nunca sintiéndose realmente parte de su círculo y sintiendo desde niña la sanción de la gente correctamente establecida.

Todo en su vida parece estar predeterminado, pero tiene algo que la salva: libertad de pensamiento que le permite ir encontrando una mirada personal. No se da tregua y constantemente pone en telas de juicios sus propios sentimientos y percepciones: «¿Eso es felicidad?… Sí… Eso es, yo creo. No. Quizás no lo sea; quizá la felicidad sea la paz que tanto anhelo. Pero tengo paz. No. No la tengo. Tengo soledad…, pero…. ¿paz? No importa, el sol tiñe la cabeza de un transeúnte de verdes y rojos; parece un habitante de Marte» Y más adelante: «¿Pero somos lo que debemos? O por lo menos: ¿soy yo lo que es mejor para mí?».

De alguna manera es una característica que la acompaña toda su vida, cuestionando las verdades que le daban como irrefutables, como cuando, después del impacto por encontrar a su perro muerto escuchaba la explicación que le daba su mamá; la muerte era algo bueno porqué así después todos reviviríamos en el cielo. Algo no calzaba ahí, así que contesta: «¿Por qué Dios, en vez de llevarse a todos para allá, no viene él para acá y nos ve jugar aquí, y se entretiene haciendo hoyos con el Lelo o tú le puedes enseñar a bordar, y así no hace que todos nos muramos y resucitemos?», dejando a su mamá nerviosa sin saber cómo responderle a esa niñita.

Sobrelleva una vida sin altibajos con Juan Luis, su esposo arquitecto, pareja de toda la vida. Pero luego que comienza a trabajar de diseñadora en unos prestigiosos almacenes congenia muy bien con Vicente, su jefe. Es un hombre mayor, automáticamente calificado de «viejo» por Juan Luis, por lo tanto, alguien que no representa una amenaza a sus ojos. Pero Vicente pareciera poder ver y considerar mejor al otro y, por lo mismo, para ella puede significar entrar en un terreno complicado.

Pilar es una persona que todo el tiempo merodea con la idea de la desesperanza, la inutilidad de emprender cualquier empresa si hay un fin tan claro para todos. Pero esto, que se podría transformar en una depresión severa que quitara cualquier motivación, no tiene un efecto tan demoledor en ella porque junto con esta mirada de alguien desengañado que no se cuenta cuentos, como indica la escritora Ana María del Río en la contratapa, es capaz de disfrutar con poco y conmoverse con esa belleza fugaz que muchas veces pasa desapercibida.

A ratos pareciera estar regida por una pulsión adolescente, intentando causar desconcierto. Se desespera en círculos que parecieran no tomarle el peso a lo que pasa en el mundo, en momentos en que, por ejemplo, el avance de las armas nucleares hacía pensar que el fin de la civilización podía estar a la vuelta de la esquina. Al final se vuelve raro escandalizarse por alguna tontera escuchada en una sobremesa y que lo que tiene lugar afuera de las paredes no le interese a nadie.

Esta profundización en la voz femenina habla de algo nuevo, otra sensibilidad. Publicada originalmente a mediados de los 60, época en que este registro prácticamente no existía en la narrativa nacional. No es que haya un intento expreso de hacer un retrato poco auspicioso de los hombres; su seguridad era tal que les hacía actuar como que de alguna manera el mundo era ellos, incapaces de ver al otro, como cuando Pilar, luego de una discusión, describe la forma en que su esposo la veía: «Para él, yo era un ser sin secretos, su mujer en forma absoluta». Esa pretensión de poseer por entero la mente del otro, de conocerlo en su absoluta totalidad.

Con La generación de las hojas Fundación Arbolee hace un significativo aporte al patrimonio literario, reeditando la ópera prima de una escritora que, con los años, profundizaría en una voz particular. Los debuts tienen algo especial; ese arrojo, ese ir probando los alcances del lenguaje y comprobar si es que la obra se defiende por sí sola. Esa es el riesgo y el encanto; como el lector desconocido se relacionará con el texto. Ahora, a más de 3 años del deceso de Blanco, queda claro que la obra no depende ni de su autora ni de su contexto, porque apela a algo más universal.

 

Ficha técnica:

Editorial Ediciones UC
Autor: Marta Blanco
Idioma: Español
N° páginas: 144
Encuadernación
Tapa Blanda
ISBN13: 9789561432550

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