Dana ha entrado en el mundo del arte estudiando variadas cosas: desde cine a literatura y hoy se especializa en crítica de arte. Escribió Visón venganza estando en un taller sobre poesía animal con Isabel Zapata. Este poemario es una obra perfecta, donde toda la fuerza se plasmó en el papel. Con ustedes, Dana Lima.
—Cuéntanos de ti.
—¡Qué difícil es esa pregunta! A ver, en mi semblanza de autor pongo que escribo y hago yoga, es lo único que me interesa que sepan. Pero bueno, estudié muchas cosas, literatura, cine y ahora crítica de las artes. Soy curiosa, me interesa aprender cosas muy diversas, he pasado por la orfebrería, el origami, hice un curso de lectura de jeroglíficos, todo muy random, pero cuando una escribe, recolecta. Entendí este procedimiento cuando leí la Teoría de la bolsa de la amada Ursula K. Le Güin y sí, todo lo que he hecho en mi vida, estos pequeños espacios de aprendizajes han servido para desarrollar mis textos, aunque no sea la acción en sí, sino el gesto.
—¿Cómo se te ocurrió escribir Visón venganza?
—Estaba en un taller sobre poesía animal con Isabel Zapata y uno de los ejercicios del taller era escribir un poema desde el punto de vista de un animal. En esos días, un amigo me envió la noticia con el título «Visones zombis en Dinamarca». No podía creer lo que estaba leyendo. Una cosa llevó a la otra y de un cuento terminó en un poemario sobre lo hipócrita que somos como especie.
—Para ti, ¿la realidad supera la ficción o es al revés?
—Sí, siempre, ni siquiera imaginando lo más cruel o fantástico podemos superar lo marciano que se está poniendo el mundo.
—¿Cómo fue el proceso creativo para realizar este trabajo?
—Al principio intenté escribir sin la herramienta de la ficción de por medio y no pude, era devastador poner en palabra este genocidio. Después de darle un par de vueltas encontré la solución: correrme de la realidad y hablar desde la figura del no-muerto como una representación del trauma del pasado, algo que vuelve al presente y se convierte en un recordatorio del crimen.
—¿Por qué contar la historia de los visones?
—Más que hablar de visones me interesaba hablar de este vínculo de animal humano y no-humano. Pero particularmente, me llamaba la atención este animal que se lo asocia con el lujo y la moda, tener un abrigo de piel de visón es un símbolo de estatus social. En ese punto, creo que lo que sucedió en Dinamarca es un ejemplo que se volvió más visible, por la dimensión que tomó, de cómo la industria de la moda y otras tantas más, cosifican a los seres vivos y hacen cosas terribles en nombre del capitalismo. También pensé mucho en cómo le asignamos valores y funciones que ellos por su propia naturaleza no tienen ni necesitan.
—¿Cómo fue trabajar con Imaginistas?
—Siempre es hermoso trabajar con gente querida que además entiende tu trabajo. Ellos tienen un gran respeto y profesionalismo a la hora de tomar tus textos, eso se ha vuelto un rara avis en el mundo editorial independiente.
—¿Dónde podemos encontrar tu trabajo?
—En Imaginistas, por supuesto. El año que viene sale otro libro de poesía con ellos, uno que escribí a lo largo de la pandemia y uno de cuentos de ficción rara con Falso Azufre.