Conversamos con la escritora y profesora de filosofía Daniela Catrileo (Santiago, 1987) sobre su último libro llamado Piñen, donde trata, entre otras cosas, el feminismo, la infancia, las clases sociales. Catrileo ha publicado varios libros de poesía: Río herido (Edicola, 2016), Guerra Florida (Del Aire, 2018), las plaquettes El territorio del viaje (Archipiélago, 2017), Las aguas dejaron de unirse a otras aguas (Pez espiral, 2020) y un libro de cuentos Piñen (Pez espiral, 2019). Es parte del Colectivo Mapuche Rangiñtulewfü, forma parte del equipo editorial de Yene Revista y de la Cooperativa editorial Chillka.
-¿Qué relevancia tuvo para ti Piñen
Es el primer libro que publico con una escritura más narrativa, quizás por ahí la relevancia está en que tomaba otros riesgos en su apertura, hacia el gesto de la lectura. Los libros de narrativa tienen otros tiempos, otras forma de llegar. Me da curiosidad esa aproximación, pues no necesariamente quienes lean Piñen son o serán lectores/as de mi trabajo anterior o paralelo en poesía.
-¿Cuál es el rol que juega la mujer en este libro?
-Una forma de verlo es que hay una reflexión en torno a la concepción de mujer universal y, por tanto, una propuesta escritural que se opone a ella. Esto lo podemos leer, desde la narración situada de los relatos en un territorio particular, una clase social encarnada y la pertenencia al pueblo mapuche; hasta las múltiples preguntas que se formulan sus personajes sobre estos roles. Incluso más allá de los binarismos asociados comúnmente al género y la sexualidad. Hay varios personajes que se leen como mujer desde identidades políticas y no esencialistas, por ejemplo, en el primer relato «¿Han visto cómo brota la maleza de la tierra seca?» aparece Gonza como madre y sus amigas del circo, entre ellas la Scarleth Romanet, como mujeres trans.
-Existen los temas sociales, culturales, violencia intrafamiliar, entre otros. Sobre eso, ¿cómo relacionas tú estos temas con Piñen?
-Hay experiencias de violencia que existen en la sociedad en la que habitamos, en sus diversas dimensiones, violencias estructurales, simbólicas o individuales. El libro recoge aquello como parte de su conformación, como testimonio de una experiencia común de habitar estos territorios.
-¿Qué cosas te inspiraron al crear estos tres cuentos?
-Más que inspiración, observación, diálogos, mucha escucha y trabajo de montaje final. Tenía varias ideas que quería plasmar de manera no tradicional (de la idea de narración), pero tampoco ininteligible. Obviamente hay una experiencia personal que marca la obra y también una idea de justicia sobre los imaginarios de las poblaciones empobrecidas. Quería escribir de los blocks donde crecí, de las complejidades de las periferias, más allá de las representaciones hegemónicas que hay de los sectores populares o del pueblo mapuche
-Pez Espiral editó Piñen, ¿cómo fue el proceso de edición hasta que saliera a la luz el libro
-Trabajamos con Nicolás Meneses alrededor de un año, creo, nos juntamos varias veces a leer, releer y editar. Fue un trabajo colaborativo de mucho diálogo, risas y anécdotas sobre nuestras periferias. También hubo decisiones que fuimos tomando juntos y negociando otras, decisiones tan importantes, por ejemplo, como decidir no traducir las palabras en mapudungun.
-¿Cuál es el mensaje de Piñen?
-No me gusta la idea de mensaje como si la escritura fuese una pedagogía, creo que la lectura es suficientemente autónoma en su gesto sensible y reflexivo, para plantearse así mismo ideas diversas del libro que se está leyendo, vínculos múltiples y posibilidades más allá del «mensaje».
-¿Cuál es el hilo conductor entre estos tres relatos?
-La idea del Piñen puede ser una trama común, aquello que está sucio, aquello que está mugriento, manchado, contaminado. Piñen es una palabra en mapudungun que está asociada a la mugre en la piel. Muchas veces se utilizó esta palabra adjetivada peyorativamente, para referirse a quienes provenían de una clase social baja o a un pueblo determinado, de forma despectiva desde las élites. ¿Quiénes son lxspiñiñentxs? ¿Qué relatos han construido las élites sobre las personas empobrecidas, indígenas o quienes han trabajado para ellos? En ese sentido, uno de los hilos zurcidos más que conductores, podría ser en cómo el piñen se instala y resignifica desde el otro lugar, en los tres relatos.
-La niñez es un tema recurrente en Piñen, ¿qué significa para ti?
-La infancia es la experiencia de la imaginación, me siento profundamente enlazada con la niña que fui, e intento seguir siéndolo en alguna parte de mí.
-Para ti, ¿qué significa el feminismo?
-Para mí es una construcción, un debate, una posibilidad colectiva. Personalmente me siento más cercana a los trabajos que ha tejido el feminismo descolonial y otres que no necesariamente se nombran feministas. Desde epistemologías y saberes situados en Abya Yala y Wallmapu con experiencias cercanas, comunitarias, con los reconocimientos de luchas, activismos y resistencias territoriales, populares y diaspóricas. Creo que en ese sentido es una complicidad entre quienes comprenden las diversas luchas anticoloniales, antirracistas, antineoliberales como puentes entre pueblos y comunidades. En este sentido, tomo distancia del feminismo hegemónico-blanco y todos sus nombres camuflados. No estoy de acuerdo con la idea de una mujer esencial universal y por tanto una idea de opresión única por serlo.
-¿Cómo ha sido ser parte del Colectivo Mapuche Rangiñtulewfü?
-En un comienzo nuestra búsqueda estaba relacionada a posibilidades feministas no-hegemónicas desde el aprendizaje de conocimientos ligados al pensamiento descolonial, a saberes comunitarios, antirracistas, afrodescendientes e indígenas. Sin embargo, hemos ido tomando otros rumbos, hoy no todos quienes son parte del Colectivo se consideran feministas, asumiendo una mirada crítica y situada, desde epistemologías heterogéneas construidas y recogidas en Wallmapu y Abya Yala. Aquellas conversaciones y debates también han sido parte de nuestras reflexiones comunes, que nos posibilita otras complejidades y desafíos para re-pensarnos como comunidad diaspórica, pues en estos años de existencia, también nos ha tocado experimentar diferentes procesos y transformaciones, incluso, de retornos migratorios. Ya llevamos cuatro años desde que nos conformamos y hoy más que nunca nos hace más sentido el nombre en mapudungun que elegimos desde el inicio Rangiñtulewfü que significa entre ríos. Este año inauguramos nuestra Yene Revista y nuestra Cooperativa Editorial Chillka, como parte de estos años de trabajo colectivo.
-¿Con cuál autora te gustaría tener una conversación cara a cara tomándose un café?
-Me encantaría tomarme varias micheladas con Gloria Anzaldúa.
-¿Qué se viene para ti en el futuro?
-Seguir la senda del trabajo colectivo, hay varia escrituras que saldrán en Antologías de estos tiempos. Empezaremos también la edición del Epu número (2) de Yene Revista, tendremos los estrenos de los libros de Chillka, donde se vienen libros hermosos de poetas mapuche muy potentes como Viviana Ayilef, Maribel Mora Curriao y Liliana Ancalao, entre otras.
Pésima entrevista, Ya esa horrorosidad del título dan ganas de no leer nada (“…creo). Me parece una flojera simplemente copiar pegar respuestas. No hay mayor trabajo. Pencas en general las cosas de esta niñita.