Roberto Molina (Santiago de Chile, 1964). Ha publicado La noche que duró tres días, editado por Mago editores (2008), Las legumbres onanistas, editado por imprenta Marcus Limitada (2008), La Cabeza de Juan editado por Mago editores (2009), Una sonata cristal editado por Mago editores (2010).
16.- La Cabeza de Juan o la poesía.
«We shall not cease from exploration
And the end of all our exploring
Will be to arrive where we started
And now the place for the first time.»
T. S. Eliot
Tenemos todo para evadir la verdad, y
deshabitar el ser:
Hemos inventado la circulación de la sangre.
La imaginación pródiga en imágenes; preñada de sueños:
La inteligencia generosa de ardides; frutecida en conceptos:
El deseo con sus tentáculos de bronce y las formas que no dejan de serle fiel:
La tristeza que sobrecoge con sus espinas; la Noche que oculta el objeto:
El amor maravillado en sus propios artificios; el amor que niega la muerte, desde la sangre, por entre los nervios, adentro del hueso:
El alma que amamanta el espíritu: ese relámpago que nos da nombre y aliento:
La palabra que nos recuerda el silencio de donde venimos: su perfil de pájaro enjaulado:
La Música de ojos pardos; la voz y sus manos:
Tenemos una felicidad: es el tacto del cuerpo amado:
Tiniebla de que haya Dios;
Y, la estancia vacía donde aun juega el niño que fuimos.
Zarpar y no volver
Ni puertos donde llegar
En alta mar, viaje sin final
Perplejo: sangrando y perplejo
El hombre que navega
No vive ni muere,
Sueña
Que logra evadirse de la verdad y el ser.
…el basalto ardiente del insomnio.
(Cesar Moro)
y la primera bienvenida del centro en las pestañas del corazón, devenir a ti
Mi elocuencia de manos llenas de ojos un tanto sumergidas en la sangre del sueño
Imagen audible de tus labios dentro de mi boca ecuestre sinalagmáticamente unidos
Quieres caer sobre mi osamenta sin haber hablado de la noche unida a sus estrellas
Un azote figurativo el reflejo para nuestros pechos como espejos uno en otro
Cardioamatorios oceánicos los tentáculos del pensamiento cerrados bajo la luz
Una noche curvada sobre la cabellera eléctrica de la mente un cuchillo tu voz
Atrás de los molinos de la luna no dormir ni soñar morir en sueños arder con días
La puerta se abre si quieres la religión de piedras tragadas por la memoria
Esteatita de las horas en que hablan nuestro muertos
Bórax nube la llanura azul de tu alma galopando entre la nieve y el bosque luminoso
Surcos de tu cuerpo atraen húmedos el carozo fulminante del deseo y un vaso de agua
Cárdenas lenguas se bifurcan al entrar a la bóveda oracular tus dientes muerden un adiós
Y la ternura secreta desnudando el cuerpo interior del alma como susurrando amores
hacia dentro oblicuas miradas lamen el abismado goce exterior como piel y pensarse uno