Editorial Cástor y Pólux inaugura su nueva Colección Lagar, poesía Hispanoamericana sub-40, con la publicación del libro La lírica está muerta del poeta argentino Ezequiel Zaidenwerg (Buenos Aires, 1981). Zaidenwerg es además un reconocido traductor, licenciado en Letras Clásicas por la Universidad de Buenos Aires y magíster en Escritura Creativa en español por la NYU, donde actualmente cursa un doctorado.
La primera edición del libro fue publicada en Argentina por la editorial Vox, el año 2011. Hoy, la editorial Cástor y Pólux –dirigida por los poetas Paula Ilabaca y David Villagrán- hace posible la difusión a los lectores chilenos de este libro que, según su autor, nació como una protesta contra sus mayores. El título del libro, en efecto, es una cita de una ars poetica que Alejandro Rubio incluyera en la antología Monstruos, cuyo centro son poetas argentinos de los 90. «¿Quién tiene tiempo, habiendo televisión por cable y fm, de escuchar el laúd de un joven herido de amor?», se preguntaba Alejandro Rubio en la citada antología, cerrando con el dictamen: «la lírica está muerta». Zaidenwerg, entonces, utiliza una serie de recursos para complejizar la sencilla sentencia de su compatriota y problematizar la actualidad de la lírica.
Así, en La lírica está muerta, se despliegan escenas funerarias delirantes conducidas por la idea de que dicho «discurso poético» opera como un zombi, un muerto viviente que se transmigra para volver a morir en otros cuerpos, tanto históricos como anónimos, míticos y políticos: uno de los traidores del Che Guevara, el doctor que momificó a Evita, un descubridor del cadáver profanado de Perón, entre otros. La original propuesta destaca en su capacidad de dar cabida a lecturas en distintos niveles por la variedad de sus materiales y sus puntos de articulación. A juicio de Eduardo Milán, notable poeta, ensayista y crítico literario uruguayo, en este libro Zaidenwerg cumple con señalar a la lírica una muerte simbólica, «como un objeto que quedó en condición opuesta a lo vivo entre lo vivo, un cuerpo extraño», otorgándole voces en aparente contraste tanto con los grandes discursos históricos como con aquellos tradicionalmente poéticos, y donde pueden convivir gracias a un dedicado trabajo formal Orfeo, Odiseo y Carlos Menem.
Paula Ilabaca y David Villagrán han proyectado la editorial Cástor y Pólux como un lugar de visibilidad para las nuevas escrituras chilenas e hispanoamericanas. Así, ya han editado y publicado a jóvenes autores chilenos como Catalina Gré y Maximiliano Andrade, con sus óperas primas Hacia otra orilla y Bonzo, respectivamente en su colección Papeles salvajes. Pero también comprenden la nueva poesía como un diálogo con las generaciones anteriores. La publicación de Simio meditando (ante una lata oxidada de aceite de oliva) del poeta peruano Mario Montalbetti (Lima, 1953) inauguró la colección Resistencia en la tierra, enfocada en autores hispanoamericanos de trayectoria, cuyo catálogo se amplía en octubre del presente año con la publicación de Funambular de Reynaldo Jiménez (Lima, 1959).
El libro fue lanzado el pasado miércoles 16 de agosto en la librería Ulyses del barrio Lastarria.
(Prensa Cástor y Pólux)
Ezequiel Zaidenwerg nació en Buenos Aires en 1981. Publicó los libros de poemas Doxa (Vox, 2007), La lírica está muerta (Vox, 2011) y Sinsentidos comunes (Bajo la luna, 2015), ilustrado por Raquel Cané. Bichos. Sonetos y comentarios, escrito con Mirta Rosenberg, aparecerá por Bajo la luna en agosto de 2017. Administra desde 2005 el sitio zaidenwerg.com, dedicado a la traducción de poesía. Como traductor, en forma de libro tradicional, publicó Me va a gustar el siglo XXI, de Mark Strand, Elegías Doppler, de Ben Lerner, Charlas breves, de Anne Carson, El Club del Crimen, de Weldon Kees y Lo demás, de Robin Myers. Compiló y prologó la antología de poesía argentina Penúltimos, publicada por la UNAM en 2014. Vive en Nueva York, donde cursa estudios doctorales en New York University.