Elisa llega desde México con su libro Código Konami de la mano de la editorial Provincianos, donde nos muestra la cultura popular, el amor a la tecnología. Te invitamos a leer esta interesante entrevista que Gortari nos brindó amablemente.
—Cuéntanos sobre ti
—Me llamo Elisa de Gortari, vivo en un pueblo a las afueras de la Ciudad de México junto a mi novia y nuestros cuatro gatos. Vivimos en una casa llena de libros, discos, guitarras y computadoras viejas. Me gusta mucho reparar estas computadoras y programar en ellas como pasatiempo. Trabajo dando noticias de lunes a viernes y los fines de semana me dedico a escribir. Me gustan las novelas de Thomas Pynchon, los cómics de Tom King, las distribuciones de Linux, los discos de Deafheaven y de Vikingur Olafsson.
—¿Por qué quisiste hablar en este libre sobre temas tan vigentes?
—Desde que empecé a escribir sentí el impulso de hablar de las cosas que me rodeaban; y lo que siempre tuve a mi alrededor fue la cultura popular. Nunca me he entendido con los escritores que se rehúsan a nombrar el año en el que viven y que sienten que es una vulgaridad mencionar una marca de cigarros en sus libros. Ellos tampoco me entienden a mí. Por fortuna, mis libros tienen el super poder de solo interesar a personas que me caen muy bien. Curiosamente, ahora siento que este libro ha perdido sus referentes pop muy rápido y cosas que acababan de ocurrir cuando las escribí ahora parecen muy remotas.
—¿Cómo ves la tecnología, por ejemplo en “Espejos Laterales” cuando se habla de Facebook? ¿Somos una sociedad ultra conectada?
—Me apasiona la tecnología, pero considero saludable desconfiar de la gente que hace negocio con ella. En cuanto a las redes sociales, nos pone en una situación vulnerable que nuestras interacciones sociales ocurran a través de intermediarios, como Meta, que lucran con nuestra información.
Es una triste paradoja: hace 20 años Internet era un lugar muy idealizado y lleno de futuro que ofrecía una alternativa al meatspace, como llamaban al mundo físico los hackers de las novelas de Neal Stephenson. Ahora Internet se ha llenado de todo lo que disgustaba del meatspace y hasta sus más acérrimos evangelistas sienten que algo se corrompió en el proceso.
Creo que este resultado agridulce es visible en la adopción masiva del smartphone, que es un dispositivo de entretenimiento, no de trabajo ni de aprendizaje. A mí me gusta coleccionar computadoras viejas, pero preferiría ya no tener celular y volver al Nokia 3310 que usaba hace años.
—¿Nos puedes contar el desarrollo del poema a Keith Richard?
—Fue a través de un documental que me enteré de la increíble anécdota de cómo Richards compuso su canción más famosa. Me pareció genial que coincidiera a la perfección con tantas otras célebres historias de artistas que hicieron sus mejores obras medio dormidos.
—¿Qué fue lo que te inspiró en crear este libro?
—Mientras escribía Código Konami me interesaba mucho la idea de tener un libro que pudiera interesar a mis amigos, a la gente como yo. Los videojuegos y la tele no son temas que abunden en los estantes de poesía y sentí que en estos había una experiencia estética que se merecía ser abordada.
—¿Cuál fue tu proceso creativo?
—Llegué a la poesía por la música. Me aficioné a leer poemas creyendo que me ayudaría a escribir mejores letras para las bandas en las que estuve. Esa manera de llegar a los poemas influyó mucho en la forma en que los escribía. Algo que aún conservo es la idea de disfrutar mientras escribo. No comparto la idea de que escribir sea una tortura. Yo lo disfruto tanto como tocar la guitarra; y lo primero que aprendes con la guitarra es a disfrutar aun cuando te duele tocar.
—¿Cómo llegaste a la editorial?
—Andrés Urzúa me contactó hace ya algunos años, poco después de que publiqué la novela Los suburbios en Cuneta. Su trabajo tanto en los Libros del Pez Espiral como en Provincianos me parecía magnífico y me emocionó mucho la idea de colaborar. Además, yo conocía su libro Tetris, que es más que afín a lo que intenté en el Código Konami.
—¿Qué fue lo que más te gustó a la hora de escribir “Código Konami”?
—Escribí Código Konami a lo largo de muchos años. Algunos de los poemas más viejos los escribí siendo una adolescente, tal vez en 2005; los últimos los hice en 2015. Pese a que viví muchas cosas en aquella década, creo que el libro cobró una forma muy coherente. Creo que ahora Código Konami representa muy bien las lecturas que tenía y las cosas que viví. Me gusta que sea un retrato fiel de aquel entonces, con el que aún me identifico.
Eres un escritor muy exitoso y con una gran facilidad para plasmar en papel la vida que te rodea ,muchas felicidades