Por Magdalena Vigneaux A.
La no-ficción ha sido el género que, probablemente, ha dado a Emmanuel Carrère fama internacional. Sus novelas relatan historias reales y el autor ha llegado incluso a afirmar que no escribe romans–novelas–, sino memories–memorias. Como fuere, sin duda comportan el carácter ficticio propio de la novela en cuanto, por más que se basen en hechos reales, es el autor quien debe llenar los vacíos. Más aún cuando Carrère no pretende una objetividad –a diferencia de Truman Capote, quien se ha considerado el padre de la non-fiction novel–, sino que quiere poner de manifiesto que se trata de su punto de vista y es por ello que opta por narrar en primera persona.
Anagrama ha reunido tres de sus novelas de no-ficción en un solo tomo de la Colección Compendium: El adversario (2000), Una novela rusa (2007) y De vidas ajenas (2009). Cada una de ellas ha sido publicada, además, de manera independiente en la Colección Compactos de la misma editorial.
El adversario
Esta novela está basada en la historia de Jean-Claude Romand, un hombre que asesina a su mujer, sus hijos y sus padres e intenta, sin éxito, suicidarse. Sin embargo, no son los múltiples asesinatos ni el hecho de tratarse de su propia familia lo que hace a Carrère interesarse por el caso, sino lo que al poco andar revela la investigación: el hombre no era médico, como pretendía ser, pero tampoco era ninguna otra cosa. En consecuencia, el autor se pregunta por el día a día de este personaje; cómo hacía para sostener la impostura.
A lo largo de la novela, el autor, a la vez que responde esta interrogante, va reflexionando sobre la naturaleza humana. Además, muestra el mismo proceso de construcción de la novela y la problemática sobre el punto de vista desde el que abordar un crimen tan horroroso.
Una novela rusa
Un hombre húngaro que ha pasado cincuenta y tres años en un hospital psiquiátrico de Kotelnich, una pequeña ciudad al noreste de Moscú, es encontrado por azar y se ordena su repatriación a Hungría. El mismo año en que había desaparecido este hombre desapareció otro: el abuelo materno del autor, quien, a diferencia del húngaro, nunca regresó. Así pues, Carrère emprende un viaje a Koltenich, sin un propósito muy claro, pero esperando que este pueblito le dé una especie de respuesta que le permita exorcizar el fantasma de su abuelo. En forma paralela, su relación con Sophie atraviesa una crisis, que intenta salvar dedicándole en Le Monde un relato erótico que ella deberá leer bajo ciertas condiciones.
Esta novela nos habla de las imprevisibles, y a veces terribles, respuestas que nos da la realidad cuando elaboramos planes para dominarla. También, del amor, la infidelidad, los celos, la locura, el horror y, sobre todo, del sufrimiento y de las consecuencias de prohibirse sufrir. Finalmente, Una novela rusa plantea la escritura como una posibilidad de cerrar las heridas.
De vidas ajenas
Esta novela, como sostiene el propio Carrère, puede ser leída como el opuesto o el positivo de El adversario. En esta última, Jean-Claude Romand, el protagonista, es la mentira y la desgracia personificadas, mientras que, en De vidas ajenas, Juliette y Étienne, dos de los personajes principales, encarnan la justicia y la verdad.
En De vidas ajenas, se relatan las muertes de dos Juliette –la de una pequeña niña y la de una mujer de poco más de treinta años– y se muestra cómo estas afectan a sus seres queridos y parientes más cercanos. Este relato, por tanto, nos habla de la muerte –y su contrario: la vida–, pero sobre todo del amor y los afectos. Además, aborda temáticas como la enfermedad, la discapacidad y la justicia.
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*Magdalena Vigneaux Ariztía es Licenciada en Letras Hispánicas de la Pontificia Universidad Católica de Chile y Magíster en Literatura de la Universidad de Chile. Ha realizado ayudantías en varias oportunidades, entre las que destacan la de la cátedra de Lengua Latina y su participación en el Programa de Lectura y Escritura Académicas de la Pontificia Universidad Católica. Ha participado en proyectos Fondecyt y Fondart centrados en estudios literarios. Sus intereses se dirigen a la documentación literaria, la edición de textos y la filología española.