Rastro de luz
Para Darío López Luis.
El amor vive para siempre.
Mi marido va dejando un rastro de luz por donde pasa, como un caracol que señalase su camino. La luz de la cocina, el pasillo, luego el baño y también la recámara. “Apaga la luz”, le digo, “no está bien desperdiciar”, y una por una las voy apagando hasta llegar a la lámpara de la mesa de noche, donde coloqué nuestro retrato de bodas el día en que él falleció.
Quiromancia (1)
Leo el futuro en la palma de la mano y por eso en las noches, cuando ellos están dormidos, tomo sus manitas y alargo las líneas que deben ser alargadas, acorto otras, enderezo y rectifico bifurcaciones, profundizo curvas y redirecciono. Qué cosas no haría una madre para que sus hijos sean felices.
El pozo
Para Julia López, creadora de historias.
De niña me gustaba ir al pozo y lanzar palabras.
–Hola.
–Hola –me respondía el eco.
–Aquí estoy.
–Aquí estoy.
Y yo me reía.
Frases en idiomas inventados. Secretos. Historias. Sueños. El eco lo devolvía todo y yo me reía. Pero me fui haciendo mayor y eso de lanzar palabras parecía una chiquillada. Me acerqué por última vez al pozo.
–Me voy –dejé caer al fondo.
Hasta mis oídos llegó un “adiós” casi inaudible.
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Paola Tena (México, 1980) es pediatra y escritora. Imparte talleres literarios y de elaboración de fanzines. Ha participado en varias antologías de microficción, entre ellas Señales mínimas, (2012); Érase una vez… un microcuento, (2013); Saborea la locura (2013), Vamos al circo (2017), Las musas perpetúan lo efímero, (2017); Cortocircuito, (2018); Resonancias (2018) y Colección Bestiario, (2019). Ha publicado los libros Cuentos Incómodos (2019) y Mini Bestiario (2020) en Cartonera Alebrije y Las pequeñas cosas (2017).