Jessica Sequeira (San José, California, 1989) ha publicado la novela Una ostra furiosa (Dostoyevsky Wannabe), la colección de cuentos Rombo y óvalo (What Books) y la colección de ensayos Otros paraísos: Acercamientos poéticos al pensar en una edad tecnológica (Zero), y ha traducido más de 15 libros de escritores latinoamericanos al inglés. Actualmente vive entre Cambridge (Reino Unido) donde cursa su doctorado y Santiago donde colabora con la Fundación Pablo Neruda. Acá conversamos a propósito del trabajo que realizó con la edición y traducción de Santiago (Dostoyevsky Wannabe, 2019), una muestra de 28 autores chilenos para la prestigiosa editorial de Manchester, un hito que da a conocer un panorama amplio de narradores de manera bilingüe en un catalogo que busca reunir autores a través de una veintena de las urbes más importantes del mundo. Su novela Una ostra furiosa, tiene a Pablo Neruda como eje central de una investigación cientifíca a través de las tormentas. Pronto irá a Zurich a dar un taller «Playful and Poetic. Creative Responses to Technology» en la Zürcher Hochschule der Künste (Escuela Superior de las Artes de Zúrich) y antes un taller durante septiembre en el Espacio Estravagario de la Casa-Museo La Chascona: «Reescritura del viaje a Oriente de Pablo Neruda».
¿Cómo te ha marcado la literatura chilena en estos años a caballo entre Chile, EEUU e Inglaterra?
Creo que más que nada estoy muy agradecida por haber encontrado gente totalmente dedicada a la literatura, que viven la literatura como una parte fundamental de sus vidas, algo lúdica, espiritual y filosófica. Escribir es un acto solitario pero es muy enriquecedor encontrar comunidades de personas con una búsqueda parecida.
En tu novela La ostra furiosa, Neruda es una especie de fantasma que intercede a través de la máquina de una científica para involucrarse en historias disparatadas. ¿Por qué te interesó Pablo Neruda?
Es un gran espíritu detrás de la poesía y de la literatura, un gran espíritu entre muchos. El libro fue una especie de metáfora de eso, con el argumento serio de que los muertos tienen el poder de intervenir en nuestras vidas. Un muerto puede ser una persona o un libro, que llega para cambiar nuestra consciencia.
Trabajas el ensayo, la novela, la poesía, la reseña y la traducción, además de ser editora de una página inglesa de literatura, qué significan para ti cada una de estas actividades, como las compatibilizas y desarrollas?
Todo forma parte de la literatura y también son procesos vitales. Disfruto traducir, editar, investigar, etc porque son formas de entrar otras mentes y períodos de tiempo. Para hilar recuerdos y conceptos, hay que ir más allá de una misma.
Tu padre es hindú -qué es lo que más interesa de esa inmensa tradición literaria que conoces bien–, y como esperas unir esa tradición con tu dominio de la cultural literaria latinoamericana, en la que has traducido más de 30 autores al inglés?
Lo que me gusta de la India es que no hay una «India», son muchas tradiciones y lenguas que coexisten en un lugar geográfico, y el inglés tiene un lugar importante ahí también para bien o para mal. Podría decir algo parecido sobre Latinoamérica.
Me fascinan la literatura mística y mitológica, desde la poesía bhakti hasta los cuentos de hadas, y la manera en que escritores de estas dos tradiciones han leído y adaptado sus lecturas de otra parte, muchas veces refractadas por el inglés. Me gusta la idea de que escribir es tomar elementos de la tradición y trabajarlos en el presente.
¿Qué libros marcaron a fuego tu vocación literaria?
-Siempre admiré Lawrence Durrell y su cuarteto de Alejandría, que es una exploración de la identidad, el amor, la vida urbana y la tradición gnóstica desde distintas perspectivas. Es un proyecto ambicioso, escrito con una voz íntima pero poética.
Crecí con libros de R.K. Narayan, Dostoyevsky, V.S. Naipaul, Los Versos del Capitán de Neruda y muchas novelas clásicas de autores ingleses, franceses y rusos, y creo que están en mi ADN literario y extraño sentido del humor.
Encontrar escritores-traductores como A.K. Ramanujan para mí fue clave, como modelo de una manera de vivir.
En estos días admiro escritores contemporáneos como Anuradha Roy y Orhan Pamuk, que tienen un tono simple y tranquilo pero profundo, atento a los detalles.
Aprendo mucho de mis traducciones también, de autores como Rafaela Contreras, Teresa Wilms Montt, Adolfo Couve y Winétt de Rokha, con su sorprendente uso de lenguaje e imágenes.
¿Qué es lo más te gusta y lo que menos de Santiago de Chile?
La poesía y las humitas por un lado, por otro el smog.