Nación Marica fue reeditado este año por la editorial Los Perros Románticos. Este libro como lo dice su propio autor: «intenta responder al debate de las transformaciones del activismo- sexodisidentes». Te invitamos a leer la entrevista al escritor nacional Juan Pablo Sutherland donde nos habla sobre la segunda reedición de su gran libro.
—¿Cómo fue tu reacción que Nación Marica iba a la segunda edición?
—Nación Marica, ha funcionado como un archivo marica en proceso, es decir, desde su nomadismo virtual en internet, fotocopias y pirateos, ha sido un texto que no solo da cuenta de un ánimo de época, sino más bien que se ha ido fortaleciendo y transformando en un catálogo de las discusiones sobre identidad sexual, memorias kuir, performance, activismos y prácticas culturales, violencias y teoría bastarda. La segunda edición del libro fue un deseo, no solo mío, sino de muchxs lectores y activistas que necesitaban un nuevo momento del libro, que lo veo más bien como una maquina deseante. Es decir, veo los textos y sus efectos como un deseo provocador de activismo minoritario o insolente, en un campo de movimiento habitual como la escena pública y que intenta responder al debate de las transformaciones del activismo-sexodisidente.
—¿Cómo ves hoy el movimiento homosexual en Chile en comparación post dictadura?
—Para responder, hay que dar una vuelta inicial. El movimiento homosexual que surge en contexto de la frágil transición democrática a inicios de los 90 tuvo que pelear muy duro en el escenario que navegaba. Es decir, penalización de la sodomía, discriminación sistemática del mundo de las diversidades sexuales, expansión del sida y la homofobia imperante de la sociedad chilena. Solo pensar en ese contexto, marca una diferencia con el movimiento actual. Es decir, hoy en innegable los avances en demandas por la igualdad de derechos y la legitimidad de estas y que, sin el momento anterior no hubiese sido posible. La sociedad chilena es contradictoria, puede avanzar en cuestiones legales que eran muy difíciles de lograr en décadas atrás, pero de igual manera no toda se resuelve con los gestos institucionales, siempre hay un horizonte cultural más complejo. Incluso decir hoy día, nominar «movimiento homosexual» no daría cuenta de las transformaciones del activismo sexodisidente, pues hay subjetividades del mundo de las disidencias sexuales que no se visibilizaban 30 años atrás (trans-travesti-kuir) el lenguaje aquí es relevante, las comunidades críticas y anti-normativas ponen en escena nuevas formas de pensar el activismo sexual, que marcan diferencias con las organizaciones del mundo de la diversidad sexual más institucional. Hoy diría que el mundo del activismo crítico ha incorporado lenguajes, formas, disidencias que amplían los horizontes para entender las transformaciones que incluyen las sexualidades críticas, pero que no terminan ahí. Hay mayor complicidad orgánica y cultural con el feminismo, la ecología, las demandas de otras comunidades (perspectiva de-colonial) Junto con las crisis globales, los activismos sexos disidentes se vuelven más complejos y no solo interrogan al sistema sexo-genero tradicional, sino que piensan además globalmente en las crisis del capital y los efectos en sus comunidades. Confío más en las comunidades críticas conectadas con las luchas globales y locales. Pensaría una transformación dialéctica en el activismo sexual-marica al sexo-disidente pues cada contexto exige nuevos lenguajes y formas de comparecer. Haría la pregunta si estamos a la altura de pensar esas transformaciones en los cruces entre politización de cuerpos, reorganización de saberes subalternos, pensar los comportamientos sexuales y sus transformaciones tecnológicas, culturas del goce y nuevas violencias en el espacio público.
—La tapa del libro y las fotografías al interior juegan un rol relevante, ¿cuál es ese?
¯Pienso mis libros como máquinas deseantes, muy ligado a pulsiones propuestas por Gilles Delueze y Félix Guattari. Es decir, configurar un objeto político-estético que intervenga y perturbe desde su puesta en escena. Desde ese lugar Nación Marica trabaja la idea del archivo marica, pero además de las transformaciones de los últimos 30 años en el campo de las disidencias sexuales en Chile y globalmente. Ese deseo exigente y problematizado, me condujo a diseñar la visualidad del libro como un relato más y escapando de cualquier animo ilustrativo o decorativo de las imágenes, es decir el libro rinde tributo a artistas visuales, fotógrafos, actores, escritores, activistas, performanceros, que contribuyeron a pensar nuevas estéticas del discurso crítico al ordenamiento heteropatriarcal. Con esto incluyo a diferentes generaciones, viejos y jóvenes. Me parece interesante además el dialogo intergeneracional como por ejemplo entre Paz Errázuriz (Manzana de adán) y Zaida Gonzales (hija de perra) que, en su tiempo, cada una retrata la pulsión que les ha tocado vivir. Hay una gran cantidad de artistas que admiro y que también en muchos casos son amigos, incluido Pedro Lemebel, Alfredo Castro, Julia Toro, Álvaro Hoppe, Copello, Felipe Rivas, Paloma Castillo, Maca Rodríguez, Armando Gajardo, Johny Aguirre entre algunos de quienes en complicidad integran el libro. La portada también es un bello gesto de sintonía con Esther Margarita, escritora trans y performancera que acompaña el libro con un autorretrato.
—¿Qué es ser queer en Chile?
¯Habitualmente digo que antes de teoría queer en América Latina hemos tenido literatura y escrituras sexo disidentes que desordenaron críticamente las secuencias heteronormativas: mujer-hombre, masculino-femenino, clase, subalternidades, lo popular, binarismos, etc. Es decir, Sarduy, Perlongher, Lemebel, Puig, José Donoso, Lamborghini, Diamela Eltit, Malú Urriola, Eugenia Prado, Carmen Berenguer, Eugenia Brito entre algunos destacados. Desde ese lugar las escrituras pudieron desplazarse con mayor nomadismo y flexibilidad para reconocer gestos anti-normativos. Lo queer a estas alturas puede estar al límite del fetichismo académico y la despolitización de prácticas que surgieron en un momento para criticar el ordenamiento hegemónico de política de representaciones de lo gay que ya habían alcanzado una institucionalización que los dejaba sin latencia política disruptiva. En Nación Marica, pensemos un libro de más de 13 años desde su primera edición, discutía esa emergencia y su problematización. Compartía la crítica a las nociones de identidades sexuales que dejaron su pulsión crítica y se fosilizaron. Creo que ese ánimo inicial del KUIR, siempre estará presente en el activismo critico-sexual para cambiar los horizontes establecidos de las institucionalidades homonormativas tanto global como localmente.
—¿Dónde podemos encontrar el libro?
—El esfuerzo de la nueva edición de Nación Marica hay que destacarlo con la editorial Los Perros Románticos, su notable equipo editorial, y de Christian Aedo editor, editor de la primera edición y nuevamente de la segunda, que, con un trabajo maratónico, se ha logrado un libro de muy buena factura, es un objeto estético-político en sí mismo, muy bien logrado con sus 300 páginas y más de 40 visualidades de notables artistas, fotógrafos, activistas. El libro se puede encontrar en gran parte de las librerías en Santiago y en regiones. También se puede consultar al sitio de la editorial https://www.losperrosromanticos.cl/