Lila Calderón conocida escritora, artista visual y poeta nacional conversó con nosotros acerca de cómo es a la hora de crear sus distintas obras de artes, de trabajar en Ediciones del Gato, sobre la pandemia (en especial acerca de que, aunque estemos aislados, estamos conectados) y de qué recomienda para leer.
– Eres versátil, ¿cuál es tu fuente de inspiración a la hora de crear?
-Todo me inspira. La tierra y su pasado, la historia, un río que atraviesa la ciudad, los árboles que se mecen con el viento, una tempestad, el amor, la gente que transita por el día a día con sus problemas y temores de siempre. Alguien que nace o muere, las sorpresas de la memoria, el olvido, la cordillera y su muro imponente, el oleaje salado, la marea del tiempo. El paisaje abierto de la creación. La extraña familia que somos con todas sus redes abrazadas a las raíces del universo. Y todo aquello que quisiera cambiar por injusto, cruel, insensible y que ha excedido el límite de lo que considero humano.
-¿Cómo ha sido ser escritora, poeta, artista visual en Chile?
-Ha sido natural, como jugar con las posibilidades del lenguaje que finalmente considero uno y el mismo. Me gusta experimentar con las piezas y los códigos y lo que me guía es muy visceral e intuitivo en su primer momento. Luego lo observo y me lo explico y le busco sus razones para expresarlo con sentido. Me estimula esa fuerza de componer y recomponer teniendo en claro que jamás surgirá algo nuevo, es un reciclaje eterno dentro de la memoria colectiva, el placer está en sostener la hermandad de los sonidos y la palabra, la imagen, los aromas, las ideas que palpitan en diversas historias y personajes.Las luces que marcan el camino y sus sombras, la ilusión, el color que se derrama sobre los objetos. Las preguntas permanentes y sus ecos me han llevado a expresar lo que siento y soy a través de distintos medios y plataformas. Todas me interesan y me hacen sentir sus intensidades a la hora de combinarlas, sedarlas o hacerlas estallar. El resultado no me preocupa tanto ni me conmueve como el proceso de buscar en la narrativa, la poesía o el arte un espacio compartido en esta torre de Babel. Quizás fue más complejo por ser mujer, pero eso es similar en cualquier lugar del mundo.
– ¿Cómo ha sido trabajar con Ediciones del Gato?
-Una experiencia muy fructífera, se produjo una gran amistad con mi editora Lilian Flores Guerra y hemos vivido momentos valiosísimos. Hemos materializado diversas publicaciones, viajes a ferias del libro y organizado presentaciones en muchos lugares. Ha sido estimulante y sin tensiones. Ella es muy rigurosa y las dos somos trabajólicas,nos gusta cumplir nuestros planes, plazos y proyectos. Trabajando con Ediciones del Gato siento que puedo ser yo en plenitud. Hago puestas en escena y performance en las presentaciones de novelas infantiles y ese aspecto funciona muy bien y para mí es importante.
-¿Has escrito durante la pandemia?
-Bastante, la palabra ha sido mi refugio para conectarme al aire libre desdeesta cárcel planetaria. He sentido que sólo es posible resistir tanta oscuridad a través de la creación. No importa sobre qué escriba o reflexione, lo crucial es sentir fluir la vida a través de las frases como mantras, que son capaces de iluminar un nuevo mundo. Porque desde este que estamos abandonandosolamente nos llevaremos la conciencia recuperada y la pasión de soñar una dimensión trascendente y significativa para la humanidad que agoniza, que está dejando de respirar y tiene miedo.
-¿Crees que en nuestro país se lee más?
-Se lee en distintos soportes, plataformas y formatos. Se lee a solas, se lee en círculos virtuosos. Se lee entre el ruido y la incertidumbre, se está leyendo en la pantalla y se están aprendiendo nuevas formas. Pero muchos lectores estamos releyendo más en papeles y papiros durante esta pandemia.
-¿Qué es para ti la literatura?
-Creer que es posible volver a empezar desde el huevo o la gallina sobre la tierra en blanco.
-¿Crees que durante la pandemia saldrán nuevos cuentos, novela, arte en general?
-Pienso que se escribe y crea más. Estamos encerrados pero conectados. La proliferación de talleres literarios que observo en estos meses así lo deja ver. A través de las plataformas virtuales se comparten en vivo crónicas, cuentos, poemas y reflexiones. Se están organizando exposiciones de pintura cuyo tema es este presente epidémico global con todo lo que trae de horror y tiniebla, y de solidaridad extrema. De desconfianza hiperbólica y de esperanza metafísica, de interrogante muda y de sabiduría popular, de anunciada indignidad y dolor y mueca. De mancha, texturas y sombras esparcidas sobre telas rotas y bolsas de basura. Habrá mucho que contar y que cantar. Y películas que ver. Y otro mundo para contenernos.
-¿Qué es lo que tratas de reflejar en tu obra?
-Quiero que se refleje la poesía en todo lo que hago, porque estoy siempre viviendo en ella, quiero que se pronuncie esa capacidad de maravillarse y jugar con los elementos de cualquier sistema de signos y obligar a retirar del corazón esas cortezas de árbol seco que nos van envolviendo en la pesadumbre de la cotidianidad. Creo que no tengo otra intención que liberarme yo de ese lastre y abrir posibilidades para mostrar otras relaciones y vidas posibles. Que todo fluya en justicia con lo mejor de la humanidad liberada por el derecho de vivir en paz. Y eso creo que es la felicidad verdadera.
-¿Qué escritora/o nacional nos recomiendas?
-Gabriela Mistral, Marta Brunet, Nona Fernández, entre otras escritoras chilenas que prefiero no nombrar aquí porque son muchas.
-¿Cuál género narrativo es el más cómodo para ti?
-Escribo paralelamente poesía y novelas infantiles. Me gusta también el cuento breve fabulesco, con mucho humor e ironía. El ensayo subjetivo aparece de pronto a seducirme,pero lo evado con delicadeza.
Nota: La foto portada del libro la sacó Lila Calderón y la imagen dentro del camafeo es un detalle de una pintura hecha por ella.