Emerson Pérez, Octavio Espinoza y Nicolás Brino fundaron Los perros románticos en el verano del 2013. Con más ganas que presupuesto apostaron por un proyecto necesario e interesante que erigiéndose como un bastión de la literatura independiente hoy está cumpliendo años.
El comienzo de todo fue una librería que estaba en la esquina de Santo Domingo con Miraflores. Contrario a lo que se podría llegar a creer, Living no solo fue un espacio de venta de libros y vinilos, también fue un lugar de reunión por el cual deambuló el mundillo literario local. Además de realizar talleres y lanzamientos de libros, tenían como bandera darle prioridad y rodaje a la literatura independiente, ese motor político-narrativo en donde se ha podido desarrollar la narrativa experimental chilena de los últimos años, que alejada de los grandes medios editoriales propone un discurso refrescante dentro de la literatura criolla de los últimos veinte años.
Quizás por esta apuesta cargada de idealismo -pero también de convicción por un proyecto que era necesario respaldar-, la librería tuvo que cerrar sus puertas. Estos tres amigos, lejos de querer bajar las banderas, apostaron por continuar siendo Los perros románticos, creando su propio sello editorial, que con libros gráficos, infantiles y futboleros rompió las fronteras de lo convencional en todas sus formas.
En esta ocasión, queremos recomendarles tres imperdibles de Los Perros Románticos, que desde distintos lugares levantan proyectos para seguir problematizando las arcas de la literatura nacional.
Daniel Rojas Pachas. Rancor.
Daniel Rojas Pachas es un escritor de Arica que lleva varios años radicado en México. Mientras cursa un doctorado en el cual prepara una tesis sobre Enrique Lihn, desarrolla un proyecto de ficción que con el paso de los años está tomando el espesor de una obra. Rancor es una novela híbrida en la cual conviven los géneros del cómics y de la novela fragmentaria. Hay una retroalimentación de espacios que Rojas Pachas sabe manejar, pues la ambición que el texto propone nunca lo desborda ni sobrepasa, conoce ese terreno disperso en el cual nada se sabe con exactitud. La novela -o los rompecabezas que tenemos de ella- comienza con un femicidio. Junto al cadáver se encuentra un computador con un archivo y un manuscrito que lleva por nombre Rancor. Este es el punto de arranque de un libro breve, pero intenso, que nos lleva por parajes siniestros en donde nada parece tener conexión.
Juan Carreño. Budnik.
Carreño es uno de los poetas chilenos más mediáticos de los últimos años. Con ya varios libros de poesía en sus espaldas, en Los perros románticos apostaron por publicar el año 2018 Budnik, una novela que podríamos situar bajo los dogmas del realismo delirante. En un texto intenso que no admite pausas ni respiros, los desechados por las políticas de libremercado preparan un contraataque -cargado de una épica política anclada en los metarelatos- con los que volver a poner en el ruedo los motores de la historia. En la primera parte de la novela, un adolescente se va de la casa de sus padres (aburrido de golpes, peleas, borracheras, hambre, precarización laboral), se queda a vivir debajo de un tubo marca Budnik. Mientras dibuja, sueña e imagina repasa sus aventuras en supermercados e incendios, mostrando un presente decadente -sin el panfleto de la victimización- en el que los abismos no dejan nunca de sucederse. La segunda parte del libro es un muestrario de los dibujos que realiza el protagonista por las distintas periferias por las cuales deambula, representando vidas mínimas y desiertas en las que las esperanzas no califican. Budnik es una novela extraordinaria, muy recomendable, necesaria de leer y también de estudiar, pues una aproximación teórica sería un complemento perfecto para un texto explosivo, del cual me atrevería a decir que con el correr de los años será leído como un libro de culto.
Nicolás Campos Farfán. Te convertirás en un extraño.
Te convertirás en un extraño es un libro de cuentos en el cual los silencios funcionan como la piedra de angular de vidas pausadas. Estamos ante existencias ausentes que no tienen épica ni particularidades, por lo que ante los ojos de muchos podrían ser calificadas como aburridas y poco interesantes de ser retratadas. Este conjuntos de gestos nimios -quizás olvidables- para Campos Farfán se articulan como un motor narrativo, pues logra cuajar en su pluma existencias llenas de traumas y silencios. La gran virtud de este libro de cuentos, es hacernos creer que nada está sucediendo cuando ocurre todo lo contrario, en el momento en el que se atraviesan campos de quietud se están desarrollando tormentas que golpean al lector con la bestialidad de lo que se encuentra agazapado. Un libro que combinan ternura y ferocidad, de un autor para seguir teniendo en cuenta.