Por Francisco Ramírez.
Es una «confabulación», por cierto.
Y existieron múltiples accidentes e incidentes para que aquello sucediera y tuviera lugar en este mundo, donde no faltaron sabias palabras, llenas de humanidad, que clamaban en torno a si tal decisión valía o no la pena.
Pero en aquel momento eso parecía algo muy secundario, pues una suerte de convencimiento guiaba tal lógica (tan ilógica, por cierto) y le daba una cercanamente legítima razón de ser, más allá de las distancias, las lunas intercontinentales, los idiomas y las historias irreconocibles, pues algo latía… y si latía es porque estaba con vida.
Fue un sueño.
— ¡Te he extrañado tanto!
—Yo también.
—No ha pasado un día de mi vida en que no te haya visto y querido estar contigo, pese a los miles de kilómetros que nos separan.
—He sentido algo muy parecido. De hecho, no ha pasado un día de mi vida en que no te haya visto y querido estar contigo, pese a los miles de kilómetros que nos separan.
—He visto tu rostro frente al mío, miles de veces.
—Es curioso. Yo también he visto tu rostro frente al mío, miles de veces.
—Siento tu respiración.
—Yo siento la tuya.
—Te he acariciado tantas veces.
—Y yo a ti.
—¿De verdad?
—No usemos una palabra tan innoble. Digamos que sí.
—No te puedes imaginar cuántas veces me he hundido en tus ojos.
—Lo he sentido. De hecho, estoy casi ciega, extrañamente. Supongo que algo hiciste con ellos.
—Te he besado por horas, sin detenerme. He pensado algo: que si lo hacía, estaríamos nuevamente juntos.
—Me veo recostada contigo en una playa, dejando que la vida transcurra, mientras el sol me da el olvido y puedo pensar en un futuro mejor.
—Es un tanto raro esto. He tenido visiones muy similares. He estado en esa playa, recostado a tu lado, y he dejado que la vida transcurra, olvidándolo todo y pensando en el futuro. De seguro, me estoy volviendo loco.
—No, no lo estás. Si lo estuvieras, esto no pasaría de una simple alucinación. Y eso no justificaría que sienta tus besos tal como si estuvieras besándome ahora.
—Estoy frente tuyo y podría unir mis labios a los tuyos en este mismo instante.
—No, no puedes hacerlo. Si llegas a rozar mis labios, desapareceré.
—He reflexionado algo y largamente: creo que tú y yo deberíamos casarnos.
—Es curioso: yo también lo creo.
—Creo que tú y yo deberíamos tener un hijo.
—¿Extraño, no? Siento a tu hijo en mis entrañas.
La imagen se congela. Todos los sentidos humanos desaparecen, salvo la visión.
Ellos, los del sueño, por supuesto siguen en su curiosa fantasía.
Es una confabulación, por cierto, y existieron múltiples accidentes e incidentes para que aquello sucediera y tuviera lugar en este mundo en el que no faltaron sabias palabras llenas de humanidad que clamaban en torno a si tal decisión valía o no la pena, pero en aquel momento eso parecía algo muy secundario, pues una suerte de convencimiento guiaba tal lógica (tan ilógica) y le daba una cercanamente legítima razón de ser, más allá de las distancias, las lunas intercontinentales, los idiomas y las historias irreconocibles, pues algo latía… y si latía es porque estaba con vida.
El cuadro está en un museo de Praga y se llama «Un atardecer».
Por lo general, la gente tiende a pasar de largo cuando lo ve. Al fin y al cabo, no representa más que un atardecer en una playa en el que una pareja está recostada. ¿Qué podría tener de embriagador y novedoso eso?
Sin embargo, mientras tanto, el producto de ese amor sigue su curso y pronto llegará al «mundo real».
_________________________________________
Francisco Ramírez, periodista y escritor. Este relato pertenece al volumen inédito de cuentos El Círculo Infinito, proyecto que fue premiado con puntuación máxima por el concurso del Fondo del Libro 2018 en el modalidad Creación. Además de colaborar con Lector.cl, ha publicado textos en diversas plataformas digitales literarias.
A nivel profesional, se ha desempeñado en medios de comunicación y organismos estatales. Igualmente, trabajó en la cadena rusa de TV «RT en español», residiendo en Moscú por más de tres años. Tal experiencia motivó la redacción del libro Una Odisea en Rusia (también inédito), algunos de cuyos textos han sido publicados en Lector.cl, Letras de Chile y El Desconcierto.cl, entre otros, manteniendo una página de Facebook del mismo nombre.