El escritor nacional, Nelson Pedrero, lanzó bajo Provincianos su libro Corazón tan puto, una novela llena de historias que cautivan y personajes singulares. Te invitamos a conocer más sobre este trabajo, la inspiración del libro, entre otras cosas.
—Cuéntanos sobre ti
—Bueno qué puedo contarles sobre mí. La verdad es que yo soy guionista desde el año 2003, en que formé parte del equipo de Los Pincheira, es decir hace casi 20 años, y desde pequeño tuve siempre una gran afición, un gran gusto por la lectura. Recuerdo que cuando era chico y había muchas más librerías que ahora, uno de mis grandes placeres, uno de mis grandes recuerdos de esa etapa, es haber ido a alguna de estas librerías y haber podido comprar el libro que yo quería leer. En ese sentido uno de los recuerdos más bonitos que tengo de mi infancia es con mi padre yendo un día sábado junto a mis hermanos a una librería que quedaba cerca de Recoleta, donde vivíamos en ese momento, para para llevar el libro que nosotros quisiéramos. Ese gusto por la lectura y posteriormente por la escritura, me llevó a participar en algún concurso literario en el colegio, en el Instituto Nacional dónde estudié, y dónde recibí la formación de lujo de maestros como Luis Elmes y otros, y también a participar de talleres literarios en distintos momentos de mi vida, y también posteriormente a desarrollar un trabajo profesional como guionista en la televisión escribiendo telenovelas. Por tanto puedo decir que desde siempre he estado ligado al mundo de la escritura sea como lector o como autor.
—¿Cómo nace la idea de usar polifonía en tus historias?
—Me preguntas cómo surge está escritura polifónica, es decir con distintas voces que se van mezclando, intercalando, superponiendo, y la verdad tengo que ser absolutamente sincero y decirte que no tengo idea. Yo creo que de alguna forma en mi mundo interior he ido procesando las escrituras que he ido conociendo y admirando en el curso de mi amor por la literatura, por ejemplo me fascinó La casa verde de Vargas Llosa, aun cuando en el primer minuto de la lectura prácticamente no podía avanzar, de hecho tuve que retomar la novela calculo unas veinte veces antes de poder decir que estaba dentro de la novela, dentro de la historia, y que me podía mover en ella con fluidez y por tanto terminar la lectura. Y así en mi formación en la infancia, y sobre todo en la adolescencia y en el Instituto Nacional, donde me considero un privilegiado por haber recibido una educación que hoy día consideraríamos premium, tuve la oportunidad de conocer autores como el mismo Vargas Llosa, Cortázar , Juan Rulfo , García Márquez y otros que de alguna forma te plantean una escritura no convencional , no lineal, y que a mí me voló la cabeza como lo hizo con la generación en la cual surgieron estos autores y por lo que se hicieron reconocidos y apreciados, justamente por su innovación, su creatividad. Entonces de alguna forma Corazón tan puto es un heredero o tributario de esta narrativa que busca recorrer caminos nuevos o no trazados. Y por supuesto, al mismo tiempo no tengo la ingenuidad de creer que estoy inventando la rueda. Ahora, está novela fue escrita en 1997 o 98 y claramente hoy día si trabajara esta historia, probablemente la escribiría de otra forma, porque ya no soy el mismo Nelson Pedrero de esa época.
—¿Qué te inspiró para hacer Corazón tan puto?
—La inspiración inicial de la novela viene de una circunstancia , de un encuentro que tuve justamente en el barrio El cortijo con unos amigos de aquella época , que generó en mí una observación del modo de relacionarnos entre las personas, que se me quedó dando vueltas adentro hasta que cuajó un día en un cuento y finalmente en esta novela. Estaba yo con unos amigos tomándonos unas chelas en un restaurante, cuándo llegó un amigo gay de mis amigos, llamado Javier, a quién yo no conocía. Y ahí se produjo una interacción que para mí fue bastante llamativa. Mis amigos cada dos o tres palabras hacían un chiste relacionado con la orientación sexual de nuestro amigo Javier. En ese momento tuve la sensación de que la orientación sexual de Javier les generaba un desafío personal, sentía que en cierta forma no podían aceptar completamente esta realidad que estaba frente a ellos, aunque fuera su amigo. Y por supuesto la otra inspiración que está muy presente en la novela, ya que su narrador es un gato alcohólico, es mi amor por los animales, los gatos, los perros. De hecho el gusto por el copete de El Chueco, viene en realidad de un perro de mi amigo Sergio Soto, el Chico, que gustaba de bajar a lenguetazo limpio los restos de alcohol dejados en los vasos.
—¿Te saliste de tu zona de confort al momento de escribir?
—La verdad es que sí porque de hecho fue la primera novela que escribí , antes solo había escrito cuentos y por supuesto antes de eso había sido sólo un lector, entonces cuando comencé a pasarme a la vereda del frente, del lector al narrador , al escritor, fue un desafío creativo muy potente y que en el caso de Corazón tan puto fue especialmente desafiante, ya que tenía unos personajes, tenía algunas anécdotas o situaciones y no mucho más, entonces comenzar articular ,a ordenar , a darle un sentido ,una dirección a todo este material , representó un desafío. Lo que me llevó a terminarlo fue la determinación de no dejar de trabajar en la historia hasta que esta se hubiera contado tal como la planifiqué al inicio, desde el comienzo hasta el fin de una jornada que abarca más menos un día, desde muy temprano en una madrugada hasta podríamos decir muy tarde en una noche. Así es que sí, puedo decir y con mucho orgullo y satisfacción por mí mismo , que escribir esta novela me hizo entrar en territorios desconocidos y puedo decir que el resultado fue haber salido victorioso de algo que al comienzo no sabía realmente sí iba a poder lograr o no.
—¿Cómo fue el proceso creativo a la hora de llevar a cabo el libro?
—El proceso creativo, pese a estos obstáculos a los que me enfrente al inicio, fue bastante fluido, ya que tuve la excelente colaboración de los compañeros del taller literario del cual formaba parte en ese momento, el de la escritora Ana María Guiraldes, que además por esas coincidencias de la vida es tía de mi compañero guionista José Ignacio «Chascas» Valenzuela. En el taller fui presentando semana tras semana los capítulos o los avances de la novela. La verdad es que recibir el feedback de los maravillosos compañeros y compañeras que tuve en este taller fue para mí un verdadero apoyo, un verdadero impulso para semana a semana seguir adelante, incluso no estoy seguro si hubiera terminado la novela de no haber estado en ese taller, porque sólo la expectativa de recibir los comentarios amorosos pero al mismo tiempo siempre asertivos y valiosos para seguir creciendo como autor, constituyeron un aliciente para no abandonar la tarea hasta el final. Así es que siempre en mi corazón hay un espacio lleno de cariño de afecto por la gente que conocí en ese taller partiendo por supuesto por la propia Ana María.
—¿Existe alguna similitud con la realidad?
—A ver, no entiendo muy bien la pregunta pero intentando interpretarla… si te refieres a que si hay alguna conexión entre la realidad en este caso de los años fines de los 90 con el mundo retratado en la novela yo diría que sí, porque la novela transcurre en un mundo popular, en un mundo de cosas que hoy ya no existen, como las llamadas quintas de recreo, lugares donde la gente bailaba y al mismo tiempo funcionaban como restaurantes. De hecho, de alguna forma la novela se transformó en una especie de testimonio o documento histórico, porque aparecen mencionados lugares que hoy en día ya no existen, como por ejemplo una revisión técnica que se menciona en la esquina de Santa Isabel con San Diego en Santiago, que efectivamente existía y que hoy en día es la sede de una universidad. De hecho todo ese sector alrededor de la Plaza Almagro hoy en día podríamos decir que tiene carácter de barrio universitario, pero en esos años eso simplemente no existía. Y por otro lado, junto con este podríamos decir realismo bastante pronunciado de la novela, tanto en los retratos de los personajes como en sus hablas, sus expresiones, al mismo tiempo hay una mezcla con lo fantástico, desde el momento en que el narrador de la historia es un gato, pero un gato alcohólico, no cualquier gato y esa mezcla por así decir de realismo con algo que no es realista me surgió de forma bastante natural, porque personalmente yo hablo con mis gatos y con mis perros desde hace muchos años.
—¿Cómo fue trabajar con Provincianos?
—La verdad que trabajar con Provincianos ha sido una delicia, un placer, primero con Catalina Ríos y después con Nico. Me he sentido tratado con mucho respeto con mucho aprecio, tanto hacia mi obra como hacia mi persona y eso solo genera en mi gratitud y ganas de seguir trabajando con ellos, así es que como dicen en el final de Casablanca tengo la impresión de que este es el comienzo de una bonita amistad.
—¿Cómo ha sido el recibimiento del público?
—Por lo que me han comentado Cata y Nico, la recepción ha sido bastante buena en las ferias en las que ha participado la editorial y también en librerías así es que estoy muy contento, y solo espero que los lectores disfruten esta obra que tiene mucho humor, la gente estoy seguro se reirá con cada una de las situaciones que a pesar de ser trágicas siempre están vista desde un lado lúdico, por así decir, o desde el lado del vaso medio lleno y no medio vacío.
—¿Dónde podemos encontrar el libro?
—Bueno entiendo que Provincianos hizo la distribución de la novela en toda la más grandes e importantes librerías, así es que creo que es bastante fácil de encontrar. Además por supuesto en las distintas ferias del libro que comienzan a florecer en esta época del año, seguramente la editorial la va a tener a disposición del público en sus stands.