Domingo, Septiembre 8, 2024
InicioColaboracionesNicolás Poblete: «Aquí vemos la vida que produce la muerte, la actividad...

Nicolás Poblete: «Aquí vemos la vida que produce la muerte, la actividad que genera, en particular, en torno a la animita»

Foto: Mateo Goycolea. Gentileza de la editorial y del autor.

 

Gracias a una alumna Nicolás comenzó a idear y a escribir Succión, una novela llena de estudio y dedicación. Conversamos con él sobre los personajes del libro, el proceso creativo, ciertos símbolos de la cultura chilena, entre otras cosas. Con ustedes Nicolás Poblete.

—Cuéntanos, ¿cómo nace escribir este libro?

Esta narración comenzó a macerarse hace muchos años, cuando una alumna llegó a la clase de lengua y literatura que yo dictaba, y que pedía exponer sobre un monumento nacional significativo o simbólico. Ella ahí habló de la animita de «La niña hermosa», el «Ángel de la carretera», erigida en la carretera del sol, donde murió una joven y que luego se transformó en un lugar de peregrinación. Yo no sabía de esto, y fue una revelación que me causó mucho impacto.

—¿Cómo fue el proceso creativo de Succión?

Fue un proceso creativo, como dices, porque tuve que meterme en el personaje principal, que es una voz muy extrema, implacable. Una vez hecha la investigación, que implicó desde recetas de cocina hasta repasos de obras de teatro, la creación fue fluyendo con naturalidad, pero para encontrar el tono adecuado intenté varias avenidas.

—Los personajes, ¿qué tienen de especial en tu último trabajo?

Son ocho los personajes principales de Succión y cada uno tiene un universo propio. Sarai, que corresponde a la voz narrativa, es una chica de 26 años, profesora de spinning. Ella es la mayor fuerza de la novela, por su tono. Quizá lo más especial es su relación con Alfonso, su padre, pues él la amamantó cuando ella era un bebé, y no hay madre, entonces Sarai es una creación única, una mujer muy peculiar y muy difícil de encasillar. También es una forma de denunciar ciertos catálogos, como cuando uno dice «soy periodista», o «soy abogado», etc. Por supuesto uno no es su profesión, entonces quise hablar de esa paradoja, que rompe expectativas, porque el discurso que desarrolla Sarai no es evidentemente asociable a una profesora de spinning.

—¿Qué simbolizan los peluches?

Los peluches son depósitos simbólicos. En sí mismos son reproducciones artificiales que emulan animales como osos, etc. Pero lo importante es el valor en cuanto proyección, porque su valor es indudablemente alegórico. Es interesante ver que las ofrendas, muchas veces, destacan el valor que tiene el peluche regalado para la persona que lo regaló. El valor lo adjudica el propietario que, luego, se desprende del peluche. Es una transacción que puede verse como una forma alternativa de sacrificio espiritual.

—¿Por qué el nombre del título del libro Succión?

El título que tenía al principio era Usurpación, pero finalmente preferí el más burdo Succión, precisamente porque es más literal y orgánico. «usurpación» me parece un concepto más legal, mientras que «succión» tiene connotaciones más animalescas y grotescas, que es lo que ocurre aquí. La idea es hablar de lo que succionamos en un sentido mercantil, pero también literal, porque es la succión que ocurre en los bebés. Asimismo, el título sugiere el acto de apropiación: de qué causas nos apropiamos y cómo las utilizamos discursivamente.

—¿Cuál es la importancia de la psicología en este libro?

Contrario Subterfugio, que es un thriller psicológico y que tiene a un psicólogo como protagonista, aquí la psicología no es tan relevante. Uno como lector puede hacer una evaluación psicológica sobre los personajes, el modo en que interactúan y se comportan. Sin duda hay mucha excentricidad en el universo de Succión, pero es algo que vemos como espectadores y que ellos mismos no evalúan.

—¿Qué referentes tuviste a la hora de crear Succión?

Uno de ellos fue «Vida después de la vida», de Raymond Moody. Este libro de la década de los 70 causó gran revuelo en su momento, porque allí se recogen testimonios de personas que estuvieron muertas clínicamente pero que sobrevivieron. Es muy interesante leer sobre esas experiencias extracorporales, que tienen comunes denominadores, por lo menos en nuestra cultura occidental, como los túneles de luz, el repaso de la vida en imágenes, la intervención de otras personas en ese momento liminal. También leí mucho teatro y, en particular, repasé Pygmalion, de George Bernard Shaw, donde surge el personaje de Eliza Doolittle, quien, en manos del profesor Higgins, consigue pasar por una mujer de la alta sociedad, disfrazando su bagaje pobre.

—Las animitas, ¿tienen algún referente cultural chileno?

Sí, el gran Oreste Plath escribió sobre las animitas. Él recuerda la costumbre de indígenas altiplánicos, donde se formaban montículos de piedra en lugares que adoptaban tintes sagrados. Claro que hay otras variantes de las animitas en otras partes, España, por ejemplo, pero en Chile hay una verdadera tradición, que mezcla estética y religión en un peculiar combo semi pagano. En general las animitas se dedican a personas muertas prematuramente, o de manera violenta, como en la carretera, y se dice que están más cerca de Dios. En el caso de la animita de Succión, esto ya es otra cosa, hay una mutación donde se ha cruzado el mercado, los plásticos en todos sus formatos. Creo que es un delirio que se ha disparado hacia otra frontera…

—¿Fue complicado escribir esta novela?

Sí, fue complicado al principio, porque el personaje principal, que es la voz narrativa, era demasiado heavy en su discurso, que puede confundirse con la ofensa o la burla. Muy posiblemente no es un personaje «querible» en un sentido convencional. Una vez que acepté su forma de ser, pude desarrollarla con libertad, porque su percepción de la realidad destaca un humor muy discursivo, musical. Al revisar la novela me volví a sorprender con sus observaciones, y confirmé esta comicidad de la que te hablo.

—¿Por qué quisiste abordar el tema de la muerte en tu último libro?

En realidad, aquí vemos la vida que produce la muerte, la actividad que genera, en particular, en torno a la animita. Aquí hay una energía creativa mezclada con la energía mercantil y el consumo. Por eso elegí el epígrafe de María Luisa Bombal, «Ningún gesto mío consiguió jamás provocar lo que mi muerte logra al fin». Y, a continuación, dice: «Ya ves, la muerte es también un acto de vida. No llores, no llores, ¡si supieras!». En estos fragmentos de La Amortajada vemos esta sugerencia. La vida cobra vida con la muerte.

—¿Cómo fue meterse en la vida de los personajes a la hora de escribir la novela?

Sí, te metes en sus vidas, que debes imaginar en muchos aspectos para darles peso. Lo más desafiante fue armar un escenario familiar, una casa, este hogar compuesto por Sarai, Alfonso (padre de ella) y Eliseo (ex jardinero de la casa y ahora cohabitante). Es una familia excéntrica: no hay madre; Sarai, quien en el momento de la narración tiene 26 años, fue criada solo por su padre, el cual incluso le dio de mamar. Me encantó desarrollar estos personajes, imaginar sus pasados y relaciones, y verlos operar en sus cotidianidades.

—¿Qué tan difícil es vivir «el duelo»?

¡Uy, lo difícil es esta pregunta! Creo que cada persona tiene su propio proceso de duelo. Esto es muy loco porque, aunque hay etapas, por ejemplo, las marcadas por la tabla de Kübler-Ross, éstas nunca son tan sincrónicas. El duelo es una zona donde se mezcla lo subjetivo con lo más temporal, quizá hay una disociación del tiempo, en realidad no lo sé. Es muy interesante también observar los ritos funerarios, como el luto, por los protocolos que conllevan, por ejemplo, los siete días de duelo de la Shiva (en el caso del judaísmo) o los atuendos. Fueron reyes españoles los que impusieron el color negro como luto oficial para el catolicismo. En la India, por otra parte, se usa el blanco… El duelo ha de ser una de las prácticas presentes en todas las culturas, lo cual refleja su importancia en nuestro espacio psíquico.

 

Francisca Gaete Trautmann
Francisca Gaete Trautmann
(Santiago, 1985) Periodista de la Universidad Gabriela Mistral. Ha trabajado para revistas, televisión y medios online. Ha seguido cursos de escritura creativa. Le encanta escribir, escuchar música. Vive en Santiago.
RELATED ARTICLES

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Advertisment -

MÁS POPULARES