Álex Saldías está escribiendo una de las obras más interesantes de la narrativa chilena contemporánea. Lejos del autobombo y las luces mediáticas, destaca por una literatura de alto vuelo que pone en entredicho la irritante autoficción. Si bien en Profesor Sísifo se narran las (des) aventuras de un profesor de castellano (Saldías es docente de Lengua y Literatura), consigue darle una vuelta de tuerca a un género que no pretende ir más allá de la punta de una nariz.
Sísifo, un veinteañero recién titulado, trabaja como profesor en un colegio con el que suele entrar en diversas disputas (protocolos, vestimentas, sueldos miserables y zánganos conceptualizados como jefes de UTP). Pese a que el enfrentamiento se dé siempre entre las cuatro paredes de estas redes de poder, la crítica va más allá de la disputa territorial, poniendo en jaque a un sistema educativo que al estar determinado por las políticas de libremercado construye las identidades y formas de un país.
Si vemos solamente hasta aquí el enunciado de la novela, no resultaría un texto novedoso ni refrescante, más bien funcionaría como un refrito sobre la educación chilena, los sistemas escolares y un largo etcétera del que en la literatura criolla ya existe bastante.
La vuelta de tuerca que le da Saldías al tema (con un ejercicio valiente e ingenioso), es contextualizar y referir todo a los mitos griegos. Está presente una intertextualidad que yendo desde Perséfone hasta Zeus (pasando por la piedra de Sísifo que es todo proceso educativo), les otorga a su libro un carácter histórico tanto en tiempo como en espacio, situando sus ejes en las inmediaciones de la triste realidad chilena.
En forma paralela, dotando de hibridez al texto (y quizás también de cierta posmodernidad), Saldías juega con una escritura que se reproduce en distintos registros. Entrevistas ficticias a Bernardo O’Higgins, evaluaciones con alternativas y pruebas de comprensión lectora sobre La continuidad de los parques, habitan distintos planos literarios que al ser una apuesta son también una forma de jugarse la vida.
El texto se emparenta con Richard Nixon School de Cristian Geisse Navarro y El sol tiene color papaya de Daniel Campusano. En ambos libros no solo se desarticula y expone la ferocidad del sistema educativo chileno, también están protagonizados por profesores desahuciados que conviviendo en un ambiente hostil siempre son sometidos a las desventajas y brutalidades del capitalismo. Sin embargo, uno de los puntos más interesantes de las tres novelas, y motivo por el cual celebro a rabiar Profesor Sísifo, es por el humor (negro y sexual) con el que se juega sus posibilidades. Contrario a lo que se predica en la academia chilena (donde la risa no califica como objeto de interés ni estudio, endilgándole a la literatura un rol políticamente correcto en el que el humor es menospreciado), Saldías utiliza con ingenio y maestría este recurso, creando diálogos y escenas memorables en los que no podemos dejar de reír.