Tuvimos la oportunidad de conversar con Rodrigo donde nos contó acerca la motivación principal para escribir Noches de Rock & Roll. Crónicas de Rock Penquista (1981-1991), el rol que tuvo Alfredo Lewin en él, como también la importancia que tiene la banda Los Tres. Te incitamos a leer la interesante entrevista.
—Cuéntanos sobre ti
—¿Qué te puedo contar de mí? Bueno, soy educador y profesor magister en literatura latinoamericana. He trabajado en diversos roles profesionales a lo largo de mi carrera, y me introduje en esto de la escritura musical de manera fortuita y también respondiendo a una búsqueda que tenía de muchos años, al ser un auditor y un devoto muy apasionado con el género del Rock & Roll, y por supuesto con la música chilena. Noches de Rock & Roll. Crónicas de Rock Penquista (1981-1991), texto que narra acerca de la movida musical de Concepción en la época de dictadura, es mi primer texto y debut absoluto en este formato.
—¿Desde cuando estas tan interesado en la música?
—Me interesé por la música, sobre todo en el Rock, desde muy niño, por una colección de vinilos y casetes que estaban en casa y que eran propiedad de mi madre. Pero, sin duda, la relación mayor que fui tejiendo con los sonidos rocanroleros fue a través de la radio, y en especial por la figura del comunicador Alfredo Lewin, a quien escuchaba sagradamente en mi adolescencia todos los días, porque Alfredo aparte de desempeñarse como VJ en el canal MTV, grababa también programas de radio para Chile en Radio Concierto FM, con espacios como «Placa Sónica» y «Radio MTV», donde programaba mucha música contemporánea, y además hacía siempre guiños a viejos clásicos del Rock & Roll y en algunas ocasiones a la literatura.
Sin duda, Alfredo para mí fue una figura muy significativa, esencial y decidora en esto de volverme un auditor y un seguidor del género del Rock & Roll, porque además era uno de los pocos que hablaba de música y de arte en general, con una convicción total que no la tenían otros comunicadores. Y eso lo pongo de manifiesto, porque a mí me influenció inclusive en esto de dedicarme al estudio de la literatura (Lewin estudió literatura inglesa y siempre lo destacaba en sus espacios radiales) y por supuesto, a la escritura musical. Era un deleite leer columnas de Alfredo en diversos medios de comunicación, sobre todo algunas cosas que escribía para Rockaxis.
Pero también en esta búsqueda, me encontré con otros comunicadores también notables, como Rolando Ramos a mediados de los 90 en Radio Rock & Pop con un programa que se llamaba «Rock & Rolo» (donde sonaban clásicos del vinilo), recuerdo además otro programa de Claudio Narea en la misma radio que se llamaba «Se Remata el Siglo», y en el que igualmente Claudio colocaba clásicos y viejas canciones de Blues en la parrilla… pero bueno, de esa forma fui generando un vínculo fuerte con la música popular y escuchando muchas agrupaciones y solistas en el tiempo. Por lo general, grababa mucha música en casete de estos programas y la reproducía incansablemente, hasta casi rayar las cintas. Pero como te digo, es a través de la colección familiar de discos y de la radio finalmente, que me influencié fuertemente por el género del Rock & Roll. Mi grupo de cabecera siempre fue The Beatles.
—Háblanos sobre Noches de Rock & Roll…, ¿qué fue lo que te motivó en escribirlo?
Noches de Rock & Roll… nació de forma circunstancial, aunque siempre había andado en esta búsqueda de escribir sobre música. Sin embargo, el primer antecedente es cuando ingresé a un taller independiente de periodismo cultural (Taller de Ideas) en 2010, en momentos que terminaba de estudiar literatura en esos años en la Universidad de Santiago de Chile, y uno de los dos profesores que me encontré en este proyecto, fue el periodista Emiliano Aguayo, quien ya había publicado el texto Maldito Sudaca. Conversaciones con Jorge González (RIL Editores, 2005) y con quien generé un fuerte vínculo por este tema del rock chileno, porque los dos además escuchábamos mucha música chilena. Y como había que presentar al final del taller un proyecto bibliográfico que pudiera ser publicable (en formato libro), Emiliano me sugirió hacer algo relacionado a Los Tres y Concepción, porque ya en esa época era muy auditor de la banda de Álvaro Henríquez y por supuesto de otros proyectos rocanroleros de la ciudad penquista. Entonces, presenté un proyecto relacionado a este tema, tuvo una buena acogida por el taller, y con el transcurrir de los años inicié la investigación. Fue un largo camino, entre 2014 y 2018 más menos, y logré recopilar mucho material de base, testimonios y otros registros increíbles que fueron apareciendo con el tiempo. Pero no me decidía aún a escribir el documento final, no me creía el cuento de dedicarme profesionalmente a esto de la escritura y di muchas vueltas en el tiempo antes de concretarlo. No obstante, Emiliano y Alfredo Lewin (a quién conocí en el tiempo por sus charlas en las universidades), fueron dos mentores muy importantes en el camino, que siempre me estuvieron aconsejando de qué y cómo escribir, y por ahí fui generando esa motivación de dar una estructura inicial a esta historia.
Pero, el hecho clave que va a marcar mi camino y el impulso definitivo hacia este tema de escribir Noches de Rock & Roll, fue mi divorcio a fines de 2018. El que resultó ser un acontecimiento tan fuerte, tan violento y tan repentino en lo personal, que necesitaba reenfocar toda mi energía hacia un proyecto que quisiera con toda el alma, de manera que toda esa tristeza profunda que había quedado por esto que te cuento, se canalizara y se transformara en algo positivo en la vida, por medio de la creatividad. Y como siempre he creído en la fuerza y la expresión del arte, recordé estos archivos sin editar que tenía por meses en mi escritorio y un día me lancé a escribir el primer capítulo de este libro, hasta que finalicé el proyecto completo. Y así estuve por aproximadamente un año. De enero de 2019 a enero de 2020. De sol a sol, pero con momentos bien planificados en el día para poder redactar, de manera de complementar los tiempos también con mi trabajo docente en la escuela. Pero la motivación final está en este hecho que te narro, porque en ese libro desplegué toda esa rabia, esa frustración y esa melancolía que me había dejado ese trago amargo, la que se reenfocó y se va a resignificar por medio de la inventiva, hacia la escritura de una obra que resultó ser las Crónicas de Rock Penquista. Aunque por supuesto, la motivación de fondo también siempre fue la música de Los Tres y claro, de Concepción. Porque siempre había querido saber acerca de los inicios musicales de todos estos héroes, y nadie daba luces de contar esa historia.
Sin embargo, Noches de Rock & Roll… es el libro que yo siempre había querido leer, pero que nadie lo hizo en el tiempo.
—Para ti, ¿qué fue lo más importante a la hora de escribir este libro?
—Conocer la historia inicial, la génesis de todos los próceres del rock penquista de los 80 y luego los 90. Porque, además, se trata de una historia increíble y hasta hace poco, desconocida. O sea, averiguar por ejemplo que Cuti Aste lideró una banda de rock progresivo como Los Presidiarios en plena dictadura, y que además tenían una fuerza interpretativa y una estética tan inherente a la música de vanguardia que hacían, es algo monumental. Porque además sus canciones eran totalmente originales, no hacían casi covers y contaban con numerosas seguidoras que los asediaban en cada una de las presentaciones.
Me costaba entender cómo nadie hablaba de eso en la actualidad. Porque había referencias, menciones a Los Presidiarios siempre en sitios de música, notas periodísticas, o incluso Cuti los nombraba en alguna entrevista, pero nadie había recopilado su historia. Y en la faceta que además conocemos a Cuti, como músico de pop rock en proyectos como el de Javiera & Los Imposibles, Los Tres, Electrodomésticos o en la música teatral de La Regia Orquesta, quién iba a pensar que él alguna vez estuvo al frente, de un gran proyecto como fueron Los Presidiarios. Agrupación que también contaba con otros grandes músicos de esa época, como son el baterista Ricardo Moreno, el guitarra-bajista Vicente Rojas Ruggeri y el otrora guitarra solista, Claudio Poblete.
Los Presidiarios fueron escuela para muchos músicos que después iban a forjar sus primeros pasos en el Rock & Roll, de Concepción, como sucede con Pancho Molina de Los Tres, Mauricio Melo de Los Santos Dumont, Héctor Da Costa de Pánico en la Vía Pública, y muy posiblemente hasta el mismo Álvaro Henríquez. Ya que te estoy hablando de un tiempo en que ni siquiera aún existía Emociones Clandestinas, de principios de los 80, y ellos eran posiblemente los únicos que se instalaban como una banda de Rock en cualquier escenario.
Pero, con historias de ese tipo, me encontré en el proceso de hacer este libro. Imagínate también, conocer a fondo la historia de cómo se forjaron Los Tres. Lo que fue Dick Stones, Los Ilegales, Escombros y Los Escalímetros Voladores, donde militaron cada uno de sus miembros. O conversar con Gilles Marie y Fernando Saavedra, dos músicos de Dick Stones que participaron y fueron parte de la simiente musical de Álvaro Henríquez. Es una extraordinaria historia, sobre todo si amas la música chilena. Siempre la he pensado como una película. De hecho, Vicente Rojas de Los Presidiarios, me dijo hace unas semanas cuando leyó este libro, que la narrativa del mismo, él la veía como «una pintura», a la hora de retratar la época.
—¿Cómo fue el proceso creativo de Noches de Rock & Roll…?
—Bueno, como ya te conté, tuve mis archivos de investigación, durante muchos meses en mi escritorio sin editar, porque no encontraba el tiempo para hacerlo, ni tampoco el momento. Hasta que acontece este tema personal, y ahí me lanzo a la escritura de este libro hasta que lo finalicé. Pero fue también super planificado, porque programaba mucho el tiempo que dedicaba a la escritura de este texto, aunque siempre trabajaba mucho más de lo que tenía en carpeta para la semana. No obstante, también fue un proceso de imaginar una historia, de tratar de conectar un relato que estaba unido por diversos acontecimientos relevantes, pero como no había vivido esa historia, sino que la había reconstruido por medio del testimonio y la investigación, había que ser muy detallista para que quedaran ojalá, la menor cantidad de cabos sueltos posibles.
Entonces, por ahí me encontré con un viejo libro que había leído en la adolescencia y que había releído decenas de veces, que se llama El joven Lennon del autor español, Jordi Sierra I Fabra, y que narra en formato de novela, la vida juvenil de quien sería el futuro líder (John Lennon) de The Beatles, y de también todo lo que pasaba a su alrededor. Así que hice el ejercicio después de repasar una vez más el texto, de tratar de visualizar quién sería «el joven Lennon» de mi texto, y la respuesta estaba ahí: Álvaro Henríquez. Así que asocié Liverpool de los 50 con el Concepción de los 80, y esas mismas historias que vivía Lennon en la escuela y después con The Quarrymen, yo las asociaba con lo que habían vivido Álvaro y sus compañeros de vida musical, en el Liceo de la Alianza Francesa en Concepción y con los Dick Stones en momentos que se presentaban con Los Presidiarios en diversos festivales escolares de la ciudad. Porque me impresionó como ese libro de Sierra I Fabra, fue un referente sustancial para dar cuerpo a la narrativa de Noches de Rock & Roll...
Evidentemente Álvaro Henríquez en su juventud debe haber experimentado cosas similares a las que vive un artista como Lennon, pero desde otra vereda, por supuesto. Y como también ese entorno lo influyó a él y a Pancho Molina y Titae Lindl, para llegar a consolidar un proyecto como fueron Los Tres.
—¿Qué significa para ti Los Tres?
—Una banda que aprecio mucho, por la calidad de su estética musical y del legado de su obra discográfica. Una banda muy chilena, además, muy identificada con el territorio nacional, y que la podemos sentir como nuestra, porque es parte de nuestras historias de vida y claro, de la adolescencia. Además, una agrupación con tremendas individualidades en sí misma. O sea, Álvaro un compositor que para mí es un genio; Ángel Parra que debe ser uno de los más brillantes guitarristas de toda la historia musical en Chile; Pancho Molina un músico versátil y talentoso, capaz de interpretar cualquier estilo en su batería; y Titae Lindl que tiene la impronta del músico clásico en el rock y además provisto de un estilo muy propio y muy característico a la hora de tocar. En resumen, Los Tres son el virtuosismo y la poesía hecho Rock & Roll.
—¿Qué fue lo más complicado a la hora de realizar este libro?
—Posiblemente el hecho de no tener una estructura al inicio de cómo escribir un libro, porque claro, no tenía tradición en la escritura. Y eso fue lo más difícil, hasta que me obligué a encontrarla. Y tal vez, es lo que debe suceder a la mayor parte de los novatos que tratamos de incursionar en este tipo de formatos, porque tampoco hay una fórmula determinada para hacer un libro. También es intuición, actitud y, sobre todo, búsqueda, de descubrir qué y cómo es lo que queremos transmitir. Y en esa exploración, es que me di cuenta que lo que quería entregar era una crónica musical pero retratada en la memoria. Sin ficción de por medio, sino la reconstrucción de la historia a partir del relato mismo y de otros archivos que iban respaldando estas voces. Eso, posiblemente fue lo más complejo de todo este proceso. Ahora, una vez que lo encontré, la escritura fluyó de una.
—¿Crees que en Chile se está leyendo más?
—Estimo que en Chile siempre se está leyendo, pero hay lectores sin duda, para diversos tipos de Literatura. La ficción (novela) tiene su público, los libros más populares y juveniles también tienen el suyo, y claro, la gente que sigue la escritura musical, igualmente la hay, pero como que es un formato más de nicho, de un público lector más especializado que busca este tipo de textos. Ahora, con que se esté leyendo más, no sé, pero siempre estoy viendo los rankings de las librerías, y se nota que hay una compra masiva de libros en Chile. Lo que pasa es que la variedad literaria es amplia, y eso hace que el público también tenga mucha diversidad a la hora de elegir un libro. Y en la literatura musical pasa lo mismo, hoy hay bastantes biografías de músicos y bandas, también libros de fotografías del género, y hasta textos recreados en la fantasía de lo que es el contenido de un disco, por ejemplo. Todo eso determina una oferta que es muy atractiva para cualquier lector que busca saciar su apetito de conocer más acerca de un tema determinado. Noches de Rock & Roll está dirigido en este caso, a los lectores que deseen conocer acerca de la música chilena, en especial del Rock de Concepción y sus orígenes.
—¿Cuál es el consejo que le darías a los que quieren escribir y no saben cómo?
—Trabajar en base a sus intereses y a la intuición. Sin embargo, es muy importante desarrollar la intuición, porque es la que activa todo ese proceso de búsqueda escritural, hasta que logras dar con el formato que quieres plasmar. Asimismo, la intuición te sirve para dar con tus referentes a la hora de escribir, y eso se complementa con el interés en particular del escritor, del género y la temática que estás abordando para tus lectores. Pero esa percepción no tan lógica (intuición) de una actividad como la escritura, es fundamental para desarrollarla en sí misma, porque como te dije, te permite experimentar y dar en el tiempo, con tu propio estilo y la forma de registro de tu obra.
—¿Dónde encontramos tu libro?
—Por ahora, solo a través de contacto de redes sociales Instagram y Facebook @cronicasderockpenquista mensajería interna.