En esta entrevista el escritor nacional nos cuenta sobre la creación de Hiel, libro editado bajo Ediciones Liz. También nos relata acerca de las características de este trabajo que comenzó hace diez años atrás. Te dejamos invitados a leer la entrevista.
—¿Cómo se te ocurrió Hiel?
—Recordando mi experiencia personal el año 2009. Ese año lo viví en una precariedad habitacional tremenda, tuve como 8 mudanzas de casa causadas por malas decisiones, malos consejos, mala suerte, etc. Como sea, ese año viví unos meses en una casa muy parecida a la que se describe en Hiel con un grupo de personas tan diverso y extraño como las descritas ahí. Dentro de aquel grupo de personas a algunos de ellos todavía los considero amigos a pesar de la distancia y los años, pero además vi desfilar un montón de rostros vacíos que lo único en que pensaban era en el próximo carrete. Me abrumó ver a un porcentaje de jóvenes enajenados del resto del mundo, que lo único que les importaba era la siguiente posibilidad de emborracharse, volarse o evadirse. Además, ese año fue un año electoral que terminó con la elección de Piñera por primera vez, y el inicio de las celebraciones por el Bicentenario, fue un año bastante ajetreado. Quise recoger parte de ese espíritu de jolgorio y evasión vacía que vi de primera fuente, pero que en un segundo plano llevaba marcada una amargura profunda.
—¿Cuál fue el proceso creativo de la novela?
—Normalmente parto narrando una situación, cualquiera, después comienzo a seguir dicha trama. Yo no planeo lo que escribo mucho, soy más intuitivo, se me ocurre una situación, un hecho puntual y trato de colocarlo en un contexto que lo destaque, lo que puede ser no muy productivo porque a veces llego a callejones sin salida y ahí quedan 20 mil palabras sin un final concreto esperando en los archivos, pero no importa; sé que en algún momento lo retomaré y encontraré la solución al problema en que me metí. Con Hiel partí casi diez años atrás contando desde distintas perspectivas, como sería uno de esos carretes eternos que había en aquella casa en que viví, que duraban tres o cuatro días y que no tenían mucha coherencia o sentido.
Originalmente iba a ser una especie de crónica de carretes, incluso pensé que fuera un solo gran carrete de varias semanas de duración narrado todo por distintos personajes, pero al final me decidí por un protagonista sin nombre con el que los lectores se pudiesen identificar mejor. Al entrar a una dinámica más directa de escritura, de dejar que los dedos se tomen el teclado y comiencen a armar frases, pues fui vertiendo mi propia amargura en la historia. Esta historia comenzó a escribirse en paralelo a Curialhué: con sangre en el ojo y hay un espíritu de revancha, de amargura y frustración que colman las páginas de ambos textos, claro que mientras en Curialhué fui mucho más alegórico y simbólico, en Hiel fui totalmente directo, hasta describir las sensaciones físicas de la frustración y la rabia sentida.
El problema con Hiel fue que quedó como un compendio de amargura vertido en unas páginas, pero que no tenía un contexto del cual afirmarse y por eso, era un texto que costaba leer, con el cual no se empatizaba. Si bien la historia quedó lista alrededor del 2015, le di varias revisiones durante los años hasta que en octubre del 2019 fue el propio momento histórico quien me dio el contexto necesario para que mi historia se asentara en el lugar adecuado. Ya no era solo mi rabia y frustración que manchaba las páginas, de pronto pasó a ser nuestra rabia y frustración. Solo tuve que acomodar unas cuantas palabras y el libro estaba listo, lo retomé en la última semana de ese octubre y en unos días lo terminé.
—¿Qué buscas entregar con Hiel?
—En todos mis libros o cualquiera de las actividades que realizo, solo tengo una idea en mente respecto al concepto de entregar al lector: que ojalá lo ofrecido en las páginas les haga sentido y los lleve a las reflexiones que yo mismo tuve al momento de escribirlas. Escribir es como un diálogo entre quien escribe y quien lee, aun cuando no se conozcan y, en muchos casos, que jamás se lleguen a conocer.
Espero que con Hiel podamos concordar en aquella frustración que proviene de una noción equivocada del éxito que nos han tratado de inculcar: la casa propia, cambiar el auto constantemente, ojalá tener una casa en la playa y viajar fuera del país. Se nos ha tratado de meter eso por los ojos como la única forma de éxito posible y eso genera que quienes no pueden se sientan frustrados o que su autoestima se dañe, pero la verdad es que el éxito personal es tan distinto como lo es cada una de las personas.
Pero el mensaje más importante que quiero que llegue es que para poder lograr algo, primero debemos sacarnos todo lo malo que tenemos dentro. Ojalá que eso se entienda en este libro.
Es un libro muy personal, varias veces estuve a punto de dejarlo guardado para siempre porque me daba pudor el exponerme tanto. No es que cuente secretos oscuros de mi vida, pero me cobró un peaje emotivo muy denso, que a ratos me pareció que era tanto que quizás no debía ser mostrado al público y quedarse como una experiencia estrictamente personal, nunca me he sentido tan desnudo como lo es en las páginas de Hiel.
—¿Cómo llegaste a Ediciones Liz?
—Conocía su propuesta editorial, conozco gente que ha publicado con ellas y me comentaron solo cosas bellas. Además, este es un libro inusual, no sigue reglas de formato tradicional y cuando aún estaba en borrador, comencé a buscar que editoriales tenían una línea estética que le viniera a la historia. Encontré dos, por suerte, una de ellas, Ediciones Liz, había abierto una convocatoria de manuscritos, así que se los envié en abril del 2020, con toda la pandemia desatada.
Me gustaba la idea de que fuese en Liz porque sus libros rescatan el concepto del libro como artefacto cultural; el hecho de que estén encuadernados y dorados a mano le suma valor artístico a la obra; el libro es un todo, no solo es el soporte de la historia. Por la misma razón, había pensado que el siguiente formato con el que habría de intentar llegar a publicar, habría sido con alguna editorial cartonera, porque ese tipo de editoriales también entienden que la materialidad del artefacto libro es tan relevante como el texto escrito.
—¿Cuál es la característica principal de Hiel?
—La principal característica que tiene este libro es que principalmente emocional; las estructuras narrativas, los arcos de los personajes, la progresión de los hechos, los focos en la narración, etc; todo es secundario porque lo más importante en este libro son las emociones que desbordan por todos lados, incluso modifican la tipografía y el formato del texto, lo desordenan para darle mayor énfasis en la historia. Como dije antes, es un libro en el que me siento demasiado expuesto y por lo mismo, me da mucho pudor.
Si bien la historia se enmarca en octubre del 2019 (le agregué los últimos párrafos el último día de ese mes), no es un libro político, aun cuando no se puede separar la carga política de ese momento histórico preciso, no pienso negar aquello tampoco, pero el tema es principalmente emocional y engancha muy bien con el sentir país que estalló ese octubre. Esa hiel que el país tenía acumulada dentro salió abruptamente y se vertió en la calle.
Lo otro que debo destacar de Hiel es su materialidad, es un libro que está pensado conceptualmente desde los colores de la portada, lo minimalista del diseño, la tipografía, etc. No hay detalles al azar, todo en este libro tiene un significado que está ahí listo para ser descubierto.
—Si tuvieras que elegir un libro, ¿cuál sería?
—Cien años de soledad, para mí sigue siendo el gran libro latinoamericano, lo releo de vez en cuando. Es un libro que siempre me gustaría tener cerca. Debo reconocer en el que me he inspirado (por no decir que le he plagiado) muchas veces.
—¿Qué consejos puedes dar a los que están escribiendo por primera vez?
—Que lean mucho mientras están escribiendo; como inspiración, como motivación, como divertimento, pero que lean constantemente. Que conversen con personas distintas, no siempre con el mismo círculo de amigos o amigas, que busquen conversación con gente diversa y desconocida, se aprende mucho escuchando al resto. Que vean películas, que escuchen música, que vean fotos, pinturas… En el fondo, que no crean nunca que tienen todo lo necesario ya en su cabeza, ese es un grave error. Humildad es la clave, reconózcanse ignorantes y estén siempre dispuestos a aprender más.
Y por último, pero no por eso menos importante, quieran su lengua; conózcanla, entiéndanla, explórenla y úsenla, porque es la más completa y compleja herramienta para darle cuerpo a todas las posibles ideas literarias que puedan surgir de su mente, así que hay que saber usarla bien.
—¿Dónde podemos encontrar el libro Hiel?
—Lo pueden buscar directamente en el catálogo de Ediciones Liz. También pueden pasar por el centro de Santiago y entrar a la librería «Los Perros Románticos» o a la Librería Qué Leo Forestal, a pasos de Plaza Dignidad, que vendría a ser uno de los corazones de este libro. De pasada converse con Mario y Mandy para poner en práctica los consejos que les día poco antes, porque de ellos se puede aprender mucho.