Ella posee un mundo interior extremadamente poderoso que, con muchísima humildad y sabiduría, enseña sobre la fabricación de fanzines, en la construcción de libros donde muestra su alma creando universos luminosos con una simpleza intachable con ideas perpetuarles en el tiempo.
Sandra también es parte de la tienda El Cariño, ubicada en Merced, lugar donde se consagran siete artistas de compartir obras.
Te invitamos a leer la entrevista a Sandra Marín, una mujer auténtica, llena de super poderes y conocimientos en el arte del Fanzine.
—Sandra, cuéntanos de ti.
—Interesante. ¿Desde qué ventana te gustaría que hablara de mí? Porque tengo muchas puertas, muchas ventanas de mí.
—Me gustaría que me hables del descubrimiento de cuando tú te fuiste dando cuenta de que el arte llegó a ti o tú llegaste al arte.
—Interesante pregunta. Siento que el arte como arte podría ser no separado de mi vida, como que siempre crecí en una familia qué tuve el arte bien presente y en mi casa mi mamá me forraba las paredes de mi habitación con papel donde yo siempre pude pintar todas las paredes y los dibujos, en el fondo, eran compañía para mí.
Y siempre tuve la suerte de tener una mamá muy consciente de los libros y siempre tuve una biblioteca mía, además de la biblioteca que había en el living de los grandes, tenía mi biblioteca donde tenía mis libros, y mi mamá me decía que podía elegir libros para que me leyera. Yo siento que los libros, y la lectura y las ilustraciones, con relación a la lectura, como que formaron mi imaginación. Y me di cuenta de que tenía algo vivo ahí. Entonces cuando fui avanzando, cuando ya estaba estudiando Diseño Industrial, siempre tenía mis cuadernos de dibujos y los cuadernos de escritura. Y para mí era algo como una investigación, de lo cotidiano, era muy necesario dejar una huella, que guían constantemente
—¿Qué libros elegías al leer que te llamaran la atención en tu niñez?
—Y tenía mucho que me gustaba, mucho que a mi madre le gustaba mucho que era la herencia de mi bisabuela: nos dejó un libro antiguo, que hasta el día de hoy lo tengo, que es un libro bellísimo de Edgar Allan Poe, ilustrado, y había un cuento muy terrible que me daba miedo, yo creo que por eso me gustaba que me lo leyeran. Me llamaba mucho la atención. Pero me lo leían de vez en cuando, porque mi mamá lo encontraba muy fuerte. Y junto con ese estaba La Bailarina de las zapatillas rojas, que era una chica que le regalaban (porque siempre estaba descalza) y le regalaban unas zapatillas y con aquellas zapatillas se ponía a bailar, pero nunca podía parar de bailar. Y entonces le pedía a un señor con un hacha que les cortan las piernas…. Creo que me llamaba la atención lo distinto, lo fuera de lo cotidiano. Todo me parecía de una crueldad tan grande que me causaba mucha impresión. Me impactaba mucho, como que en mi vida me he dedicado a mostrar la belleza, la luz, como otras cosas…Eran dos libros que me gustaban mucho y que eran muy tremendos, pero al lado también estaba “El Principito”. Me lo leí infinita cantidad de veces.
—¿Cuál es tu profesión?
—Yo oficialmente soy, universitariamente, digamos, soy licenciada en Diseño de Objetos y titulada en Diseño Industrial e la Católica de Valparaíso. También estudié dos años como alumna libre en la licenciatura de arte de la Universidad Católica de Valparaíso y estudié dos años también en la Católica de Santiago Diseño Integral. Mi familia decía que era una caja de herramientas. Me dijeron que el arte me nacía y que era bueno estudiar que me ayudara a darle forma a eso.
—¿Siempre quisiste dedicarte a esto? O… ¿alguna vez se te pasó por la mente hacer otra cosa?
—En un momento de mi vida mis caminos eran: me interesaba mucho la Física Cuántica o ilustradora de cuentos para niños. Esos eran como los dos caminos.
—Cuéntanos sobre el arte del fanzine.
—Para mí el arte del fanzine es algo inigualable. Encuentro que ahí encontré una sala de experimento donde la libertad es esa coordenada, el eje, y desde ahí sale toda la paleta de colores, o toda la paleta de inventos. Entonces el fanzine, en sí mismo, tiene muchas formas porque al final es una edición que nace de tu voluntad. Y esa edición depende de que forma, de qué caminos toman tus voluntades, avanza y va teniendo su versión 1,2,3,4,5…20 millones, no sé. Entonces, crear distintas historias que no sean tan definidas, sino que vayan a lo largo del tiempo, y de sus ediciones como puliéndose, ha sido muy radical. Y a la vez como cuando uno va haciendo de alguna forma casi compulsiva, por decirlo, como que va saliendo, saliendo, saliendo 100 ediciones, 150 ediciones, 270, de repente como “ya no puedo hacer el libro como cocido, plegado, corcheteado, entonces investigar en el origami del libro en todo lo que eran los plegados, sus despliegues. Después pensé en las materialidades que no fuera papel, estaba con las telas…
—Como el diario….
—Como el diario… Como libros en tela, libros blanditos, libros que se arrugan, libros electrónicos, como que me asocie con otros artistas en el cual hicimos El libro luz, un libro que se enciende porque puede hacerse un circuito de papel Un fanzine de madera, o sea, un libro de madera, como es un libro que giran. Por eso para mi hacer libros de manera sencilla, casera, y con el tiempo se fue transformando en un modo de abrir lamente y de siempre estar activo como mirando, observando, tomando de otros y combinando con otros y armando algo nuevo. Tiene mucho que ver con el carpe diem.
—¿Qué consejo le darías a alguien que está haciendo su primer fanzine?
—Para mí, igual el primer consejo sería, igual muy importante, pensar en el formato del fanzine porque creo que va muy de la mano historia y formato. Como pensamiento y materia. Para mí, de hecho, a veces es que lo primero es la forma y es si tu fanzine es plegado o si tu fanzine va hacer de una página, tiene que tener poco texto, si tienes presupuesto para hacerlo a colores, o lo vas hacer en blanco y negro. Ese sería mi primer consejo: ojo con el formato. Y después, para mí lo importante es que el fanzine tenga un nombre y que desarrolle una idea de principio a fin y recordar que esa idea siempre puede cambiar. Porque el fanzine, una de sus magias, es que nunca es de un tiraje tan grande. Porque lo que el fanzine tiene es que tiene una previa de algo, va avanzando,
—¿Qué estilo de música te gusta para crear?
—En general creo en silencio. Como mi mente suena mucho y mi cuerpo suena mucho cuando escucho músicas siento que mi cuerpo está cerca de la música y fluye con eso. Y cuando termino de crear escucho música flamenca, o indiepop Argentina.
—¿De qué se trata «El Cariño»?
—Es nuestro espacio colaborativo de creadores, artistas, que decidimos formar un club para estar en redes y que estas siete personas que contribuyen, cada uno ha hecho su trayectoria y su camino artístico y unimos fuerzas y todas nuestras creaciones las pusimos en la misma habitación y tenían mucho que ver las unas con las otras. Entonces armamos este club que se transformó en una tienda para abrir un espacio que muestra nuestro quehacer, donde seamos nosotros mismos, donde podamos atender el lugar, mostrar nuestras cosas. Y más adelante ir conectando con todos y todas creadoras que sintonizan con el Cariño.
