Compartimos esta semana algunos poemas seleccionados de Playlist de Ernesto González Barnert, Premio Pablo Neruda de Poesía Joven 2018, obra ganadora del premio 2014 a Mejor Obra Inédita del Fondo del Libro del Consejo de la Cultura y las Artes.
(Selección musical en Youtube para acompañar)
*
MI VIDA, MIENTRAS DUERMES DESNUDA
esta tarde de verano, es recoger tu ropa
y ponerla en el cajón, juntar la ventana
cuando empieza el fresco,
tener a punto la once.
Escribir algo en que no queme el sol ni el hielo.
Como si en tus sueños
estuviéramos manguereándonos
en un patio luminoso y verde.
Y de fondo sonara «Don’t Wait Too Long»
de Madeleine Peyroux.
*
CON GANAS DE TOMARME UNA CAÑITA
donde se escuchen temas de la vieja escuela,
si no se tiene nada que decir
se juegue ajedrez y si se tiene algo que decir
se diga en una novela o poemario.
Y donde las chicas cuando te escuchen
apoyen su mano en tu rodilla, descuidadamente.
*
PINGÜINOS, UNIVERSITARIOS
que no terminarán su primera carrera
dejan en este árbol sus corazones
dibujados con corrector,
corazoncitos blancos, tan mal hechos,
inevitablemente duros.
Una parejita unida por el audífono
canturrea la versión de Nick Cave
de «Disco 2000» y se esmera
en trazar el suyo.
*
DEBE EXISTIR UNA CHICA
que cruce el Parque Juan XXIII
escuchando «The Lovers»
de Arctic Monkeys, un taxista
que a su último pasajero del día
le ponga «Taxi» de Héctor Lavoe,
la mamá que al calentar
en baño maría la mamadera tararee
«Come on Over» de Isobel Campbell
y Mark Lanegan, el vecino
que en mi tierra natal
ponga a todo lo que da
Los Cumbieros de Cañete,
el poeta tocopillano
que se emocione al oír
«Cuando calienta el sol»
en voz de Antonio Prieto,
la niña que desee ser bailarina
de hula hula, el pendejo
que la noche recién pasada
dio su primer beso
con «Look What You’ve Done» de Jet,
Elvis diciendo cada noche:
«Después de Dios está Las Vegas»
y el vagabundo que esta mañana invernal
corta una rama para pegarle al sol.
Todo en un mismo volumen
y presente que, como dijo Karl Kraus,
se sabe mejor que la eternidad.
*
SOY ESA CLASE DE MUCHACHO,
ya no tan muchacho,
que le gusta una compañera de curso
el primer día de clases
sólo porque se llama Lucía
como la canción de Joan Manuel Serrat.
*
AL LADO DERECHO DEL CEREBRO
le puse «Me olvidé de vivir»
al izquierdo «Quiéreme tal como soy»
y ambos suenan por resaca
este domingo como si los tocara
el Orfeón de Carabineros
en la plaza de armas de Loncoche,
a pedido de alguna de las parejas
de todas las edades que dan vueltas alrededor
como en los 80 entre algodones,
manzanas confitadas y paquetitos de avellana,
con perros oliéndose el culo
y mi hermano menor
que me dice a grito pelado, apuntándome
con su pistola verde fluorescente
«Muere, tirano» ante el horror de padres
que al llegar a casa dirán a sus hijos:
«No se junten más con los recién llegados
González Barnert.»
*
ADORO EL HORÓSCOPO,
sobre todo, cuando el influjo de la luna es alto,
equilibro las aguas del bien y del mal
escuchando «I Touch Myself» de Divinyls
y le mando un mensaje de emergencia:
«Ven tú, yo no quiero ir».
*
UNA COLEGIALA FRENTE AL GUANACO
me dice que le gustaría haber traído su polera
de los Rolling Stones
para que fuésemos dos lenguas
contra estos hijos de puta.
*
CON LAS PÉRDIDAS POR PAROS EN ESTOS MESES
se podría hacer un hospital de última generación,
señala un conspicuo economista en las noticias.
¿Y estos años sin paro qué?
Porque no se van, no se van del país.
*
Ya en 1990 les había dicho: «Attenti al lupo».
*
NO ES DIFÍCIL ENAMORARSE DE TI,
pequeña encapuchada,
cuando estás de cara al guanaco
en Plaza Ñuñoa
con un cartelito que dice
«Me gustas, democracia, pero estás como ausente»
mientras miles cantan «Y va a caer».
De puro amor le pego más fuerte al sartén,
y pienso interponerme entre tú y el chorro.
*
MI PRIMO MANEJA UN FURGÓN ESCOLAR
y me dice que la educación
empieza cada mañana con él.
Se pega una larga piteada y continúa:
«Sí, comienza conmigo,
cuando están todos arriba del bólido
les digo: “Feel Good Inc.”
y todos responden: “Yeah!”».
*
SUJETAS A LA BARRA DEL VAGÓN DEL METRO,
dos escolares —seguro en su último año—,
volvían de la marcha, compartían el audífono
y oían «Crazy» de Aerosmith.
Me obligaron a contenerme de aullar
como Steven Tyler:
«I Neeeeed Your Love».
Después pensé: «Las chicas no cantan
porque tengan una respuesta,
cantan porque quieren tener una canción».
*
PÓNGANME LEJOS DE MUJERES
que bailan entre ellas,
que no conocieron el bar Honolulu,
que pagan calculadamente la mitad,
que prefieren rosas
antes que calcetines blancos
con corazones rojos,
«Titanic» antes que «Bitter Moon»
y no gritan a todo lo que da
los «fa» de «Psycho Killer».
Pónganme lejos de las que discuten
«Yendo de la cama al living»
o no te hacen un bailecito gratis
si suena de fondo «Eye in the Sky».
*
VIENE BIEN UN POCO DE DIPLOMACIA SUCIA,
después de meses en que los ejércitos del ego y del ello
se sacaron los ojos.
Un lado oscuro de la luna
en contraposición a Morrison Hotel.
*
DESPUÉS DE QUE MI VIEJO
me hablara de su espiritual y maravilloso
viaje a la India
espero que lo más cerca que esté de ese país
sea vacilar «Brimful of Asha»
en alguno de los antros
a los que voy por la razón o la fuerza,
donde se escuchan
más que temas pasados de moda,
temas que no pienso dejar de bailar.
Y que como Gandhi
dé con mi día a la semana
para no hablar con nadie[1].
*
SI MILES DAVIS
hubiese dicho al público
de Montreux
que subiría al escenario
a tocar «Time After Time»
de Cyndi Lauper
con el mismo señorío
con que tocaba «So What»,
muchos le habrían dicho:
«Mal, horror, no».
*
PERDÓNAME
si a veces me ves de rodillas
por el «Adagio en sol menor»
de Tomaso Albinoni y Remo Giazotto,
bailo solo «My Cherie Amour»
o te dedico esa canción de Bensé
que no sé qué cresta dice
y que, sin embargo, dice algo
que tengo que decirte.
Más allá de su videoclip que me encanta
con sus preciosos clichés.
Quizás lo único que corregiría
sería no dejarla ganar al gato.
En fin, cuando acaba «Jealous Guy»
y la pongo otra vez
porque esa canción la quiero oír siempre
y dos veces, ahora mismo que no sé
si escuchar primero «O Quereres»
o «Sozinho» de Caetano Veloso
y acabo poniendo «Nothing Compares to You»,
avergonzándome de pensar
que terminaría contigo
para componer una canción así.
*
ADORO A ESA CHICA QUE VA ESCUCHANDO
«Voulez-Vous» de ABBA
en el auto del papá o pololo
y da de lleno contra un lomo de toro
y no sólo no baja la velocidad
sino que se ríe.
*
SE ACERCÓ POR LA ESPALDA
y me dijo al oído que mi libro
estaría incompleto
si no estuviera «Electricidad»
de Lucerito.
*
«INTERGALACTIC» DE LOS BEASTIE BOYS
saca lo peor de mí en la pista de baile
y no puedo dejar de avergonzar
a la chica de turno que corta por lo sano
y dice que tiene que ir al baño
apenas termina la canción.
*
SALÍAMOS A BAILAR
con «Sweet Child O’Mine»
o «Girls, Girls, Girls».
La banda más cool
tocaba «Sexo» de Los Prisioneros
y las compañeritas a las que les gustabas
te seguían por el gimnasio
con la lenta de Poison.
Tenía 11 años,
no había dado mi primer beso
y creía que a los 33 estaría casado,
tendría una hija y un gato negro
llamado Rick Hunter.
*
ANTES DE PONER SU ACOSTUMBRADO CASSETTE
de Joaquín Bello
mi padre recordó
que en vez de decirle papá
le decía «dadá».
*
CON FALDA A LA RODILLA,
blusa de lunares transparente
y zapatitos taco bajo,
atraviesa el living
apenas llega del laburo
a poner en el viejo tocadiscos,
por ahora en el suelo,
«Che m’importa del mondo»
de Rita Pavone,
con lo que de inmediato sonrío,
dejo en no sé qué página el libro,
mientras baila como Catherine Spaak
en el film La noia.
Después corre a la pieza
a ponerse el pijama.
Prende justo el noticiario
donde el conductor anuncia el tiempo.
Con tres suaves golpecitos en el cubrecama
pide ahora me ponga a su lado,
alumbrados sólo por avisos comerciales.
Ni siquiera vio la ensalada
de zanahoria quesillo y rúcula
que le tenía servida en un plato
tapado con otro plato.
*
NO SÉ POR QUÉ INSISTÍ
en que comieras esas betarragas
que hice y apenas probaste.
Betarragas y zanahoria
cocida sin nada de aliño.
Como si en esa mezcla
mientras sonaba «La cosa más bella»
de Eros Ramazzotti
y te llevaba la comida a la boca,
te fueras a sanar.
*
QUIZÁ AHORA ENTIENDA A LISZT
cuando decía llevar una tristeza profunda en el corazón
que de vez en cuando necesita estallar en sonido.
Acaso sea la de esta página sobre otra
escrita de tirón apenas después de dejar caer
la bolsa de basura en el ducto del edificio.
Un golpe que detona otro, nimio, analgésico,
antes de que el sol se vaya por completo.
*
ESCRIBIR
es bajar el volumen
creyendo
que alguien llama.
*
NO QUIERAS A NADIE, HIJO,
a quien no le guste «Overkill» de Colin Hay
cuando oscurece.
A nadie que cree que está pasado de moda,
que cambió el dial cuando estuvo tocándola
en The Bob & Tom Show
y jamás tuvo una noche de insomnio
o una mascota muerta.
Nunca cruzó los dedos diciendo una mentira,
metió la cabeza al water.
No quieras a nadie que no fue una noche,
otra noche,
un meteorito demasiado veloz,
demasiado pequeño, desintegrándose
antes de llegar a tierra.
No quieras, pequeño saltamontes,
a nadie que no sea el día de mañana
parte de tu imaginación
porque somos fantasmas
que aparecen y desaparecen entre latidos
que se sumergen cada vez
y con mayor complicación
en lo más profundo.
*
«SÉ QUE HAY COSAS QUE NO ME CIERRAN DEL TODO,
pero uno no es quién», diría Levrero.
Ayer me quebró ver una chica en la micro,
que no supera los 15,
escuchar con audífonos,
es decir, con elegancia y tristeza,
«Minha Galera» de Manu Chao.
Que ganas tengo de escucharla con vos,
tomándonos una piscolita,
ahora que con las manos en la lavaza
busco el tapón
mientras suena el «Ave María» de Caccini,
en la voz de Sumi Jo.
Desperté pasado el mediodía
con alguien haciéndome cariño en el pelo.
¿Eras tú?
Acto seguido marqué tu número
y salió ocupado.
Por cierto, no insistí.
Dejo este mensaje en el buzón de Dios.
Ayer descubrí una canción hermosa
navegando por internet,
se llama «Be Good» de Gregory Porter.
Eso vieja, tengo que seguir
ahora revolviendo una sopita de tomate,
hacer los crutones.
Echo de menos tu mano.
Ernesto González Barnert (30 de agosto de 1978, Temuco, Chile). Recientemente obtuvo Mención Honorífica del Concurso Internacional de Poesía Nueva York Poetry Press 2020. Su obra poética ha sido reconocida con el Premio Pablo Neruda de Poesía Joven 2018, Premio Nacional de Poesía Mejor Obra Inédita 2014, Premio Nacional Eduardo Anguita 2009, entre otros, además de varias menciones honrosas y becas. Entre sus últimos libros: “Éramos estrellas, éramos música, éramos tiempo” (Chile, 2018), la reedición de “Playlist” en EEUU (Floricanto Press, 2019) y Chile, esta última bilingüe (Plazadeletras, 2019). Es cineasta, productor cultural de la Fundación Pablo Neruda. Reside en Santiago de Chile.
[1] «En los 70, una disquera de Los Ángeles lanzó un álbum titulado The Best of Marcel Marceao que consistía en cuarenta minutos de silencio seguidos por aplausos. Se vendió bastante bien. Me gusta ponerlo para hacerme compañía, pero me molesta mucho cuando las personas hablan mientras lo escucho» (Tom Waits).