Cientos de miles de millones de galaxias. Esa es la respuesta a la pregunta de cuántas de éstas existen en el universo. Una cifra abrumadora en la que nuestro planeta no es más que una ínfima parte. Ahora bien, esa respuesta guarda relación con solo una porción de ese universo, aquel que es posible observar, el que a su vez es una pequeña fracción de un gran universo invisible, que no podemos ver, pero sabemos que existe.
Roberto Guidotti, periodista y docente de literatura, construye su primera novela cuyo título Universo invisible es un desbordante volumen que mezcla fantasía, ciencia-ficción, realidad, virtualidad, en una propuesta narrativa que supera las 300 páginas, por la que desfilan una galería de personajes que se entrecruzan en distintos tiempos y espacios, los que comparten un destino común.
La novela se organiza en cuatro secciones, tres extensos capítulos y un epílogo, construido por fragmentos de una historia que a medida que avanza va descubriendo parte de ese mundo invisible a los propios personajes.
Guidotti arma un tejido que mezcla las historias de Álvaro y Rafael, dos amigos que viven en una ciudad que al principio no podemos reconocer y en un tiempo del que medianamente podemos dar cuenta gracias a la mención de aplicaciones como Uber o WhatsApp. Sin embargo, no estamos ante un texto de corte realista, muy por el contrario, antes de pasar la primera página se introduce un elemento que rompe la realidad que conocemos y que nos prepara para un evento que será gravitante para el desarrollo de la historia.
Álvaro Rojas es un boxeador provinciano que trata de abrirse camino al éxito mientras que Rafael Bórquez, su amigo de infancia, es un periodista que trabaja en una investigación cuyo resultado podría resultar de gran relevancia para su carrera. Ambos emigraron a la capital desde su ciudad natal y son vecinos de departamento, por lo que mantienen activa su amistad, la que será un conductor central de toda la narración.
Lo que parte como una novela de corte casi policial, en que Rafael emerge como un periodista detective, lentamente se transforma en una relato de corte fantástico y de ciencia ficción donde Álvaro deberá pelear el título al campeón invicto de una empresa llamada Adonis Producciones, cuyos boxeadores dominan el circuito. La clave de esta supremacía se encuentra en su calidad de clones creados a partir de una sustancia llamada Vánix, que posee una serie de cualidades cuya peligrosidad será prontamente expuesta por los protagonistas.
Álvaro y Rafael alternan sus voces para dar cuenta de un mundo que en forma permanente se conecta con otros desde donde emergen una avalancha de personajes entre los que destacan un detective interespacial, una guerrera rockera, un senador corrupto que pretende implementar un proyecto de realidad virtual en sociedad con una malvada cyborg que tiene sus propios planes para el universo, además de unos cuantos gamers de primera que serán llamados a poner orden en algún punto del caos inminente que se avecina.
La vida de Álvaro girará en torno a este esperado combate y a una relación sentimental con Scarlett, su gran amor, la que será portadora de un secreto que se cruza inevitablemente con la investigación de Rafael y que guarda relación con un proyecto llamado Millenium.
Policías, detectives, académicos, científicos, cantantes, espías, y hasta un mago, entran y salen de una narración que cual Jumanji cibernético avanza en una propuesta que cuestiona permanentemente el concepto de lo real, en un coro de universos que convergen, coexisten, se fusionan y se repiten tantas veces sea necesario para hacernos entender que no existe una única posibilidad para la existencia de los personajes.
Domingo Kolper, Katrina, Benito Alcázar, Eugenio Santos, Antonio Bermúdez, El Coronel Domínguez, Samantha, Verónica, Thiare, Alfredo, Jo, Gianni, Claudio, Wilson, Fu-Shu, Eric, Tomás, Juris Mox, Lubius, Eleonora son solo algunos de estos personajes dispuestos en el tablero y para todos ellos el destino está escrito.
Estamos ante un sinnúmero de situaciones que alteran o modifican la realidad conocida, una construcción que se sospecha manipulada en un nivel por un operador que se encuentra en un nivel superior, el que a su vez podría ser producto de otra construcción real o virtual, donde los personajes se verán enfrentados a la necesidad de restablecerse en la lógica de su propio mundo.
Llegará el momento en que podremos reconocer la ciudad por los nombres de sus calles, pero estaremos conscientes de que no es fiel a nuestro recuerdo. Lo triste y lamentable es que recocemos que los males que afectan a nuestro mundo — ambición, corrupción, dominación, venganza, mentira, traición— son una constante de todos los universos, peor aún de todas las realidades, que ni los grandes descubrimientos ni avances tecnológicos han logrado erradicar.
Guidotti crea un universo fragmentado y proporciona lentamente las pistas que llevarán al lector a completar el rompecabezas, mientras lo conduce por una senda que incluye persecuciones, combates, asesinatos, secuestros, en paralelo a historias de fraternidad, amor, superación, aparte de las intrigas y traiciones que surgen de los distintos intereses en pugna.
Como una brisa fría, recurrente en la narración, el universo invisible se devela finalmente a los ojos de quien quiera verlo, ya sean humanos, cyborgs, clones o personajes de una ficción que en varios pasajes rinde homenaje o hace guiños a clásicos literarios, del cine, la música y el deporte. Un mundo que finalmente puede o no ser real, un viaje que tiene que emprender cada lector que se atreva con esta novela que tal vez requiera más de una lectura para ser asimilada completamente.
Universo invisible / Roberto Guidotti / RIL Editores / 2021