Por Tomás Díaz
Cuando el verano ya no da más para hacerse de sus planes
Mil horizontes de algodón se derrumban
Y aplastan
el sonido que tenías de futuro
que creíste haber oído tan cerca
Más incluso aún, que la misma necesidad de aquello
Vuelos de cosas en el cielo
-Ponle el nombre que quieras-
Tu tranquilidad por fin se da cuenta
Diciéndote
Que los ojos vuelan tanto como los pensamientos
No hay ojos que resistan la emoción
De un descubrimiento
Oscurece
Y de tu corazón sale espuma de mar de un día de verano
y comida a tu gusto con la familiaridad de la infancia
el sol nunca ha brillado más -recuerdas-
la ventana y su viento entrando a kilómetros por montón
en la seguridad de tu padre al volante
Vale aún la pena vivir
me pregunta el horizonte prometedor de antaño
el recuerdo martilla sus nostalgias
y el corazón ahí
tristemente
se ancla para siempre
tal cual les prometió a mis dientes de leche
Vivamos más de lo que pensaste hacerlo
y de la imaginación que tienes de aquello
…
toma la cuchara y empecemos por el postre
no hay orden que seguir
ni rumbo más indicado que tomar
que la astucia de un salvaje no cautivo
aún.