—Cuéntanos sobre ti y ¿cómo fue hacer este libro?
—Bueno, soy escritor, docente y periodista, ya hace quince años más o menos, hacer este libro fue un lujazo total porque me pude volver a conectar con esa época en donde hice mi educación sentimental, que fue durante los noventa. En esa época donde todo sucede por primera vez. Y explorar desde este momento histórico, desde esta época personal, me hizo dar cuenta también lo importante que fue para mí el punk rock, la visión de 2 Minutos, la música, los recitales, y también mis compañeros de generación, ¿no?, de los años noventa. Y en algún sentido creo que sobrevivimos a esa época y llegamos hasta acá, los que llegamos. También este libro es una carta de amor a la gente que creció en los años noventa, en el under argentino.
—¿Cuál es la importancia del punk en Argentina?
—Bueno, es vital para pensarlo en muchos niveles, en un sentido ideológico, en un sentido sonoro, en un sentido estético, en un sentido contestatario, me parece que el punk siempre fue un pilar de dignidad, un pilar de recordatorio acerca de donde está la honestidad, ¿no?, pienso en Los Violadores con la vuelta a la democracia, pienso también en la figura de Luca Prodan con Sumo, pienso también en lo importante que fue para poder encontrar una forma de vida que represente un espejo en cual mirarse, ¿no?, y no sentir vergüenza, pienso en Patricia Pietrafesa armando fanzines y que sigue tocando hasta el día de hoy. Y después con el recambio de los noventa donde entra 2 Minutos, pero también en esa generación intermedia, ¿no?, entre Violadores y los noventa, en que está Flema, está Attaque 77, entonces me parece como que siempre fue el punk una forma de renovación de la escena, pero también es una forma en la cual la vida se presenta en su máximo esplendor: el punk rock. Y, por otra parte, para mí fue una escuela también, yo siendo chico y yendo a recitales de punk rock ahí me enteré de muchas cosas, desde ecología, feminismo, anarquismo, hasta también nuevas corrientes dentro del cine, de pensamientos. Así que para mí fue absolutamente un paraíso, haber descubierto de muy, muy, chico el punk en Argentina.
—¿Qué significa 2 Minutos para la música argentina?
—Bueno, para mí es fundamental para pensar los años noventa, es una banda que hizo el salto del under, más under, al mainstream, más mainstream, y siempre sostuvo, también, su esencia, su forma, su belleza, su complejidad como banda, ¿no? Entonces, de haber venido de un barrio obrero, como dicen en la primera canción del disco Valentín Alsina, a haber posicionado el rock barrial en un lugar tan extraordinario para ese momento cultural como fueron los noventa, cuando salió el disco en el año ‘94. Ahora pasaron a ser un clásico ya del rock argentino, me parece que marcaron mucho, no solamente en la constitución de cierto imaginario acerca del barrio en la música, sino que también ir filtrándose en otros territorios como la literatura, la cumbia villera y poner al conurbano también en un sitio de privilegio, por todas esas cosas creo que hoy 2 Minutos ocupa el lugar privilegiado que tiene dentro del imaginario rockero argentino
— ¿Cómo fue tener a Mariana Enríquez hablando en el libro?
—Mariana Enríquez es una escritora extraordinaria y una pensadora de la música muy lúcida, muy poderosa y para mí fue importante tenerla desde ese lugar, ¿no?, cómo alguien como ella que escribe lo que escribe y como lo escribe, puede mirar no solamente a 2 Minutos sino también el punk argentino y al punk mundial, o sea, también me hacía falta una mirada como la de ella dentro del libro para poder completar el rompecabezas que es Un regalo del diablo. Y, por otra parte, me parece importante que ella pudiese estar porque se muestra también que el punk argentino es una forma de vida, que fue también visto por otras disciplinas como la escritura, por ejemplo, ¿no?
—¿Cuándo aterriza el punk en Argentina?
—Es bastante en simultáneo con lo que ocurre en Inglaterra, ¿no? Ya en el año ‘78 ya había bandas de punk acá. Estamos hablando de Los Testículos, la banda previa al nacimiento de Violadores, así que fue bastante cercano en el tiempo a lo que ocurría en otras partes del mundo. Y, por otra parte, también el post punk vino con Luca Prodan y Sumo, muy seguido, ¿no?, o sea, sacan casi a la vez el primer disco de Violadores con lo primero que se conoce de Sumo, así que llegaron a la vez acá a nuestro país.
—A tu parecer, ¿cómo nace el punk en tu país?
—Bueno, yo creo que la realidad de tener una dictadura militar fue un caldo de cultivo impresionante para que pueda emerger una resistencia, que ya se venía viendo desde los principios de los setenta en la política, así que ese correlato sonoro me parece que era supernatural, se dio de forma orgánica. El punk en Argentina tiene más un espejo, en su origen, reflejado en el punk inglés, ¿no?, el punk de los Sex Pistols, The Clash y demás bandas de ese estilo es el que llega acá. Después recién en los noventa o fines de los ochenta, con Attaque empieza a tener ya un culto más ramonero, pero en principio el punk es mucho más ideológico y político, y estético y una cuestión de vida o cómo encarar la vida que una cuestión simplemente sonora, ¿no? Entonces, ahí es donde, en Inglaterra es donde se toma el modelo también para el punk en Argentina, y lo que me parece también importantísimo es que si bien toma cosas del punk inglés, automáticamente se vuelven punk argentino con una idiosincrasia de acá, empezando de que no había una monarquía si no una dictadura, que también estaba hecho por gente de clase baja o un híbrido entre clase media y clase baja, entonces se daban ciertas particularidades que hicieron que existiese un punk argentino.
—¿Cuál es la importancia de Valentín Alsina?
—Bueno, es un disco fundacional, ¿no?, de toda una corriente que empieza con 2 Minutos y que también cristaliza dentro de la cultura argentina un montón de cosas, desde palabras como buchón, barricada, bueno un montón de palabras del léxico barrial las mete dentro de la cultura nacional y popular. Posiciona el conurbano como productor de belleza y cultura. Crea un tipo de canción que es como la postal, ¿no? El Mosca como un gran creador de imágenes, como creando un nuevo estilo de letra dentro del rock argentino. También le da una masividad que no había tenido hasta ese momento, Valentín Alsina, al punk. Después 2 Minutos se convierte como una suerte de embajador del punk en distintos lugares de Latinoamérica, tomando la posta que había dejado Soda Stereo en su momento, ¿no?, y también se vuelven en viajeros crónicos junto con Babasónicos en ese momento. Fue importantísimo a muchísimos niveles la existencia del disco Valentín Alsina.
—¿Cómo fue trabajar con Santiago-Ander?
—Fue un laburo hermoso, precioso, es una editorial que me encanta y me parece un lujo absoluto que el libro pueda estar en Santiago-Ander, en ese catálogo que están armando con una curaduría exquisita, así que, un placer enorme trabajar con Santiago-Ander.
*Entrevista vía audios transcrita para Lector.cl