Qué lee Cristóbal González ?
Leo mucha literatura rock. Soy fan y amigo de Fabio Salas, he disfrutado todos sus libros. Me gusta mucho también el trabajo de Marisol García y Emiliano Aguayo, ambos contundentes. El libro de Lalo Meneses me encantó. Valoro el estilo descriptivo de Andrés Valenzuela, el autor de la novela de los Fiskales. Me gusta Pedro Lemebel, siento un respeto profundo por él. A nivel internacional, sigo a autores como el mexicano Enrique Blanc o los venezolanos Yumber Vera y William Padrón. También leo de historia y política. Admiro a Eduardo Galeano. El año pasado leí el testimonio de Tito Tricot, sobre su militancia en el Frente. Me gusta Redolés, su poesía y sus crónicas…un tesoro que aún no se dimensiona en su magnitud.
Viviste tu niñez en Venezuela, ¿qué libros recuerdas de tu infancia?
El Relato de un Náufrago, de Gabriel García Márquez. El libro compila crónicas sobre un episodio real en Colombia, donde una persona sobrevivió a un naufragio. El hombre estuvo dos semanas en balsa, a la deriva. Yo en Venezuela, país vecino de Colombia, iba a la playa. El libro lo leí después de viajar en ferry a la Isla de Margarita, un viaje donde, entre otras cosas, me insolé. Entonces al leer, todo me resultaba muy cercano; el barco, el mar, el sol, las quemaduras. Me imaginaba todo, perfectamente. El estar en medio del océano, solo, en una balsa, sintiendo al sol quemarte. Me llegó mucho. Lo sentí cercano. Es potente, por la historia y por el relato. Volví a leerlo hace poco y lo disfruté mucho.
¿Cuál es el libro al que siempre vuelves?
Son varios. Los libros de Los Prisioneros y/o Jorge González me han interesado, yo diría, casi todos y siempre los releo. A algunos de estos libros vuelvo más que a otros, pero creo que todos han aportado algo diferente y valioso. La descripción de los discos de la banda que hizo Julio Osses en el suyo, por ejemplo, tiene cosas muy destacables. Es impresionante que existan tantos libros sobre ellos, pero se trató de una banda muy intensa; no podía ser de otra forma. Son un grupo que se puede mirar desde varios ángulos – musical, discursivo, político, social, estético– y que no deja de ser interesante.
Pasaste de ser un fan musical más a convertirte en el fundador de tu propia banda y a compartir escenario con tus grandes referentes ¿Qué te llevó a plasmar ese recorrido en un libro?
Quise entregar un saludo escrito a nuestros referentes y sentí necesario dejar un registro de lo que vivimos, hablar de los circuitos donde estuvimos, de los grupos y de los amigos que nos ayudaron en nuestra gesta. También, uno al escribir, reflexiona y busca consciente o inconscientemente, ciertas respuestas sobre lo que vivió, pero en mi caso, hoy tengo incluso más preguntas que antes, sobre ciertas secuencias de sucesos, que realmente parecen mágicas. Me impresiona la fuerza que puede cobrar una palabra como destino.
Repasando la bibliografía citada en tu libro, lees bastante. ¿Cómo fue el proceso de organizar la información para llegar al libro?
Muy natural, tengo buena memoria, entonces iba escribiendo y me iba acordando de ciertas frases o cosas de reportajes y libros que había leído, y las iba integrando así, muy naturalmente.
Fuiste testigo privilegiado de la escena musical de los 80 y 90, y en tu libro debut Tumbao Rebelde. El rock mestizo de Santo Barrio haces referencia a varias de ellas ¿Cuál sería para ti la más significativa?
Hice música en los 90, aun así, con la mano en el corazón, le tengo un cariño especial, no sé si mayor, pero especial, a las bandas del rock latino de los años 80. Eran bandas románticas, propositivas, creativas. Piensa en grupos como Sumo, Virus, Soda, Los Prisioneros, Sentimiento Muerto, Desorden Público, de esos años…brillantes e irrepetibles.
Tumbao Rebelde. El rock mestizo de Santo Barrio es una amena crónica de una época compleja, el Chile postdictadura, ¿qué rescatas de esa época?
La contracultura, las organizaciones de Derechos Humanos, los estudiantes, los grupos musicales con discurso político. Los pequeños actos como esas pasadas clandestinas de La Última Tentación de Cristo en alguna facultad universitaria…la gente que siguió luchando y que no se compró la película del jaguar de Latinoamérica.
Del barrio a Europa, el relato biográfico sobre Santo Barrio retratado en tu libro podría considerarse prehistórico, en el sentido de que todo aconteció antes de la revolución de internet y las redes sociales, ¿cómo ves a las nuevas bandas hoy que son menos dependientes de los sellos?
Me agrada que los chicos hoy puedan ser autónomos, sin embargo, los soportes y este ritmo de vida actual, tan vertiginoso, hace que algunos grupos se salten etapas y sientan que todo es rápido y fácil y no es así. A veces veo mucha foto, pose y harto ego, creo que lo actual está bien, hay calidad y variedad, pero hace falta corazón y discurso…que nos devuelvan la emoción.
De acuerdo a tu relato, fue a comienzos de la gira por Europa, específicamente en Zurich, donde comenzaron a «vivir la multiculturalidad». A quince años de esa experiencia, ¿qué opinión tienes de este Chile multicultural y del aporte de los nuevos inmigrantes a nuestra música y literatura?
Chile siempre ha sido multicultural en su esencia, lo que ocurre es que aquí esa diversidad se niega y se rechaza, no se acepta abiertamente, por muchas razones. En Europa, nosotros vivimos esa multiculturalidad de forma más intensa y potente que acá, por que allá en ese instante estaba muy en «boga»; quizás eso que nosotros vimos allá se está dando aquí ahora, en cierto grado. Los migrantes de Colombia, Perú, Haití, y otros países, aportan a Chile. Piensa en grupos como Makina Kandela, con su sonido colombiano, son geniales. Bienvenidos todos, con sus miradas, comidas, y bailes que enriquecen nuestro día a día.
Santo Barrio, como destacas en tu libro, fue una banda comprometida desde el principio, que «mantuvo siempre firme y clara su posición política». De acuerdo a esa postura y a una cita que haces a Vicentico ¿Cuál sería ese «otro mundo esperando por ser vivido» en el Chile de hoy? -Uno más solidario, menos competitivo, con más tiempo para el ocio, y protección social, uno más amable, el que nos merecemos y buscamos.
Cómo ha sido tu experiencia con Sudamerican Writers?
Un privilegio, agradezco a la gente de Radio Lagarto y a los autores por su generosidad con nosotros, el programa es un sueño.
Después de este debut en la escritura, ¿qué sigue en la historia de Cristóbal González?
Difundir este libro, desarrollar nuevos proyectos literarios, seguir apoyando a las personas con las que trabajo en la música y en diversas áreas, descansar.
Definiciones
Libro o Vinilo:
Libro
Fernando Ricciardi o Charly Alberti:
Miguel Tapia
Salto del Laja o Salto del Angel:
Salto del Angel
Cristóbal González es músico, escritor, conductor del programa Sudamerican Writers en Radio Lagarto.
Esta entrevista se realizó con apoyo del Fondo de Fomento de Medios de Comunicación Social del Gobierno de Chile y del Consejo Regional Metropolitano.