—Bienvenido, Leo Maslíah,¿qué nos puede contar de esta nueva visita a Chile?
—Gracias, es bueno volver, creo que la última vez que estuve fue en 2018 o 2019. Vengo invitado por FILL 24 para dar un recital y a la vez presentar esta reedición de mi libro.
—Vuelves a presentar La Bolsa de Basura, ¿cómo recuerdas el nacimiento de este proyecto con Pez Espiral?
—Estoy muy agradecido con ellos por ser quienes me publicaron por primera vez en este país, siendo que mis libros ya vienen circulando en Uruguay y Argentina desde mediados de los años 80. También hay una obra mía publicada en Francia, y parece que este año se va a dar la primera publicación en portugués, en Brasil.
—¿Cuáles son los temas que le interesa explorar en la escritura? ¿algo que te haya cambiado la mirada después de la pandemia?
—Mi literatura no surge en base a temas.
—El lema de este Festival del libro y la Lectura es «El Arte del oficio», como ve usted el oficio del escritor entre todas las artes que usted practica.
—Es un oficio difícil para mí, hay cosas que me cuestan y en las que voy progresando de a poco a través de los años. La música me sale más fácil. Pero el oficio de escribir está en serios problemas, por lo menos en la lengua española. Está lleno de escritores que redactan peor que un estudiante promedio de secundaria de mediados de los años 50 o 60. No lo digo en el sentido de que escriban «incorrectamente» sino de que no dicen lo que creen estar diciendo.
—Hace unos días se supo que Amazon se está llenando de libros escritos con Inteligencia Artificial, ¿qué piensa usted de la IA y el hecho de delegar la creación a un asistente no humano?
—Es una herramienta como cualquier otra y al igual que cualquier otra se puede usar bien o mal, sabiendo o no sabiendo.
—Se cumplen 50 años desde su primera presentación y sigue más vigente que nunca, ¿cómo se mantiene el deseo de explorar cosas nuevas?
—El deseo es enemigo de la creación artística.
—Qué cosas «incomodan» a Leo Maslíah por estos días?
—Casi todo.
—¿Tienes un libro favorito al que te gusta volver de vez en cuando?
—Por desgracia el tener siempre tanta lectura pendiente me impide releer cosas como quisiera.
—Los medios siempre destacan de su trabajo la genialidad y el humor, ¿a su juicio qué aspectos dejan fuera de esa mirada que usted busca entregar a su público?
—Creo que hay mucho prejuicio dando vueltas sobre el humor, el supuesto «absurdo», la supuesta «crítica» y muchas cosas más. Me gustó un trabajo que escribió Raúl Caplan, de la Universidad de Estrasburgo, que se llama «Libertad y [una palabra que se puede traducir como coacción, restricción obligación, cosas así] en la obra novelística de L.M.».
—¿Alguna anécdota que te siga causando risa en estos 50 años?
—Tengo muy difícil la evocación en los momentos en que me preguntan cosas. Es mejor que me las pregunten en algún momento en que no me las estén preguntando.
—Ha incursionado en la música, la literatura, la actuación, la ópera, el periodismo ¿hay algo que llame su atención y esté en lista de espera por hacer ?
—No, todos mis proyectos están más o menos en esas primeras áreas.
—¿Qué tienes preparado para el público de este viernes en Espacio Ñuñoa?
—Tocar algunas músicas y canciones y leer algunos textos del libro que se reedita.
—Borges o Benedetti
—Galina Ustvólskaya
—Les Luthiers o Hugo Varela
—Enkidu.
—Händel o Charly
—Fritzi Ritz.