¿Qué lee Paulina Flores?
Ahora estoy leyendo Gracias por la Compañía de Lorrie Moore, Nancy de Bruno Lloret y Eros de Anne Carson. Antes leía muchos cuentos, ahora estoy tratando de enfocarme en la novela como género, pero siempre estoy buscando voces femeninas y me obligo a leer poesía.
¿Cómo fue tu relación con los libros durante tu infancia?
No precaria, pero nada intelectualoide. Los libros fundamentales fueron: Una biblia infantil que leía casi todas las noches (me encantaban las historias del Antiguo Testamento, la de amor entre Sansón y Dalila era de mis preferidas.); también tenía El libro de las virtudes para niños y cómics del Tío Rico, sus tres sobrinos y los chicos malos, que mi mamá compraba en La Vega.
¿Recuerdas algún libro que haya influido en tu interés por la escritura?
Para mí fue muy importante leer a Faulkner porque entendí lo que era el trabajo con las palabras, hacer poesía con ellas pero en prosa. Con Alice Munro descubrí lo que era ser escritora y apropiarse de un género, en este caso el cuento. Había leído a Virginia Woolf y me había parecido genial, pero con tanta servidumbre pululando a su alrededor era difícil sentirse identificada con ella. Munro, en cambio, escribía en el tiempo libre que le dejaban sus hijos, relatos del pueblo en que creció y abandonó de joven, de lo que significaba ser la primera mujer de la familiar que podía tener sexo por amor.
¿Qué libros recomendarías leer?
En primer lugar, literatura chilena que está demasiado buena, por nombrar casos ejemplares: Reinos de Romina Reyes o poesía de Juan Santander Leal (aunque está medio difícil encontrarla). Hace poco leí Nunca me abandones de Kazuo Ishiguro y me voló la cabeza.
¿Cómo recuerdas el momento en que decidiste ser escritora?
Cuando entré a estudiar literatura mis mejores amigos comenzaron a escribir ficción: faltaban a la universidad y se encerraban a escribir todo el día. Me alucinó el romanticismo y la disciplina con que lo hacían, y me les uní. De verdad que fue una decisión, un tanto ingenua porque a los 20 años, cuando decidí ser escritora recién estaba empezando a escribir los primeros textos, o sea no tenía nada de experiencia. Pese a muchos textos pésimos seguí terca y le dediqué, le sigo dedicando, mucho tiempo.
¿Cuáles son los grandes temas presentes en tu escritura?
Yo solo escribí de lo que conocía, no tenía pensado hablar de «grandes temas» sino sólo contar historias, historias de gente como cualquiera. Pero lo que han dicho los medios o la gente que leyó el libro es que está muy presente el tema de las relaciones con los padres, el amor de pareja, y lo social en términos de que se ve reflejada la clase media en su complejidad: sus dificultades económicas, lo «aspiracionales» que pueden ser, su apocamiento, su falta de empatía, su fuerza, lo trabajadores que son.
¿Cuánto influye en tu carrera el Premio Bolaño?
Sobre todo en que el resto te vea de forma más seria. Yo personalmente creo que los concursos son solo eso: concursos, y que la suerte está por sobre cualquier otro valor.
¿Cómo fue la apuesta de una editorial independiente por tu libro?
Me gusta mucho el trabajo de las editoriales independientes, tienen la belleza y el cuidado de lo artesanal. Por otro lado, fue algo muy natural para mí porque nunca me planteé publicar en una editorial grande, más allá de lo que yo quisiera, no pensaba que existiera la posibilidad de que se interesaran en mis textos.
Naciste justo al comienzo de la transición, ¿cuál es tu visión con respecto a las promesas de un Chile más justo?
En el colegio participé activamente en política y ver como toda la lucha de la revolución pingüina quedaba en nada concreto fue una gran desilusión. En ese sentido soy bien escéptica, pero no sólo de la clase política, sino también de la gente. Me dio mucha rabia ver que aún después del 2011 y de las marchas de más de 200 mil personas, para las elecciones pasadas nuevamente la derecha y la Concertación se quedaban con más del 80% de los votos. Me acuerdo haber sentido mucha rabia de que el país siguiera siendo tan tibio, pero eso es Chile, y aunque es probable que la desigualdad deje de ser tan escandalosa como lo ha sido en los últimos años, no me imagino muchos cambios de fondo.
Tus relatos hablan de la marginalidad de ciertos sectores, ¿cómo ves el tema del arribismo presente en la sociedad chilena?
En términos generales creo que Chile está obsesionado con salir de la población, la gente confunde «estudios» con «educación», nos venden la imagen de Golborne dejando Maipú para vivir en Las Condes, y la gente se endeuda y rompe lazos importantes con su pasado y su origen. Por otro lado, tampoco pienso en la «marginalidad» románticamente, hay dolores y costos altísimos en la pobreza, y comprendo que alguien busque consuelo de una u otra forma. No busco hacer sociología con los cuentos, para mí lo más interesante es mostrar el permanente conflicto que es enfrentarse a ese tipo de decisiones: abandonar o quedarse, pensar en uno o no, dejar el pasado atrás o aferrarse a él.
Qué vergüenza fue acogido con gran entusiasmo por la crítica, ¿cómo manejas el tema de las expectativas que se generarán para tu próxima obra?
No me preocupa, en primer lugar porque veo el trabajo escritural como algo muy personal, se trata de mí contra mí misma. Por otro lado, la fórmula para el libro de cuentos fue solo trabajar mucho, así que confío en que si aplico la misma dedicación y más, los resultados no debieran ser tan distintos.
¿Cuál es el siguiente paso en tu carrera?
Seguir escribiendo y leyendo, no parar de trabajar.
Definiciones
Villa o Población
De mi época son las poblaciones.
Woolf o Munro
Munro
Farmacia popular o mall
Farmacia popular (Jadue es más grande que tu problema)