Dobles poéticas del sur es un libro que reúne textos de dos poetas del Bío Bío: Juana Matey (Concepción, 1992) y Zaida Montero Medina (Mulchén, 1985). Publicado por Ediciones Mujeres de Letras, bajo la edición de Angela Neira-Muñoz, cuenta con un prólogo escrito por Elisa Montesinos y es la combinación de dos estéticas literarias contemporáneas que comparten sus miradas acerca del mundo femenino y sus visiones artísticas, filosóficas y políticas. Conversamos en esta entrevista con Angela, la editora, y Juana, una de sus dos autoras.
—Juana, queremos saber de ti, tu fuente de creación, inspiración y de tu proceso creativo.
—Creo que el lenguaje es mi entretención, y por ende, se ha vuelto un vicio. Hurgo en mi curiosidad hasta que surja una pregunta con ánimos suficientes de entender un poco más o interpelar el mundo. He debido posicionarme como mujer, como madre, una vez integrada la idea de ser humana. Así que supongo que la fuente es una desembocadura donde confluyen todos esos ríos.
— Ángela, ¿Cómo fue el proceso de selección, para ti como editora, del libro «Dobles Poéticas del Sur»?
—Fue un proceso muy pensado y dialogado. Invité directamente a las autoras para integrar este libro, compuesto por As de luz de Juana Matey e In situ de Zaida Montero.
En una primera etapa, revisé sus propuestas y luego redacté un plan de trabajo editorial para cada autora, según las necesidades que detecté. Trabajamos en taller de edición lingüística y literaria por varios meses con cada texto, con cada palabra que construía sus ideas, imágenes, sonoridad. De hecho, con Zaida “cartografiamos” desde la corpo política de las emociones cada una de sus propuestas iniciales. Y Con Juana trabajamos desde el diálogo y la técnica cómplice que sólo los amigas escritoras suelen festejar cada vez que se edita un texto literario.
Con ambas autoras, nos reunimos de manera presencial y virtual, les encomendé tareas para tomar decisiones de estilo, de selección de palabras. Incluso les sugerí eliminar párrafos completos, títulos y poemas para otorgarle mayor unidad a sus obras. La recepción de cada autora fue flexible y eso me ayudó a construir un libro sólido y con identidad. Finalmente, trabajé sola en cada poemario y cerré con el visto bueno de cada autora. Debo decir que cada manuscrito tenía más textos de los publicados, lo que significó una editorialización profundamente concentrada desde lo literario, lo emotivo, lo sonoro, lo político.
—Juana, ¿qué nos puedes contar acerca de este libro?
—Para mí este libro es muy anecdótico. Son escritos que reservaba porque a mí me gustaban y me eran muy significativos. Mas no sabía en qué contexto compartirlos. Eran incluso más largos antes de editarse. Gracias a Ángela se volvieron legibles. Elisa Montesinos revela algo en el prólogo que fue muy importante para mí de leer, representan efectivamente una especie de manifiesto. Son el resultado de intensas y profundas lecturas y un eje radical en la posición artístico-política.
—Hablas de la maternidad, de criar, ¿cuál es tu referencia?
—Mi maternidad, las de mi madre, mis tías, mis abuelas, bisabuelas y todas las maternidades en general, hasta las perspectivas de las infancias hacia la maternidad y mi desarrollo en una y en otra y el de las demás. Todas esas memorias, y proyecciones de ellas, me conmueven y las habito con todas sus intensidades para alzar la voz que transmiten estos escritos. Me parece un recurso inagotable. Sobre todo para el arte; incomoda en lo bonito y lo grotesco, es de por sí una experiencia exagerada que demanda mucha atención. Es interpretable porque construye desde la esperanza, es discutible porque todas descubrimos algo diferente y encontramos nuestras maneras, mezcla lo comunal con el desarrollo de la persona individual, lo tiene todo.
—Usas palabras en Mapudungun, ¿por qué quisiste utilizarlas en tus poemas?
—Lo hago con venerable respeto. En Chile, aunque no nazcas en comunidades Mapuche, te encuentras con su murmullo todo el tiempo: en la historia que enseñan en el colegio, en la literatura, en el nombre de los bosques, de los caudales de agua, de las montañas, de la flora y la fauna, de los pueblos, hasta en nuestro lenguaje coloquial. Creo que eso me auto otorga cierta potestad, insisto auto conferida, porque me siento persona de la Tierra también, y como con los años he ido acercándome más a su cultura, voy deslumbrándome más de sus conceptos, de la etimología de sus palabras. Me resuenan, me hacen sentido, se imponen ante lo que quiero nombrar. Obviamente quisiera aprender mucho más, pero me resulta bastante difícil.
—¿Qué significa para ti ser mujer?
—No tengo resuelta esta pregunta en lo personal, y es que los tiempos y nuestros acuerdos sociales van cambiando. Digamos que el fenómeno se mantiene hasta hoy. Las desigualdades, perjudiciales para nosotras, son abismales. Creo que con los años, las cosas que siguen apareciendo, me afectan cada vez más. Para mí ser mujer hoy en día, tal vez significa algo así como ser guardiana del misterio de la humanidad. Oficio que se sujeta en la búsqueda de resolverse, claramente.
—El color negro sale mucho en diversos poemas, en especial en «Pena Negra», ¿Cuál es la razón?
—Creo que la palabra negra se mueve y reajusta al sentido de cada verso o estrofa. En «Pena negra», la palabra en sí, intenta unirse en un solo concepto entre espacio, tiempo e incertidumbre. A veces es pasado, a veces presente y a veces futuro. Aunque resguarde mucha rabia y pena, el color no es un detonante de lo negativo. Representa un lugar dónde estamos con los ojos cerrados, sintiendo, viviendo y necesitando lo mismo.
—¿Cuál o cuáles poetas te inspiran?
—Me gustan mucho, de América, Winétt de Rokha, Blanca Varela, Alejandra Pizarnik, Juan Gelman, Silvia Plath, Adrienne Rich, Maya Angelou… Debo decir que me inspiro con una triste facilidad, y digo triste porque coqueteo con la falacia y la utopía entre ensueños cotidianos todo el rato. Menos mal en poesía hay en quienes aferrarse como salvavidas y son muchísima gente.
— Ángela, ¿cómo ha sido la recepción del libro? y ¿dónde podemos conseguir el libro?
—Genial. A la gente le encanta la propuesta visual, los colores, los ajustes razonables referidos a incluir el audio libro, que estuvo a cargo de La Gaviota Podcast. Además, el arte de collage de Daniela Ramos enriquece la obra aportando un diálogo fluido con cada poemario que integra “Dobles poéticas del sur”.
El libro se puede conseguir por ahora en Autoras Librería de Las Condes y en la Biblioteca Nacional en Santiago. En Concepción, directo con la editorial a través de nuestras redes sociales. Pronto en más librerías, ventas online y en otras bibliotecas públicas, como todos nuestros libros.






