Para ella la escritura ha sido una gran compañía en su vida. A lo largo de su existencia ha escrito varios cuentos, pero hace poco publicó su primera novela llamada Huérfila editada por Catalonia. Es un libro en el que Florencia Ana encontró su voz y donde dejó su huella en esta obra de ficción. Como ella misma dice: «Escribirla fue un viaje, hermoso, agonizante, conmovedor, doloroso y muy poderoso». Con ustedes, Florencia Ana.
—Cuéntanos de ti, de tu trayectoria como escritora.
—La escritura es de las pocas cosas que puedo decirte que han sido una constante en mi vida. Me veo muy chica escribiendo versos, canciones, tapizando mi diario de palabras. Estudié literatura, a los veinte años publiqué un cuento a través de un concurso con La Pollera Ediciones y después me alejé de la literatura. La vida profesional me llevó a otros lugares que necesitaba incursionar.
Cuando fui mamá, las palabras volvieron a mí, retomé la escritura como algo constante. En el post natal de mi segunda hija escribí una colección de cuentos infantiles y en el año 2022, junto a la artista visual María Jesús Olivos y a Catalonia, publicamos los dos primeros títulos: El Viaje al Gran Ulmo y la Mariposa del Chagual.
Ese año también escribí varios cuentos de la mano del taller de Jaime Collyer y me fui a Barcelona a hacer un Master en Escritura Creativa en la Universidad Pompeu Fabra. Ahí me encontré con mi voz y al poco tiempo apareció Huérfila.
El año 2023 escribo Huérfila, mi primera novela y el año 2024, hace un mes, la publico.
—¿Nos puedes contar el proceso creativo de Huérfila?
—Huérfila nace un día caminando por Barcelona. Yo estaba escribiendo otro proyecto y de pronto la voz de Fátima me tomó por completo. Convencida de que era un cuento decidí escribirlo y luego seguir con el proyecto en que estaba trabajando. A los pocos días me di cuenta de que Fátima tenía mucho que decir, que no pensaba soltarme y que más que un cuento era una novela breve. Así estuve varios meses escribiendo todos los días por varias horas. Con una voz y un ritmo constante que no se fue hasta el final.
—¿Cómo fue crear a la protagonista?
—Como te contaba recién, ella casi que se creó sola. Al principio pensaba que era mayor y de a poco me fui dando cuenta de que era más joven y de que la muerte de Anaya había sido hace poco, porque al principio yo pensaba que ella era mucho mayor y que este era un duelo más maduro.
En la parte de su cuadro mental me ayudó bastante una amiga psicóloga y escritora para que no hubiera incongruencias en sus delirios mentales.
—Para la protagonista, ¿la infancia es un hecho importante?
—La infancia es fundamental en su desarrollo. Al igual que para casi todo el mundo. Uno como lector al mirar en su infancia va armando el puzle y entendiendo varias cosas de su adultez incluida por qué se quiebra o por qué no puede volver a construirse.
Al mismo tiempo, como una ironía es en la infancia donde ella se siente cómoda, la adultez le cuesta, por lo que quiere recurrentemente volver ahí. A su infancia y a la infancia de Anaya.
—La maternidad y la familia son conceptos interesantes que trata el libro. ¿Nos puedes contar por qué?
—Siempre me ha gustado escribir de lo íntimo, de lo que no se dice, lo que no se ve. La familia detrás de la puerta es muy íntima, no muchos saben lo que pasa detrás de la puerta, adentro de la casa, a veces incluso de tus personas más cercanas. Con la maternidad pasa parecido. Además, parece un camino pavimentado y obligado para las mujeres en el que una vez que empiezan, muchas veces, quedan solas. Me parece un tema importante y del que la literatura tiene que estar hablando. Sobre todo, la literatura escrita por mujeres.
Lo íntimo y lo público son lugares muy diferentes. En Huérfila se ve como dentro de la casa, en los vínculos filiares, tenemos un lenguaje propio, diferente al de afuera, un lenguaje que no está colonizado, donde aún hay vestigios del quechua y del mapudungun como nanai, guata, pichintún, guagua, palabras por sobre todo ligadas a la maternidad.
—Otro tema que tocas en Huérfila es la muerte. ¿Por qué?
—La muerte se ha llevado a personas muy cercanas, queridas, de formas abruptas y dolorosas. Desde ahí viene un camino personal de entenderla, mirarla a los ojos, no temerle. Pero sobre todo de rondarla, de investigarla, entender qué diferencia a los vivos de los muertos. Porque entre que están y no están sólo hay un segundo. Es algo muy sutil, casi como lo mismo que separa a la locura de la cordura. Algo invisible, impalpable y que genera una gran diferencia.
—¿Cómo entrelazas las relaciones humanas a lo largo del libro?
—De verdad que Huérfila nace sin estructura, como una cascada que va empujando y va apareciendo, como una historia que me toma. Obviamente hay un momento en que yo me pongo en frente y le digo, a ver paremos, para dónde va esto. Ahí observo todo lo que está ocurriendo y trato de ver hacia dónde va, de ponerle estructura, de armar el puzle, de que haya una coherencia. Pero eso fue cuando ya iba bastante avanzada. Las personas que aparecen son las personas de la vida de Fátima, las que para bien o para mal la marcaron, a veces, con cosas insignificantes y otras con cosas super profundas, pero la marcaron igual. Ella está en un momento de racconto y estas personas van apareciendo. Por algo será.
—¿Qué simbolizan los queltehues, tan presentes en Huérfila?
—Los queltehues aparecen como una necesidad de escape, como algo que acompaña a Fátima desde el principio, como la naturaleza que siempre está. Pero como un llamado del que tampoco se puede escapar, nadie puede hacer como que no escucha el grito de un queltehue. También cumplen una función metafórica, en la que prefiero no entrar. Siento que los queltehues son algo para Fátima, pero también son algo para el lector, y eso prefiero que cada uno lo sienta y no ponerle palabras, que a veces, sobran tanto.
—¿Qué representa para ti esta obra?
—Sí te lo digo te arruino el final. Yo sentí algo muy poderoso cuando la terminé. Pero creo que es un tipo de información que puedo revelar en un club de lectura, algo muy íntimo. Huérfila es una obra completamente de ficción, pero dejé algo muy propio en ella. Escribirla fue un viaje, hermoso, agonizante, conmovedor, doloroso y muy poderoso. Es la culminación de algo y espero que también el inicio.
También representa un juego, una exploración: firmar sin mis apellidos, deconstruirme de alguna manera, dedicarle la obra a un personaje, ¿por qué no?, probar cómo el lenguaje habla y se deteriora, mezclar géneros, jugar con el espacio, con los blancos, con las formas de las letras.
Quizás aún me falta distancia para contestarte esta pregunta. Huérfila es importante para mí, me ha marcado y espero que así lo sea para quienes la lean, ojalá que a todos les quede algo de Fátima, algo que se lleven consigo una vez que cierren el libro.
—¿Dónde podemos encontrar el libro?
—Huérfila fue editada por Catalonia, una editorial chilena independiente con muy buena distribución, sus libros se encuentran en librerías a lo largo de todo Chile, desde librerías independientes como: Lolita, Kalimera o Librería Catalonia; y cadenas como: Qué Leo, Antártica, Feria Chilena entre otras. También está en ebook y en buscalibre. Me han enviado fotos de libros físicos que han llegado a San Francisco y a Moscú. En mi Instagram @florenciaanasv también hay un link que te lleva directo a un carro de compra. Por último, está y estará presente en varias ferias. Ya estuvo en la Feria Feminista en el Centro Cultural de la Moneda.