Tuvimos la oportunidad de conversar con Victoria Ramírez, y nos contó sobre su último libro titulado Teoría del polen publicado por la editorial Provincianos. También supimos qué fue lo que la impulsó a sacar este libro, entre otras cosas. Te invitamos a leer la entrevista.
—Cuéntanos un poco sobre ti.
—De profesión soy periodista y actualmente trabajo en edición de libros. Este año estaré participando en un podcast con Ojo en Tinta, donde entrevistaremos a escritores con el lema de «Libros para salvar el mundo». También estoy trabajando en la traducción de un libro de una poeta afroamericana llamada Rage Hezekiah, junto a Rodrigo Olavarría. Me gusta mucho trabajar con libros, aunque a veces me gustaría tener más tiempo para leer con calma.
—¿Qué te impulsó a escribir sobre este tema?
—Fue un proceso muy intuitivo, al principio sin mucha claridad. Había escrito unos poemas más descriptivos sobre botánica que no calzaban con Magnolios, que publiqué por Overol en 2019. Quería escribir sobre la potencialidad que había en las plantas para pensar en otro mundo posible, fuera de lo humano. Sabía que me interesaba trabajar algo más enfocado en cierta naturaleza, destacando su inteligencia y capacidad de sobrevivencia. Me demoré bastante en el texto y en el camino me encontré con referentes que fueron muy valiosos para la escritura.
—¿Estas familiarizada con el tema de las plantas?
Sí, pero desde la literatura y desde el cotidiano. Aprendí cuidados básicos de mi familia, pero no soy especialista ni nada por el estilo. Para este libro investigué y leí sobre teorías de inteligencia vegetal, como las que proponen Stefano Mancuso y Michael Marder. También leí mucha poesía y allí fue clave Inger Christensen, Cecilia Vicuña, Mary Oliver y una poeta japonesa que se llama Ryoko Sekiguchi. Entonces creo que mi familiaridad con las plantas es en realidad el interés por entender la relación entre humanos y naturaleza, para desde allí pensar en otras sensibilidades posibles.
—¿Cuál fue el fin de escribir este libro?
—En poesía es difícil encontrar un fin, en general no hay respuestas claras. Ahora que el libro ya está escrito creo que fue una oportunidad para pensar lo político de nuestra relación con otras formas de vida. Me hacía mucho sentido entender los poemas como un ecosistema. Siento que las reflexiones que me llevaron a escribir también están motivadas por el momento de crisis climática que estamos viviendo, con un extractivismo exacerbado. Para mí significó una forma de acercarme a un tema y a una voz que me interesaba, establecer desde allí una tensión.
—¿Qué significa el hecho de trabajar con la editorial?
—Fue muy lindo trabajar el libro en todos sus procesos. Mi editor, Andrés Urzúa, que también es poeta, me hizo partícipe de muchas decisiones del libro y le agradezco por eso. Fue un trabajo minucioso, de mucha conversación. Desde la editorial tuvieron mucha paciencia para esperarme con la escritura y eso me dio tranquilidad como autora.
—¿Qué se viene para el 2022?
—Tengo pendiente la escritura de una novela que debo rendir al Fondo del Libro. Eso me obliga a avanzar, aunque me ha faltado tiempo. En poesía estoy avanzando en un libro que pude trabajar en el taller de la Fundación Neruda el año pasado. Estoy postulando a algunas residencias que si salieran me permitirían tener tiempo para poder escribir. El tiempo es lo más difícil para mí en estos momentos.
—¿Dónde podemos encontrar el libro?
El libro está en las principales librerías de Santiago y regiones. Se puede comprar en la página de la editorial https://www.provincianoseditores.com donde se hacen entregas a todo Chile.
