Por René Silva Catalán
Dafne Malvasi, premiada poeta y locutora italiana residente en Chile, conversa en esta entrevista con el editor René Silva Catalán, a propósito de su libro Antes del alba, publicado recién en Chile por Andesgraund Ediciones.
—¿Porque elegiste poéticamente Chile para la publicación de tu primer libro?
—Creo que Chile poéticamente me dió la confianza necesaria para confiar en mi trabajo poético.
En Chile, a diferencia de Italia, encontré una sensibilidad y una atención que me permitió rápidamente corresponder.
Prueba de esto, es la rápida respuesta de Andesgraund Ediciones, una editorial abierta a Latinoamérica, que creyó en mi poesía y se atrevió a publicarla en castellano e italiano.
—El lenguaje es el alma mater en la poesía, qué obstáculos hay al momento de escribirla en tu lengua madre y ahora en español.
—Más que obstáculos, hablaría de capacidad de escribir detenidamente lo que va creándose dentro del proceso poético.
Y al traducir, siento que no estoy traicionando el significado más íntimo, profundo y personal de cada palabra que compone mi lenguaje.
—Cuando hablas que tu poesía es una forma o una herramienta de resistencia cultural, a que te refieres.
—Me refiero al derecho/deber de usar la poesía para afirmar una existencia, una resistencia y una memoria donde poder decir como mujer «escribo, soy, estoy».
—Este viernes 9 de agosto, presentas oficialmente tu libro Antes del alba, cómo definirías desde el lenguaje lo que nos dice el poemario a los lectores.
—En Antes del alba busqué encontrar un tiempo-espacio, donde mi poesía se afirmara como necesidad. Un lenguaje hecho de breves relámpagos de sentido y emoción. Donde también el silencio amplificara la pegada de los textos.
—El libro viene en español y con una traducción al italiano, por ahí he sabido que viene una traducción al portugués, lengua más amiga o hermana a tu lengua madre, que nos puedes contar sobre lo que pregunto.
—Pienso que los tres idiomas italiano, castellano y portugués poseen un ritmo similar, al compartir una raíz común. Y me emociona mucho que mi poesía se pueda leer y sentir en toda su intensidad y ardor en distintos idiomas.
—Durante el año, ya has recorrido poéticamente ciudades del sur como Temuco, Chillán y otras, como encuentras ha sido recibido tu libro y también tú con el mundo poético sureño.
Soy de Nápoles, ciudad del sur de Italia y para mi la idea de poderme afirmar acá, en el sur del sur del mundo, significa sentir una reciprocidad donde mi poesía se viste de otro sur, de sus lenguajes, de sus historias.
Por otra parte, me ha sorprendido la buena recepción de poetas y lectores de Temuco, Chillán, discutiendo mi libro y compartiendo mi poética.
Vivir en Chile me emociona porque me permite deshacerme y volverme a hacer miles de veces.
—Volviendo a tus orígenes. Cuéntanos brevemente, sobre la poesía de tu ciudad natal en Italia y en qué momento histórico se encuentra la poesía italiana.
—Más que mi ciudad, hay poetas italianas que considero imprescindibles (espero no olvidar ninguna de ellas): Alda Merini, Antonia Pozzi, Nella Nobili, Amalia Rosselli, Nadia Campana, Goliarda Sapienza, Patrizia Cavalli, Lina Mangiacapre.
Tengo la impresión que en este momento la poesía italiana ha perdido una posición de avanzada con respecto a otras tradiciones.
Veo mucha condescendencia a la tradición precedente y miedo a molestar los valores poéticos y políticos predominantes en Italia.
—Como continente latinoamericano y ya que participaste en el Festival Internacional de Poesía Ciudad de los Anillos en Santa Cruz Bolivia y en tu plano de investigadora, que te llama la atención de la poesía escrita en español, sus referentes, movimientos entre otros.
—Necesitaría varias semanas para responder adecuadamente todas estas preguntas, esta pregunta no es la excepción!
Sobretodo si comprendemos que la poesía castellana es tan amplia, tiene tantos acentos, nacionales como provinciales (dentro de un propio País).
A grosso modo, la poesía en castellano, y especialmente chilena, me parece diversa, fuerte, valiente, amplia, honesta, sufrida y verdadera en sus mejores exponentes, que no son pocas ni pocos.
Aprecio muchísimo a las y los poetas que, a pesar del ninguneo sociocultural, se toman en serio su labor de poner los puntos sobre las íes, de cuestionar(se), generar un debate, personal o público, de que la consciencia no duerma tranquila, la humanidad no se pierda.
Desde la adolescencia mi relación con Chile se vino creando a través de algunos episodios para mí muy significativos: recibir a los 17 años un libro de poesía de Pablo Neruda, que mi mamá había comprado a sus 17 años, en 1973.
Años y fechas que se recorren y que llegan así a mi vida, desde raíces escondidas pero presentes.
Un regalo-legado simbólicamente fuertísimo y poderoso para mí.
—Crees que con la publicación de tu libro en Chile, sea una puerta para las nuevas voces de tu país en Chile.
—Es fundamental generar lazos entre los países que enriquecen el lenguaje y el pensamiento.
Es lindo que un poeta boliviano como Gabriel Chávez sea publicado en Italia así como la poeta cubana María Elena Blanco o el argentino Daniel Calabrese.
También está el sello Edicola Ediciones que genera un puente entre ambos países.
Yo misma he traducido al italiano unos poemas de varias poetas, como Margarita Bustos, Carolina Quijón, Alicia Salinas y tengo la intención de realizar una muestra de poesía actual italiana.
Además quiero profundizar la relación entre Gabriela Mistral y Nápoles, donde muy poca gente sabe que ella fue cónsul y que yo descubrí en mi adolescencia al recorrer la calle donde vivió la poeta Premio Nobel de la Literatura.
—Qué mensaje le mandarías a través de esta entrevista a los poetas jóvenes chilenos que leerán tu entrevista desde la mirada de una poeta del viejo continente.
—Qué nunca pierdan esa mirada, este enfoque, esta capacidad de contar(se) a través de una transversalidad e interseccionalidad poética, política y estética. Es lo que definitivamente más amo y sigo aprendiendo de Chile.