Por Sebastián Contreras
Por la noche
cedo al desvarío
voces que vienen desde lejos
dentro y fuera
aúllan
se agolpan sobre mi cuerpo
una luz verde
copa cada retículo de mi cabeza
El sol
desfallece
se encienden los postes
cuyos
cables construyen
un
paisaje
asola(do)r
cada lugar donde se posa el ojo
cubierto
cada lugar por una fantasía artificial
Como una bolsa
me muevo
incapaz de predecir el lugar al que conduce
la dulce tristeza