Odette es una mujer íntegra, full capacitada quién escribió Fracturados, un libro de cuentos que editó con la editorial Forja y que habla sobre lo que se vivió y sufrió sobre las muertes, las torturas, los derechos humanos, acerca del dolor que se experimentó desde el 73 hasta la llegada de la democracia. Fracturados es un texto lleno de sufrimiento que, para la periodista, es un trabajo del coraje. Te invitamos a leer esta profunda y emotiva entrevista.
—Cuéntanos de ti
—Soy periodista y escritora chilena, ex diplomática (estuve destinada en Washington, D.C., Londres y La Paz como agregada de prensa). Durante la dictadura trabajé 10 años como reportera y redactora en la revista HOY, especializándome en temas de derechos humanos.
Publiqué mi primera novela Arena Negra (Random House Mondadori) en el 2009, en Santiago. La segunda edición salió en el 2016 en Bolivia, con la Editorial Kipus.
—El libro es fuerte, ¿cómo fue para ti crearlo?
—Fue una experiencia intensa, casi íntima. Difícil, pero al mismo tiempo, me liberó porque esos relatos salieron de mi cuerpo, de mi memoria. Lo vivido y reporteado me pesaba en el alma. Quería visibilizar el dolor, los múltiples atropellos que sufrieron los chilenos y las chilenas. Miles sufrieron la muerte, la desaparición, la tortura, el exilio y un largo etcétera. Mi trabajo es una forma de honrar sus nombres y sus vidas. Darle algún sentido a tanto dolor para que toda esta pesadilla no haya sido en vano.
—Los 11 cuentos relatan experiencias que marcaron a toda una generación, ¿cómo fue para ti?
—La dictadura me marcó como mujer y periodista. Fueron 10 años duros, de mucho temor, más bien de terror. Forjamos un compromiso muy fuerte con nuestra profesión, con la necesidad de denunciar la barbarie, de buscar la verdad y la justicia. Soñábamos con volver a la democracia. Yo tenía 17 años cuando vino el golpe. Cuando recuperamos la democracia (o comenzamos a transitar hacia ella), tenía 34. Me habían quitado la mitad de mi vida.
—¿Cómo fue volver al pasado?
—Fracturados es un ejercicio de memoria, que requiere de la voluntad de saber y el coraje de recordar. Cuesta escribirlo y cuesta leerlo, pero creo que, a la larga, puede resultar una experiencia que ayude a sanar, a tender puentes de confianza, a derribar muros de sospecha. A acercarnos al pasado sin temor, sin descalificaciones, e intentar construir un relato común sobre lo que nos pasó. Le tememos a la memoria como sociedad porque tenemos mala memoria y, además, es corta. Y nos huele a conflicto. Y los chilenos y chilenas le tenemos miedo al conflicto.
—¿Qué enseñanza o qué te marcó este libro?
—Me reafirma la idea de que aún queda mucho trabajo por hacer en el tema de los derechos humanos en Chile y la memoria. No es un tema zanjado ni cerrado. Más bien son temas que incomodan, en general. Tanta gente obsesionada con “dar vuelta la página”, como si aquello resolviera los conflictos que el país no ha podido resolver ni afrontar. De ahí que siga siendo una sociedad fracturada, herida.
—¿Por qué el título?
—Todas las víctimas de los cuentos tienen algo en común: terminan fracturadas. Vivas, pero fracturadas.
—¿Qué características tiene el libro?
—Un libro de pocas páginas pero que pesa en el alma, como dijo mi amiga y colega Patricia Politzer.
—¿Te costó a veces escribir Fracturados?
—Me liberó escribirlo. Salió muy fluido. Lo tenía todo guardado en la memoria o lo fui recreando o inventando.
—¿Cómo fue editar bajo el sello de Forja?
—Una experiencia muy enriquecedora. De mucho apoyo cómplice.
—¿Dónde podemos encontrar el libro?
—En las mejores librerías del país, en la página de Editorial Forja y en Amazon (EBook).