Por Francisca Gaete Trautmann
A María Eugenia siempre le ha conmovido la migración y decidió abordar este tema en su nueva novela El Silencio de Irene, publicada por Editorial Forja. Lo hace con sutileza, y lo que más resalta es el amor. El silencio, los recuerdos son facetas esenciales en este libro, un desafío intenso que propone la autora. Quedan invitados a leer esta entrevista y, sí o sí, El Silencio de Irene.
—¿Qué te inspiro para escribir El silencio de Irene?
—En general trato de escribir siempre de lo que me importa o de lo que me impacta y uno de los temas que siempre me han conmovido es el de la migración, quizás porque mi abuelo fue un inmigrante italiano que lo dejó todo por venirse a Chile y hacer de este país su patria. Creo que verse obligado, por las razones que sean, a dejar tu tierra y tus afectos debe ser una de las cosas más dolorosas que puede experimentar alguien. También me parece que en estos momentos, en Chile, muchos no valoran el enorme aporte de los inmigrantes en mano de obra, en cultura o en gastronomía y solo ven los aspectos negativos, como la violencia o el narcotráfico ejercido por unos pocos. Además, parecen no recordar el exilio de millones de chilenos y cómo fueron acogidos en otros países.
Este es lo que me estaba rondando. Y si bien es cierto El silencio de Irene es una historia de amor, está marcada en gran parte por el exilio y por los hechos sociales y políticos que tuvieron que vivir los protagonistas.
—¿Qué tiene de especial este libro?
—Tal vez lo que tiene de diferente es que de alguna forma todo gira en torno al silencio. Por una parte, tenemos a Alejandro Pissano, el protagonista, que despierta en un hospital totalmente inmovilizado, sin saber por qué se encuentra en esa situación y sin poder comunicarse con nadie. Está en completo silencio y el lector conoce su historia solo a través de los recuerdos que le llegan como chispazos de su pasado. Por otra parte está el silencio de Irene, y su ausencia, hecho que solo entendemos al final de la novela. Y finalmente tenemos ese silencio social, lo que se calla, lo que no se dice por temor, lo que permanece bajo la alfombra para olvidar.
—¿Qué fue lo que más disfrutaste al escribirlo?
—Disfruté escribir una historia de amor. Pensar en todo momento en el amor. En ese amor que es universal, el amor romántico, apasionado. Y, cuando uno escribe, aunque lo que viven los personajes no esté directamente relacionado con tu propia historia, siempre hay momentos, lugares, olores, imágenes que te hacen revivir los encuentros y la pasión con el amor de tu vida. Y está también el amor grande e incondicional: ese que se profesa a los padres, a los hijos, a los hermanos, y al amigo o amiga que vive, sufre y te acompaña a lo largo de la vida. Ese también está presente en la novela.
—¿Cómo fue crear a los personajes?
—Siempre pienso mucho en los personajes. Tengo que conocerlos profundamente, saber cómo son, cómo sienten, cómo actuarían, de qué modo responderían frente a los conflictos, cuáles son sus cualidades, sus defectos. También necesito saber cómo se ven, darles un rostro, unos ojos, una nariz, una sonrisa, saber si son viejos, jóvenes, altos o bajos. Paso mucho tiempo imaginándolos, aunque después no los retrate totalmente y dé solo unas pocas características de cada uno.
Al comienzo quise escribir la historia de mi abuelo, pero finalmente la historia se me fue de las manos y el nono italiano terminó siendo un personaje secundario, pero entrañable. Y el nieto, Alejandro Pissano, un personaje sin nada heroico, común y corriente, sin grandes aspiraciones salvo hacer el bien, tomó el protagonismo de la historia. Eso ocurre a pesar de que por su carácter poco osado no fue capaz de tomar las decisiones que le habrían cambiado la existencia.
Irene, en cambio, nació de la idea de retratar a una de tantas mujeres valerosas y decididas que lucharon por lo que creían, que tomaron las riendas para lograr cambios. Me pareció importante hacer resaltar que los avances que se han obtenido, sobre todo en materias de género, es también gracias a mujeres como ella que abrieron el camino a las jóvenes de la actualidad.
—¿Qué significan los recuerdos para el protagonista?
—Para Alejandro, el protagonista, los recuerdos lo son todo. Solo a través de los recuerdos puede ir armando el rompecabezas de lo que fue su vida e ir entendiendo por qué se encuentra postrado y con el cuerpo como una mortaja. Los jirones de su pasado que van apareciendo en su memoria lo hacen comprender la causa de todo lo que está viviendo.
—¿Y cuál es la importancia de Irene para él?
—Irene es su gran amor. Un amor de juventud que lo moviliza, lo hace ser capaz de tomar algunas acciones políticas y dejar de ser, por momentos, el hombre cauteloso y con esa indecisión que lo caracteriza. Irene es el amor que perdura sin importar las distancias y el paso del tiempo.
—El amor es esencial, ¿por qué?
—En la novela el amor es lo que mueve a los personajes. Y para el protagonista, el amor es lo que lo hace aferrarse a la vida y encontrar la paz. Y no me refiero solo al amor de pareja, sino también al amor a padres, a hijos, a hermanos, a amigos, a la tierra, a los animales y a su entorno. Es una historia de amor, pero también de los desgarros de muchas familias, de los destinos que no se cruzaron, de los sueños perdidos.
—¿Qué mensaje quisiste dejar con esta historia?
—En general, cuando escribo no estoy pensando en un mensaje que deseo transmitir. Sin embargo, aunque fundamentalmente es una historia de amor, al ambientarla entre los años 70 y 2000, tal vez, inconscientemente, quise mostrarles lo que significa una dictadura a aquellos que no vivieron en esa época oscura de nuestra historia reciente. Mostrar cómo todos los que habitaban el Chile de esos años, en mayor o menor medida, se vieron afectados, al igual que el protagonista. Todos vivieron el miedo, la censura, el toque de queda; y muchos, demasiados, sufrieron la prisión, la tortura y el exilio. Lo perdieron todo: su tierra, su casa, su familia, sus amigos y muchas veces el amor de sus vidas. Y luego, los que volvieron, los que añoraban regresar, se encontraron con que la patria tantas veces soñada y su gente, ya no era la misma. La ausencia lo había cambiado todo.
—¿Dónde podemos conseguir el libro?
—El libro impreso lo pueden conseguir en cualquiera de las Librerías Antártica o Feria Chilena del Libro, así como también en librerías como Lolita, Altamira, Trayecto, Qué Leo Forestal, entre otras. También se puede conseguir on line en la página web de la editorial, en Mercado Libre y en Buscalibre. En formato digital se puede adquirir en cualquiera de las tiendas del ramo: Amazon, Patagonia y además en la página de editorial Forja.