Universidad Católica es un equipo de fútbol relevante para Joaquín, y lo lleva en su corazón. Durante el 2022 lanzó su último libro Diario del Tetracampeonato junto a la Editorial Provincianos. Te invitamos a leer la entrevista de Joaquín Escobar.
—¿Cómo fue escribir la parte de investigativa del libro?
—Fue una investigación centrada en la cotidianidad de la Católica durante el tri y el tetracampeonato que coincidió con la pandemia y el estallido social. Escribía con el presente golpeándome en las rodillas. Narraba al fenómeno en movimiento, sin pausas ni respiros, por lo mismo, al ser un diario, no había espacio para volver a repasar lo escrito. Tengo súper claro que escribir en caliente tiene sus riesgos, pero en la literatura hay que asumirlos, el que no quiere quedar expuesto que se dedique a jugar críquet.
—¿Qué significó para ti escribir este libro?
—Significó dos cosas: retratar mi intimidad y narrar la época más gloriosa del club. Es decir, conjugar lo íntimo con lo público, el descalabro/tranquilidad de las puertas cerradas y el frenesí-angustioso de ganar un tetracampeonato de torneo largo estando 5 puntos abajo de Colo-Colo.
Pero me parece que, además, el libro es un espacio en el que la cultura se define como un todo. Hay referencias a partidos y definiciones, pero también a películas y escritores. No tengo dudas de que Borges, Bolaño, Dituro y Zampedri pueden convivir.
El simbolismo y valor sentimental que los cruzados tienen es fundamental. ¿Por qué?
A lo largo de mi vida he conocido a muchos hinchas de la Católica, y todo ellos tienen algo en común: su amor a prueba de todo por el club. Son hinchas con propiedad, que han construido su aguante con viajes, kilómetros y carreteras. No andan con medias tintas ni cobardías, si tienen que viajar a ciudad gótica a ver al equipo lo van a hacer. Cuestión que es sumamente loable y distinguible. El cartel de hincha hay que ganárselo, no es algo que se adquiere solo por respirar. Los que no invierten tiempo ni plata en ir al estadio, son simpatizantes a los que el concepto hinchas los sobrepasa por mucho.
Por eso creo que hay algo particular. La hinchada creció en el apocalipsis de los segundos lugares y eso me parece digno de retratar. La Católica es un club melancólico, rizomático y corajudo.
—¿Por qué quisiste escribir el libro?
—Busco dejar un registro de la Católica desde la literatura, esa es mi bandera y espero sea mi aporte al club. Es uno de mis proyectos de vida y me la voy a jugar por ello. Hay registros desde el periodismo, lo audiovisual y la oralidad, pero falta seguir problematizando a la UC desde la trinchera de la ficción. No pueden ser los periodistas los únicos que estén a cargo de narrar al fútbol. Necesitamos que gente de otras disciplinas se involucre y haga un trabajo distinto, hay que (re) construir desde otras veredas. Además, es inconcebible que relatores radiales y televisivos estén hinchando por Colo-Colo sin ningún tipo de asco. Deberían tener un mínimo de respeto con toda la gente que sigue este deporte. Para expresar emociones y gritos de fanáticos hay medios partidarios, por lo mismo, para hacerle frente a esto, hay que abrir los canales comunicativos, el fútbol desde la hibridez de conocimientos y saberes.
—¿Cómo ha sido el recibimiento de este trabajo?
—El recibimiento, por parte de los hinchas, ha sido el mejor. Se sienten reflejados e interpelados, ven un libro espejo, un lugar desde el cual recordar y construirse. Para mí ese es el pago más grande, eso me llena de alegría y emoción. Además la Católica es un club de nicho, los cruzados tenemos un imaginario cultural particular, hay códigos y un idioma en común que se construye en base a recuerdos. Hagamos el ejercicio de sentar en una mesa a 7 hinchas de la Católica que no se conocen, les puedo asegurar que estarán hablando del club durante toda la noche. La conversación no se va a detener y ni siquiera será necesario presentarse o contarse la vida.
El recibimiento del libro por parte de la crítica literaria no lo sé. Ellos no ven a la narrativa de fútbol como un fenómeno de estudio, lo desacreditan. Al parecer creen que la literatura chilena comienza y se acaba con la generación de los hijos.
—En pandemia se vivió distinto los partidos, ¿cómo fue eso?
—Eran partidos delirantes, con mucha ciencia ficción, bastante disparatados y retorcidos, como si los hubiese narrado Philip K. Dick. Además, teníamos que ver los partidos por televisión, y para los que somos fanáticos del fútbol eso es terrible, un botón hacia la depresión. No poder respirar el estadio es un castigo muy grande. Pese a ello, seguimos al equipo a través de una pantalla y nos alegramos mucho cuando salió tricampeón. Si bien fue triste no poder celebrar el tri en el estadio (¡lo que hubiese sido eso!), inflábamos el pecho de orgullo por estar enterrando la maldición de los segundos lugares.
—¿Qué enseñanza te dejó este libro?
—Más que una enseñanza, me inyectó más ganas para seguir escribiendo literatura sobre la UC.