Por Sebastián Contreras Escobar
Barras paralelas que no se cruzan con ninguna perpendicular
Una rendija por donde pasa el agua
La luz
El sol
Depende de la estación
el día
el año
Una cuneta donde un vagabundo espera
entre medio de cuerpos aglutinados
que chocan
se rozan
en una fricción incómoda y solitaria
Los cuerpos
uno al lado del otro como en una góndola
intercambiando sudores
y tristezas
miradas furtivas
pasajeras
rostros que se ven una o dos veces en la vida
el frenesí de los desconocidos
el ir y venir de los buses
llegan nuevas caras
nuevos pies
nuevas manos
arriba de los buses se unen a los vidrios
se unen
cada poro y parte de la piel
pegada al cristal
empañado por el calor humano de la soledad
como las pintó Modigiliani
figuras ovaladas
yo las miro desde fuera
siempre
de pie
esperando
tal vez
no sé