El 2022 ha sido un año movido para Nona Fernández y muestra de esto es que se le presenta la quinta reimpresión de su libro Space Invaders, obra que destaca el ingenio de la escritora, actriz y dramaturga nacional. Ella conversó con Lector sobre la relevancia de este libro, su relación con la Editorial Alquimia, y sobre cómo este trabajo ha llegado a distintas personas, a ojos inquietos en las palabras de Nona. Te invitamos a leer la entrevista.
—¿Cómo fue para ti el saber sobre la quinta reedición de Space Invaders?
—Quizá sea bueno aclarar que esta versión de Space Invaders es la misma que publiqué en Alquimia hace casi diez años. No se vaya a creer que es una versión distinta, que trae algo nuevo o que ha sido trabajada. Es sólo una quinta reimpresión, que por supuesto es una gran alegría. Es una señal de que el libro está vivo, sigue dialogando, sigue haciendo preguntas, sigue activo. ¿Qué puede ser mejor para un texto que eso?
—¿Cuál es la relevancia que tiene Space Invaders para ti?
—Me cuesta pensar los libros así, en virtud de su relevancia. Pero hay claves que me podrían ayudar a intentar responder. La primera es que con Space comienza mi relación con la Editorial Alquimia donde encuentro un espacio para desarrollar un trabajo más experimental, lo que hace diez años no era fácil para mí. Tener esa posibilidad abrió mi registro y desbarató mis propios límites, lo que me permite, hasta el día de hoy, profundizar más y mejor en el juego estético y creativo de cada texto, en el delirio, en la búsqueda de nuevas formas y estructuras narrativas. En ese sentido, el paso que di con este libro fue fundamental para el resto de mi escritura y es el desafío y el problema en el que me pongo en el momento de construir cada artefacto literario. Más allá de las historias y los contenidos, que por su puesto son muy importantes, indagar, jugar y hacer explotar las formas. Inventar la escritura que aún no existe.
Otra clave en la relevancia de Space en relación a mi trabajo es el movimiento que ha tenido. Independiente de mí, este libro ha viajado muchísimo y se ha encontrado con lectoras y lectores de todo el mundo. Es mi libro más traducido y no hay día en que no reciba un mensaje, desde algún lugar del planeta, en el que una o un lector me comente su lectura.
—¿Qué opinas sobre lo que comentó Patti Smith sobre este libro?
—Toda la aventura con Patti Smith, desde sus comentarios del libro por redes hasta nuestro breve encuentro, han sido un regalo gigante.
—Este libro enmarca la inocencia, los recuerdos del pasado que se hacen presentes, ¿qué sentimientos te invaden?
—Recordar es un verbo, un acto presente. Cuando recordamos volvemos a vivir en parte lo que ocurrió y a la vez lo confrontamos con el momento presente en el que estamos. Resignificamos. Pasado y presente se funden en ese ejercicio de sueño y recuerdo. Las voces de Space están condenadas a un sueño, no logran despertar pese a que ya son adultas. El sueño se repite y se repite. Hay algo ahí que no se resuelve. Que pese al tiempo no les deja tranquilas. En Chile pasa un poco eso. Las huellas de ese sueño están en nuestros cuerpos y no podemos dejarlo atrás. Se repite y se repite. Es un sentimiento de vértigo y pesadilla el que me invade cuando pienso en las voces atrapadas de Space.
—¿Qué fue lo que más te gustó a la hora de escribir Space Invaders?
—Cuando comencé la investigación, le pregunté a algunas compañeras de colegio sobre Estrella González, personaje real y protagónico del libro, recibí recuerdos e impresiones tan diversas que a veces hasta se contradecían. Era imposible tejer un solo recuerdo, una sola versión de Estrella. El material que recolectaba era impreciso, arbitrario, antojadizo. Ahí di con algo que ha sido un eje de investigación desde entonces. La imposibilidad de construir recuerdos únicos, verdades selladas u oficiales. Entonces se abrió mi interés por intentar comprender nuestros procesos de recuerdo colectivos y personales. Cómo recordamos, qué recordamos cuando recordamos, qué ficcionamos, qué olvidamos, qué es recordar en conjunto y, por sobre todo, la dificultad de generar un recuerdo colectivo.
—Space Invaders cumple el próximo año diez años, ¿cómo ves la evolución de este libro?
—Esto partió como la escritura de un cuento largo que se llamaba González y que mis editores de Alquimia consideraron que era una novela corta. La trabajamos y la publicamos así, con el nombre de Space Invaders. Hoy es un libro que ha aterrizado en muchos lugares del mundo, traducido a idiomas que yo no comprendo. Y además, nos permitió desarrollar su versión escénica que estrenamos con mi compañía La Pîeza Oscura en Francia el año pasado, y con funciones que acabamos de cerrar en el Teatro UC. Está siendo un viaje sorpresivo e intenso el de estos invaders.
—¿Dónde podemos encontrar el libro?
—Esta respuesta la tiene que dar los distribuidores, pero me voy a la segura si menciono a la Qué Leo Forestal, a la Clepsidra en Ñuñoa, la Palmaria de Providencia y por supuesto a La Tienda Nacional en Santiago Centro.
Harto mala la entrevista. Esta niñita es pésima entrevistadora.