Por Guido Solar
Chacal dorado, texto cargado de imágenes, explora los estados internos y la condición animal en un mundo desolado se aproxima a la visualidad pictórica refiriéndose a la pintura de Jackson Pollock a la gráfica de Delia del Carril en su poética.
Escribo estas líneas escuchando «On Melancholy Hill» de Gorillaz haciendo puente a la estética naif a la infancia como un espacio idílico, un espacio de fantasía, por lo tanto un lugar irresuelto. Podríamos hacer un alcance al minimalismo sacro de Arvo Pärt, músico estonio, quien nos invita a soñar desde lo ritual espiritual y espacial. ¿Se refiere a sí misma mujer-chacal a que apunta Jessica en su condición de ermitaña en un mundo donde la sensibilidad ha perdido valor? Como dice Ludwig Klages, psicólogo y filósofo alemán, el alma esta por sobre el espíritu, dándole valor a los sentimientos y los afectos antes que los conceptos, ya que estos nos vuelven rígidos y mecánicos. En esto la poesía de Chacal dorado evoca Joseph Beuys en Cómo explicar el arte a una liebre muerta.
Me voy a detener en uno de los poemas de Jessica, sobre el baile del chacal, el cual remite a lo urbano y a la cosmovisión hinduista aludiendo a deidades como Saraswati y al sanscrito en Rig Veda. Se produce una suerte de sincretismo, un choque cultural propio de los intereses de la autora. No deja de estar ausente iconos de la cultura musical chilena como Violeta Parra, área en la cual la poeta está también en sintonía. El chacal dorado a mi parecer explora los procesos de transculturización y lo religioso con una suerte de hermetismo sin dejar la afabilidad de lado. Ahora, ¿por qué el chacal? ¿Ausencia de Dios, o un guiño al fin de los tiempos en un mundo donde no existe un guía?
Desde una perspectiva simbólica la figura del chacal es un animal que merodea alrededor de las sepulturas. En el antiguo Egipto se denomina a Anubis como un Dios con cabeza de chacal, en el cual existe una mixtura entre perro salvaje y lobo. Y el dorado, similar al oro metal noble desde una mirada alquimista, equivale a un proceso de purificación, este material brillante que no se oxida. Se le relaciona en casi todas la culturas con el sol mas allá de sus características, y se aludía a este metal esotéricamente como un estadio de evolución espiritual. Según el cristianismo ortodoxo es el oro símbolo de la luz celeste y de la perfección. Se decía en la antigüedad que el oro ahuyentaba los malos espíritus.
Nos querrá a aproximar la autora a una especie de chamanismo, un cruce cultural, una mixtura o un rescate identitario, un mantenerse en pie en un estado de éxtasis, una aferramiento a la vida siendo esta mujer chacal un animal que merodea la muerte pero escapa de ella en un estadio de elevación espiritual. Chacal dorado es un texto musical, visceral, sintético y preciso, que nos da luces para comprender y cuestionar nuestro propio origen.
Guido Solar nace en Chillán en 1982. Es Licenciado en Artes mención pintura por la Universidad de Chile. El año 2023 publica su primer libro, Caligrafías Mentales, por la editorial Libremente. Ha participado en proyectos de performance, pintura, gráfica y y arte sonoro en Finlandia, Estonia, Francia, Alemania, España, Argentina, Bolivia, México, Paraguay, EE.UU y Chile.