Jueves, Mayo 22, 2025

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Roxana Miranda Rupailaf: «Para mí es vital la escritura, creo que las emociones son ese pulso»

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Han transcurrido 20 años de trabajo poético de Roxana hasta Sángrate Agua, que hace presente en estas líneas una  obra magnífica que recopila temas como el cuerpo y el territorio. Como ella misma relata en la entrevista realizada para Lector, este libro es un «aliento poético», donde la palabra es «sagrada». Editado por la Editorial UV, fue un proceso donde el amor fluyó. Te invitamos a que seas parte de esta entrevista junto a las respuestas de Roxana.

—¿Cómo se te ocurrió realizar esta recopilación de tus obras?, ¿cómo llegaste a esta idea?

—Surge de conversaciones con el escritor Héctor Hernández Montecinos que en algún momento decidió postular al Fondo del Libro un proyecto para publicar obras completas de escritoras de nuestra generación. Lamentablemente, la empresa no prosperó. Durante el presente año cuando Arantxa Martínez se comunicó conmigo para solicitarme inéditos con la posibilidad de ser publicados yo le señalé que estaba trabajando en algo, pero que no estaba segura de terminarlo en los tiempos requeridos. El contacto con ella  me sorprendió porque el trabajo de  editorial UV  me parece hermoso y muy bien cuidado. Entonces cuando me contactó por segunda vez, me animé a mostrarle la maqueta de obra reunida y ya ahí todo fue fluyendo porque se entusiasmó también Jovana Skarmeta y terminamos publicando este libro con mucho amor. Es un equipo de trabajo maravilloso al cual vine a conocer en persona el día del lanzamiento de Sángrate agua.

—¿Qué significó, para ti, expresar tus emociones en tu obra?

—Para mí es vital la escritura, creo que las emociones son ese pulso, esas aguas, esa sangre, el aliento poético. La obra reunida ha provocado una lectura más totalizadora de mi propia obra donde igual me he dado cuenta que cada libro surge de una emoción y de una etapa de mi vida distinta.

—¿Cómo ha sido la evolución, de todos estos años, en tu trabajo poético?

—Considero que en más de veinte años hay aprendizaje y madurez, respecto a las formas de trabajo. Me he vuelto más minuciosa al momento de investigar el tema en el cual estoy trabajando. Hay vida, acontecimientos que suceden entre libro y libro. Creo que la experiencia, las lecturas transforman los procesos de escritura y se genera mayor profundidad en torno a los temas poéticos que en mi caso son recurrentes: cuerpo, territorio, elementos de la naturaleza, erotismo, entre otros.

—¿Cuál es tu inspiración?

—Mi inspiración dialoga con la memoria del cuerpo y del territorio y de esa memoria forman parte mis abuelos, mi familia, los relatos orales del lugar que habito. Me inspira lo femenino, la colectividad, la injusticia, creo que hay temas de los cuales es necesario escribir.

—En tu obra se retrata mucho la naturaleza, ¿por qué?

—La naturaleza está presente porque es parte de mi infancia, de mi imaginario, del territorio en el que vivo. Mi origen williche me hace estar conectada con los elementos del territorio y con los conflictos que actualmente existen con el extractivismo minero y maderero en la zona. Yo creo que la naturaleza, el territorio es algo vivo, que se transforma, que siente, que dice, que tiene una historia y una memoria, por lo tanto, es una fuente inagotable de inspiración literaria.

—¿Cuál es el significado de la «palabra» para ti en tus poesías?

—La palabra es sagrada, no en el sentido bíblico judeo-cristiano, en el sentido ritual del presagio, del sueño, del pewma, de decretar y de anticipar y esa fuerza que tiene la palabra para crear es la que trato de poner en mi poética.

—¿Para quién escribes?

—Creo que en primer lugar escribo para mí misma, para la niña que fui y que en alguna parte de mí aún existe. Escribo para aquellas mujeres de mi familia que no tuvieron la posibilidad y la libertad de expresar lo que pensaban. Escribo para que quiénes lean también escriban.

—¿Cuál es el rol que juega la pasión, la seducción y la sensualidad en tus poesías?

—El erotismo tiene un rol importante dentro de mi poesía  porque me interesa el autoconocimiento del cuerpo y la exploración del mismo. Creo que el cuerpo tiene huellas del pasado, carga con una memoria y esa activación de sensaciones es muy próxima al erotismo.

—¿Por qué el nombre del título de tu libro?

—«Sángrate agua»  es un verso del libro Seducción de los venenos se vincula mucho al trabajo inicial de mi obra donde esta voz femenina es la encargada de crear y de ordenar el mundo a su antojo. Fue Héctor Hernández quién seleccionó este título para la obra completa, pues efectivamente la mayor parte de lo que he escrito se vincula al agua.

—¿Qué crees tú? ¿Tú encontraste a la poesía o la poesía te encontró a ti?

—Yo creo que la poesía me encontró y luego elegí quedarme con ella. Aparece muy tempranamente en mi vida como una compañera de infancia como un refugio, un fuego.

—¿Qué sientes al escribir?

—Hay algo instintivo al escribir entonces es como una suerte de desahogo, un pequeño parto, una especie de trance donde al final del poema encuentro respuestas y a veces más preguntas.

—Cuéntanos sobre Una sombra que me gusta.

Una sombra que me gusta es un texto que comencé a escribir antes de Kewakafe, pero por ahí encontré otro libro entonces publiqué ese primero porque apareció una hebra más clara para continuar con ese tejido. Es un texto inconcluso, no terminado. A la editorial UV no le pareció tan así y por eso entramos en diálogo para incluirlo en esta edición, pues es una continuación de obra con el mismo tono poético que he trabajado en los libros anteriores.

Francisca Gaete Trautmann
Francisca Gaete Trautmann
(Santiago, 1985) Periodista de la Universidad Gabriela Mistral. Ha trabajado para revistas, televisión y medios online. Ha seguido cursos de escritura creativa. Le encanta escribir, escuchar música. Vive en Santiago.

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