Mary Rogers: «La pandemia, como una forma de control, puede ser un marco para la narrativa más descabellada»

Por: Francisca Gaete Trautmann

En esta oportunidad pude conversar con la periodista, escritora y comunicadora radial, Mary Rogers, quién contó sobre los temas que tocó en La cofradía de la luz, libro lanzado en el invierno del 2021 por Ediciones del Gato, como también sobre la pandemia, entre otras cosas.

—¿Cómo nace la historia de La cofradía de la luz?

—Nació en una época de búsqueda personal. Había realizado varios cursos sobre energía, me interesaba entender cómo se vinculan lo físico y lo espiritual, tema que suele estar presente en mis obsesiones. La idea de la tecnología reuniendo a un grupo de jóvenes de distintos continentes en torno a una misión también era atractiva. La música como lazo fue el hilo conductor de la historia.

—¿Por qué abordar el tema de la pandemia en este libro?

Creo que la pandemia trasciende nuestra historia y en una de las últimas ediciones cobró importancia. Era inevitable. Cuando un tema cruza tu tiempo no puedes obviarlo. Es algo global y la novela pretende cierta unidad, una cadena que afecta a todos sus eslabones. Teilhard de Chardin decía que éramos todos UNO, que lo pensado siempre existía y eso tiene sentido cuando ves la cadena de acontecimientos en lo micro y lo macro. Si bien en la trama original —la que ganó el Fondo del libro en el 2018— no figuraba, la idea —sugerencia de Ana María del Río—, me pareció acertada.

—¿Cómo unes la relación entre la música, la fantasía y la pandemia?

—La música y la fantasía están presentes en nuestras vidas, siempre. Madres y padres nos cantan, aprendemos a través de la música y los cuentos. Por otro lado, mi padre tocaba violín, yo he compuesto algunas cosas, mis hijos aprendieron piano de chicos y mi hijo menor es músico. Los adolescentes comienzan su práctica de socialización organizando bandas. Algunos se deciden por ese camino y me parece que la expresión psico-espiritual es un descubrimiento maravilloso en las personas. La pandemia, como una forma de control, puede ser un marco para la narrativa más descabellada. La imaginación asocia temas sin necesidad de explicación. La unión se produce en la idea que cada uno tiene de la vida.

—¿Cuál es la importancia de la música en La Cofradía de la Luz?

—La música, como te decía, es el factor de unión entre los personajes. Su ejecución en ciertos tonos puede ser sanador. De ahí la existencia de la musicoterapia. Además, de acuerdo a los arreglos, el sonido provoca que ciertos instintos salgan a la superficie. En la vida real, la reacción frente a una composición de Bach o al reggaeton es un ejemplo claro.

—La familia es un punto fundamental en la novela, cuéntanos la relevancia

—El núcleo familiar, cualquiera que este sea, es el refugio del ser humano. Creemos ser independientes, pero necesitamos pertenecer. La familia puede ser un grupo de amigos, gente con la que compartes tus penas e inquietudes; tus triunfos e intentos o gente de tu propia sangre. Nos gusta pensarnos independientes, únicos y lo somos en cierta forma, también somos parte de algo. Esa familia es un espacio que nos determina.

—¿Cuál crees que sería la enseñanza de este libro?

—No me gusta pensar en una enseñanza. Creo que el lector se engancha con lo que necesita de la lectura. Mi intención no es pontificar sino contar una historia y esperar que, ojalá, el lector o la lectora se entretenga, comparta o no las ideas.

—¿Habrá un próximo libro, un «continuará»?

—Nunca se sabe 😉

—¿Cómo ha sido trabajar con Ediciones del Gato?

—Trabajar con esta editorial ha sido muy grato. Lilian es muy profesional y respetuosa de lo que el autor o la autora decide. Tiene muy claros los tiempos y trabaja de sol a sol. Muy buena experiencia.

—¿Dónde podemos encontrar el libro?

—Qué leo Forestal, Bros (en todas sus librerías), Espacio Literario Ñuñoa y pronto en el sitio de la editorial www.edicionesdelegato.cl