Lunes, Marzo 24, 2025
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Entrevista a Tilsa Otta en La Furia del Libro

 

—Estamos en la Furia del Libro, estamos celebrando 15 años de esta Furia del Libro y tú eres una de las invitadas internacionales a este evento. Tilsa Otta, artista visual, periodista, escritora, poeta. Y tu vienes a presentar este libro que se llama La vida ya superó a la escritura.

—Es un libro de poesía.

—Tú además haces cómics.

—He hecho unos cómics.

—Dentro de toda tu producción, cortometrajes, es como bien variado. ¿Cuánto lleva el libro de poesía?

—Ya llevo cinco libros.

—Cinco libros.

—Este es el quinto libro, puede ser. No, bueno, en realidad este fue el cuarto. Luego se ha lanzado uno en Argentina, pero esta es la edición chilena que acaba de salir acá.

—La edición chilena del cuarto libro. Te hago la pregunta porque, un poco la lectura, leí varias veces que este libro marca un punto de madurez con respecto a lo que era tu escritura. Es este libro donde tu lenguaje finalmente como que se afianza. Entonces yo quiero hacer unas preguntas con respecto a este libro. Y son más que nada extractos de lo que fui leyendo y encontrando aquí. Primero, encontré por ahí un poema en audio para una antología que se llama La materia verbal. Y me llamó la atención ese concepto porque ahí el poema repite unas frases. «Estoy buscando mi voz». ¿Qué significa para ti eso? Buscar la voz en este libro.

—Diría que siento que ya, siendo este el cuarto libro, siento que había ya encontrado mi voz. Pero quizá, como tú dices, se afianza. Siento que tengo, por ejemplo, la seguridad de jugar mucho, proponer cuestiones bastante lúdicas. Por ejemplo, hay hasta un acróstico. Normalmente es tomado por un tipo de poema muy elemental. Pero le doy la vuelta haciendo que sea un poema autorreferencial. Respecto a la poesía, donde la poesía se piensa a sí misma. Entonces es como una especie de arte poética. También creo que se consolidan algunos temas que son recurrentes en mi poesía.

—Que tienen que ver, por ejemplo, los poemas de amor. Pero no un amor clásico, romántico, monogámico. Sino un amor más experimental, más libre, más abierto.

—Más queer también. También hay un lado místico. Hay un cambio entre la poesía de Mi niña veneno hasta este libro.

—Sí, definitivamente. Partiste con Mi niña veneno, que en Perú llamó la atención justamente por ese modo de contar las cosas de este mundo. Pero me imagino que en este camino hacia el cuarto libro hay una madurez personal, que está en el fondo puesta en este libro. Entonces yo quisiera preguntarte de otras cosas. ¿Qué significa para ti como poeta hoy estar publicada en países como Perú, Bolivia? —Tú resides en México—, aparte de esta edición chilena que hizo acá Cuneta desde este libro. ¿Cómo se siente esto de llevar tu poesía a distintos lugares?

—Es maravilloso. Porque siento que la poesía, lo comentábamos con algunos amigos ahora en el encuentro. Permite tejer unas redes muy particulares. Que no sea por ejemplo en la narrativa u otras formas de literatura. Que son como redes de amistad y de apoyo. Quizás justamente porque la poesía no es un género tan mainstream. Sino que se mueve a veces en formas más alternativas. O más autogestivas. Hay como una solidaridad y un apoyo que hace que cuando tú llegas a otro país. Siempre te encuentres, te sientas bien recibido. Como por esta especie de hermandad poética. Entonces me ha sido muy bonito constatar eso en cada país al que he llegado. La gente no solamente se te acerca como para pedirte que firmes su libro. Si no hay como una sensación de cercanía. Que es como bueno vamos a tomarnos algo. Vamos a pasear a este lugar. Entonces como que hay una coincidencia que es muy reconocida por la gente de poesía. Y es muy lindo también constatar por ejemplo. Que ahora mi trabajo se conoce por acá.

Y gusta. Entonces me siento muy contenta. Este libro ya tiene cuatro ediciones. Una en Bolivia, en Argentina, en Perú y ahora esto.

—Y te pregunto esto. Porque en cierto modo este libro hace un orden de tu propia poesía.  Trata de establecer desde ya, desde el título. Que dice la vida ya superó a la escritura. Ya es una propuesta como de arte poética. Tienes la vida por un lado y por otro lado la escritura. ¿En qué modo se relaciona? ¿En qué modo se relaciona esta vida tuya, personal, propia, individual con la poesía que ya es más de carácter universal? Algo realmente como de toda la humanidad.

—Creo que ese título alude por ejemplo a lo que acaba de pasar. Como esta niña que se acercó. Es como romper esa cuarta pared. No hay una distinción, al menos en mi experiencia, de la literatura, la poesía. Como una práctica para nada académica o que intenta ser culta. Sino la vida es tal cual la experimento. Y eso se traduce en mi poesía. Entonces hay elementos que quizás otras personas no incorporarían a los poemas. Por ejemplo son cuestiones de cultura pop, de películas. Hablar simplemente de cualquier cosa. Como que todo puede ser un tema poético. Sin distinción, sin pensar que esto no es parte del mundo poético. Va a romper eso.

—En el libro tú haces referencia a la música, al reggaetón, incluso a un género que ha sido bien vilipendiado. Con respecto al lenguaje, a su monotonía musical. Y sin embargo tú lo tomas y lo transformas en algo poético. Lo revisitas, lo vuelves a mirar y le das una razón. ¿Qué simboliza eso para ti?

—Yo siento que tengo una propensión a relacionarme con culturas marginales o disidentes. Por ejemplo desde la parte queer, LGTBIQ. Hasta cuestiones como tú dices, de esta música urbana que normalmente es vista hacia abajo por la mayor parte de la gente. Bueno, definitivamente hay reggaetones pésimos. Pero también creo que hay mucha música muy buena. Entonces también es una invitación a que la gente rompa esos prejuicios. Y le dé una oportunidad. Porque para mí, no solamente lo veo como música y como arte. Si no veo también, o tengo una tendencia a ver las cosas también como por sus facultades químicas.

Quizás porque he tenido mucho tiempo de ansiedad. Entonces a veces como pensaba, ¿qué cosas me producen calma, me producen ansiedad? ¿Me llevan para arriba o para abajo? Porque en realidad todo el tiempo estamos consumiendo cosas y nos dan sensaciones. Nos producen cosas, realmente nos calan profundo. Y en el caso de reggaeton, por ejemplo, yo encuentro que me da mucha felicidad. Como que me anima. ¿Te produce?  Ajá, o sea tiene como una energía que es muy vitalista. Y me mantiene en un estado de ánimo. Por ejemplo en temporadas oscuras del mundo, sumergirme en ese mood que es muy hedonista, muy sensual, muy corporal. Me ayuda a sobrellevar las situaciones.

—Con respecto a la calma, hay un verso ahí donde tú hablas específicamente sobre la calma. Te pregunto, ¿cómo encuentras tú la calma para escribir poesía?

— Es curioso porque justo ese verso dice no encuentro calma en estar viva. Pero sí encuentro calma en algunos momentos. No diría que busco la calma para escribir poesía. Creo que busco otro tipo de sensaciones. Por ejemplo, hay un poema que se llama «Alegría de vivir». Y que habla justamente de emociones muy intensas que me producen como estados casi alterados. A veces siento que estar viva o ciertos momentos me dan una especie de euforia de estar viva.

Y esos momentos creo que me producen más poesía, me inspiran más que los momentos de calma. Como esta especie de exaltación y de valorar excesivamente momentos, estímulos, palabras, afectos. Sentirme como exultante. Y creo que ahí empiezan a derramar y a brotar cosas de emoción.

—Pero está siempre esta tensión permanente entre la vida y la escritura. Entonces, en eso yo te pregunto, porque hay una parte en la que tú dices que a tanto la poesía vuelve. Está ahí permanente. Y dice que rompe la palabra. Es como una idea de que es la palabra rota la que me permite entrar. Y por eso te hago la pregunta. Porque hay una relación ahí directa con el cielo, con la astronomía, con el universo. El hecho de dejarse caer desde el universo hacia la Tierra. ¿Qué significa eso para ti?

Siento que tengo como una cercanía hacia… El cielo siempre ha sido un tema poético. Como el amor, las estrellas, la naturaleza. El cielo siempre ha despertado reflexiones poéticas y deslumbramientos. Creo que el cielo normalmente es una promesa. Tanto en la religión católica, por ejemplo. Que el cielo es un espacio, una promesa de redención, de paz. De sentirse como reencontrado, acogido. Como también en un sentido de… Que el más allá es el infinito. También siento que el mar me produce esa sensación. Que así podría llamarse algo parecido a la calma. Que esos son esos espacios abiertos, infinitos.

Donde puedes perderte y son etéreos. Como algo, piensas que pueden ocurrir cosas etéreas. Como por ejemplo la idea de que lo habitan ángeles. Que lo habitan los dioses. Entonces es como esta idea de un espacio muy romántico. Con posibilidades ilimitadas. Y además es hermoso el cielo. Como visión. Bueno, al menos el cielo cuando tiene algo de azul. A mí los cielos como nublados me dan mucho cringe. Y además también está ligado, por ejemplo… A esta conexión y curiosidad que siempre ha tenido el ser humano. Respecto a lo sideral, a lo astral. Respecto a nuestra vinculación con los planetas y el cosmos. Y de qué modo estamos vinculados. Los planetas afectan también. Como realmente podemos vincularnos con estos astros tan espectaculares. Que tienen también todo un orden. Y los agujeros negros también están en mi poesía.

Hay cosas ahí que no podemos ver. Pero que son fascinantes en su proceso. Incluso el Big Bang creo que es la idea de la creación del mundo. También es como el milagro más increíble.

—Y con respecto al orden. Tú hiciste en un poema una propuesta de orden.De contar en forma que realmente es alfabética. Que es de alguna manera traducir el orden natural. Del orden que estamos acostumbrados. ¿Por qué esa propuesta? ¿Qué significa alterar eso? ¿Alterar esa realidad?

Creo que esa propuesta invita a pensar en el lenguaje mismo. Cómo el lenguaje normalmente es utilizado para ordenar el mundo. Para estructurarlo. Pero al mismo tiempo puede ser una herramienta. Si lo usas por ejemplo como un juego. También para generar un caos. Porque por ejemplo ahí estoy como cuestionando. Digamos que reelaborando la idea de contar. En lugar de contar 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10. Los números van apilados en orden alfabético.

—Estás subordinando el número a la palabra.

—Y que es otra orden. Es otra forma de ordenar las cosas. El orden alfabético según el lenguaje.

—Y eso es una idea que se hace dentro de todo el libro. De ir buscando un orden distinto. Y hago una pregunta ahora. En ese orden tú le estableces un rol a la poesía. Dices que la poesía es la gran aguafiesta. Y a la vez que es la madre de todas las fiestas en el mundo. ¿Qué significado entonces tiene la poesía?

—Ese poema yo lo hice porque… Me pasaba que cuando yo… Bueno, escribo poesía desde hace mucho. Desde los 14 años. Y la mayor parte de la gente de mis amigos no son poetas. Con el tiempo ahora sí tengo muchísimos amigos poetas. Pero en esa época yo les pedía que me acompañaran a recitales, a lecturas de poesía  y las encontraban muy aburridas, muy esquemáticas, muy desconcertados. Y se aburría. Sentía que ellos percibían a la poesía como esa cosa aburrida. Y luego de mi experiencia vital. La poesía ha sido como una cuestión muy libre. Incluso salvaje. He conocido a gente muy fuera de lo normal. La gente más loca que he conocido quizás ha sido en el mundo poético. Es una forma de decir. La poesía también tiene este lado. La poesía es todas las fiestas. Y la poesía está presente desde la pluma del poeta. Hasta en el huaico que cae en la montaña. Puede ser de todos los modos. Era como una forma de reivindicar la poesía para mí. Como algo explosivo.

—Y esa, finalmente, esa idea de la competencia entre la vida y la escritura. Una parte dice. ¿La vida superó a la escritura?  Si me quiera mirar más alrededor. Parece que la vida en este momento es todo lo poético. Esto es poético. Esta situación. Aquí los niños. Aquí justo la entrevista. La feria que continúa. Esto es parte de la poesía.  Esa es tu idea de transmitir de fondo una poesía no tan estructurada.

—Claro.

—Porque muchas veces he visto que hiciste algunos juegos de palabras. Palabras que no existen. Palabras que se van cortando, que se van ampliando como si fuese un imán con otra. Que se unen las letras de uno y va formando vocabulario nuevo. Eso es parte de la propuesta tuya.

—Sí, completamente. Me gusta generar estos extrañamientos en el lector y en mí misma. Ver cómo el lenguaje puede transformarse. Y cuando eso ocurre, tu lectura también se transforma. Y te genera cruces neurálgicos, reacciones inesperadas, fisiológicamente. Y eso me parece divertido. Y si, tal cual como dices. Como decía el poema. La vida ya superó la escritura. La escritura está en su casa estudiando la vida. También ironizar y provocar la idea del escritor que está… Más que viviendo, simplemente escribiendo. Y se pierde otras cosas que podrían ser parte de la poesía.

—Tan poético como lo que sale en el fondo de la realidad creada. Y la imaginación de la realidad creada por las palabras. Sí. Y en ese aspecto, aquí obviamente está esta reflexión sobre la poesía misma. Por eso que lo hace como un arte poética bien interesante. Pero además está la reflexión sobre el amor. Que es otro punto que va siendo como el contrapunto con esto de la escritura. Entonces, yo te hago una pregunta. ¿El amor compensa lo que hemos destruido como especie? Ahí cito un poco tu poema.

—¿Si compensa?

—Sí.

—Está difícil sopesar justo en este momento de la humanidad. Porque es bastante abrumador. Como la cantidad de crueldad que hay. Y violencia. Pero creo que el amor sí compensa. Porque al mismo tiempo puede curar. Y siento que puede curar instantáneamente. Como toda esa oscuridad que a veces se puede percibir. De pronto rodearte de amor. Es como que sí creo que te rehabilita. O te reconcilia con toda la humanidad. Yo pienso que simplemente vinculándote o estando con una persona. Cambiando afecto, besos, lo que sea. Es como una forma de amar a la humanidad. Como esas conexiones energéticas.

—Y en ese concepto del amor hablamos de un amor. De muchos amores. De un amor indefinido. Que va más allá del amor romántico que tú dijiste al principio. Sin embargo, hay expresiones. Muchas expresiones de amor acá. De acercamiento del cuerpo. Del deseo. Son varias formas de entender el amor. Incluso hasta mirar el cielo es una forma de ejercer ese amor. ¿Qué es lo que tú rescatas finalmente como concepto del amor?

—Yo diría que el amor es una especie como de Dios. Como fuerza creadora. Pensando en los dioses como fuerzas creadoras. Pienso que el amor es lo que crea casi todas las vidas presentes aquí en este lugar. También lo que nos da la pasión creativa. Pienso que el amor es esencial en mi vida. De hecho es algo que me sostiene. Siempre intento relacionarme con las personas. O mirar y conocerlas con amor. Que en realidad también es muy cercano a la empatía. Tener eso en medio. Como esa conexión y ese acercamiento a las personas.

—Esa es una imagen muy bonita. Que comparaste el amor con una red abierta. Donde obviamente todo el mundo se conecta y hace como la wifi universal. Como una wifi divina. Esa forma de que nos conecta a todos como seres humanos. Sin embargo también dijiste que era una forma de sanar, de curar. Ahí te  hago la última pregunta que tiene que ver con lo que dices tú. Esta poesía de la que hablamos. ¿Es un placebo o es un remedio?

—¿La poesía de la que hablamos te refieres a esta poesía del libro?

—A la poesía que está aquí.

—¿Es un placebo o es un remedio?  Yo diría que es 100% remedio. Garantizado.

—Un lector que toma este libro. Y quiere en el fondo entrar a tu lectura. Y tratar de comprender lo que es en el fondo el ser humano. Esta emoción humana que es el amor. ¿Puede salir garantizado como un baño tanto de amor como de abrirse hacia otra perspectiva de mirar al amor?

—Yo creo que sí. Me lo han dicho. Me han dicho que mi poesía es una poesía que no sé si todo lo que tú mencionaste, pero que sube el ánimo. Empuja, te acerca una mirada de asombro. Apasionada. Que a veces si estás en un momento apático. Puede ser un poco estimulante.

—¿Cómo se lleva eso con un concepto que aparece aquí? Que dice el freelance emocional. Sentirse sentimentalmente freelance. ¿Es sentirse libre del amor? ¿O libre de la relación amorosa?

—Cuando hablaba de eso. Me refería a este fenómeno o transformación en que ahora es mucho más común las relaciones abiertas. Entonces equiparaba esta idea de la relación abierta en la cual tú puedes salir con alguien y salir con otra persona de forma simultánea o muy cercana. Y me parecía justamente también como esta idea de lo freelance. Que cada vez también es más usual. Y justamente por una especie de precarización laboral. Como que los compromisos en todos los sentidos, creo que cada vez son más líquidos. Como más libres. Y ya depende de uno qué hace con esa libertad. También no es que esté yo en contra de las relaciones. Como duraderas o monogámicas, también me parecen hermosas,  pero sí es como observar ese fenómeno. Hacer poemas de amor. Pero del último amor. El último amor más reciente, de las cosas que están pasando más últimamente.

—De hecho en un poema partes hablando justamente de esa definición del «para siempre». Y reflexionas sobre esa definición del para siempre. El amor es para siempre. Es por sí para siempre, es porque dos, tres o varios individuos trabajan para que sea para siempre. ¿Cómo se construye ese para siempre desde tu mirada?

—Como comentaba en ese poema, en realidad es como un deseo más que una certeza. Esta idea de que el amor que uno le promete al ser querido cuando estás muy enamorado,  dices que será para siempre. Nos enamoramos por siempre. Esta idea bastante romántica de que ese amor efectivamente va a durar para siempre. Aún cuando esas personas se separen, ese amor existirá más allá de nosotros. Como que no podremos arruinarlo. Como que va a existir. Como algo que ya hemos generado. Y quizás está en la atmósfera, o en un lugar que no podemos ver.

—Pero existe. ¿Se acaba el amor? ¿Se acaba la poesía?

—No lo creo. Pero creo que ya no sería tan acogedor. Ya no sería un espacio que yo quisiera habitar.

 

 

Iván Martínez Berríos
Iván Martínez Berríos
Periodista, Licenciado en Comunicación Social y en Cine Documental. Editor en Plazadeletras, Lector.cl y Trazas Negras.
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