Lunes, Octubre 27, 2025

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«Fuerte Bulnes»: la extrema empresa de colonización del Estrecho de Magallanes.

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Por Juan José Jordán

 

Con Fuerte Bulnes, su autora, María Isabel Requena, dramaturga situada en la generación del 50, ganó el certamen del Teatro Experimental de la Universidad de Chile. Luego de este importante galardón sería estrenada el año 1956. Ahora, la compañía La Dramática Nacional impulsa esta puesta en escena. En sus 12 años de existencia se han propuesto revisitar textos clásicos de la dramaturgia nacional con montajes interdisciplinarios, que implican un número considerable de actores sobre el escenario y la incorporación de diversas técnicas artísticas, como música en vivo, uso de video, entre otros.

La obra retrata el intento del Estado chileno de tomar posesión del Estrecho de Magallanes el año 1843, mediante la construcción del Fuerte Bulnes y la llegada de colonos provenientes principalmente de Chiloé, a quienes se le ofrecía un prometedor panorama por las supuestas ganancias que obtendrían en las minas del sector. Pero rápidamente se darán cuenta de la verdadera situación: un clima inhóspito sumado a un suelo poco apto para la cosecha, con la consiguiente escasez de alimento y falta de abrigo. Las espaciadas visitas de barcos con representantes del Estado olvidan reiteradamente sus peticiones y así, se verán en la necesidad de abrigarse con lo que tengan a mano. Además, una terrible plaga de ratas no les da un segundo de respiro.

La obra está pensada para un público masivo y como tal incurre en ciertos recursos de las teleseries, como la caracterización marcada, a veces caricaturesca sin disimulo. Esto se aprecia bien en los roles de extranjeros, como un personaje norteamericano o inglés, de los poderosos, que todo el tiempo habla con esa r habitual de la imitación del norteamericano en sus intentos por hablar español; Fray Domingo, quien tiene un acento italiano y a veces incluso se le escapa un «allora» en el medio de una frase. Así mismo, no falta el poblador rebelde que no está dispuesto a entregarse fácilmente a los designios del Estado. Este papel recae en Ambrosio, quien desde el primer momento evidencia las complicaciones del asentamiento, insistiendo a las autoridades para que los trasladen a otro lado. En determinadas ocasiones esta forma de construcción de personaje con pocos elementos que los identifiquen en su individualidad, recurriendo más bien al arquetipo, contribuye a un montaje que busque dejar en claro quién es quién y, por lo mismo, lograr que la narración transcurra de forma clara desde un comienzo.

La puesta en escena integra recursos audiovisuales, pero sin afán de búsqueda, sino que para reforzar la escena que se está interpretando. Si bien ayuda a la claridad, al mismo tiempo produce un efecto redundante que no genera contrapunto o juego con los que vemos en escena. Así, cuando los personajes están dentro de una cabaña se proyecta una imagen en perspectiva que da la ilusión de profundidad del interior de una cabaña; cuando están de noche mirando las estrellas se proyecta un cielo estrellado y cuando estén adentro de la embarcación se proyectan imágenes de una embarcación en alta mar. Sin embargo, considerando que la obra está pensada para un público masivo que a lo mejor no ha visto un espectáculo teatral, este recurso puede ser útil para dejar de manifiesto el cambio de escenas y locaciones en la narración, así como una forma introductoria para apreciar la integración de otras disciplinas artística en el escenario.  De todas formas, hay ocasiones en que las imágenes proyectadas aportan desde la estética: las luces apagadas y una imagen de un fragmento del Estrecho de Magallanes, con un personaje de espalda al público, contemplando el paisaje. Sirve para que el espectador se pueda sentir en ese lugar lejano.

Algunos personajes que destacan y tienen relevancia en el desarrollo de la obra son Belamina, una mujer recién casada que ha convencido a su marido para que se integren al proyecto colonizador y tengan a su primer hijo en el Fuerte. Es el personaje que demuestra el arco de cambio más evidente; al principio tiene esperanza en el proyecto y puede pelear con quién opine que la situación es insostenible, pero a medida que los meses pasen sin mejora irá perdiendo gradualmente la razón; Fray Domingo, un sacerdote que pareciera tener una fe genuina en el proyecto, pero su capacidad de hacer oídos sordos a lo gravedad de los acontecimientos y su obsesión de estar maquillando la realidad, en ocasiones lo hacen ver como un cínico de siete suelas; Ambrosio, el poblador vehemente que intenta que la gente reaccione ante lo evidente. Un personaje silente contribuye a crear ambiente, se trata de un carabinero que marcha constantemente al fondo de escena. Su vigilancia coincide con el diálogo entre otros personajes, lo que genera un interesante contrapunto.

Desde hace un tiempo existe la idea que extensión es sinónimo de calidad. Así, películas y obras de teatro tienden a caer en el error, a pisar el palito por así decir, agregando escenas de situaciones que son más bien relleno o que se podrían haber abreviado pero pareciera que el objetivo es conseguir esa anhelada duración, como si recién ahí pudieran optar a ser una obra respetable. Realmente un misterio sin resolver de donde viene esto. Además, todo se comienza a teñir de un tono un poco cursi que no aporta; por ejemplo, cerca del término hay una escena de combate entre un representante de la comunidad indígena y el gobernador. Sacan las espadas, no está claro quién tiene la delantera, hasta que finalmente se dan la mano y se dicen algún mensaje esperanzador sobre la comunicación entre los dos pueblos, mensaje que en el mejor de los casos no pasa de ser un lugar común dicho con buena intención. El problema es que la escena de la pelea fue larga y esa reconciliación no parece ser ni muy coherente ni tan verosímil. O bien, cuando Belamina, que ha perdido la razón, se pone a cantar una canción de cuna a su hijo fallecido recientemente, en un canto que se extiende más de la cuenta, haciendo que la compasión y tristeza del espectador se transformen en una pérdida de la paciencia y la necesidad que la narración continúe.

Una obra que retrata la sacrificada empresa de colonización de la Patagonia y como rápidamente el entusiasmo se transformó en desesperanza. A pesar que la intención era meritoria, ejercer la soberanía nacional en ese clima extremo, se transformó en la desidia con que el Estado ha solido entenderse con el hombre de a pie, en donde, finalmente, cada cual mata a su propio chancho como pueda, independiente de cuáles hayan sido las promesas. Una puesta en escena que también es una entrada óptima para acercarse al fenómeno teatral y apreciar cómo dialogan diferentes recursos artísticos. Aunque se extiende un poco más de la cuenta, es un buen montaje para todo público en donde, además, se aprenderá de un difícil momento de la historia nacional.

Merecen unas palabras de reconocimiento el teatro de la Corporación de San Joaquín, ubicado en Coñimo 286, sala en donde el viernes 1 de agosto tuvo lugar el estreno de Fuerte Bulnes, a sala llena. Con capacidad para 400 personas, una acústica impecable, le permitirá a los vecinos la posibilidad de disfrutar de espectáculos de calidad en su mismo barrio.

 

FICHA TÉCNICA

DRAMATURGIA: María Asunción Requena.

ADAPTACIÓN: Nelda Muray Prado.
DIRECCIÓN ARTÍSTICA: Nelda Muray Prado, Carola Rebolledo, Carolina Araya.
ELENCO: Mateo Iribarren, Braulio Martínez, Roberto Vallejos Cox, Carola Rebolledo González, Leonardo De Luca, Nelda Muray Prado, Carolina Araya Lucero, César Ramírez, Carmen Demarta, Alejandra Pérez, Francisco Cuevas, Nicolás Camus, Karen Wilson, Camilo Leiva, Laura Hernández, Bruno Chelsi, Alexandra Cavieres, Javier Carrasco, Pablo Suárez, Andrés Olea, Pedro Orellana, Pablo San Martín, Patricio Piña.
PRODUCCIÓN EJECUTIVA: Hugo Medina.
PRODUCCIÓN GENERAL: Nelda Muray.
DIRECCIÓN AUDIOVISUAL: Erwin Scheel.
ASISTENCIA AUDIOVISUAL: Tomás Acuña
DIRECCIÓN MUSICAL: Nicolás Rodríguez.
ATMÓSFERA SONORA Y FX: Daniel Vargas.
ASESORÍA DE ACTUACIÓN: Hugo Medina.
ASESORÍA DE HISTORIA: Gabriel Salazar.
ASESORÍA DE FOLCLORE: Osvaldo Cádiz.
ASESORÍA DE BAILE: Laura Hernández y Carlos Liberona.
DISEÑO DE ESCENOGRAFÍA E ILUMINACIÓN: Jorge Velis Lobos.
ILUMINACIÓN: Gabriel De la Hoz.
REALIZACIÓN DE ESCENOGRAFÍA: Carmen Demarta – Taller Mujer.
DISEÑO, REALIZACIÓN DE VESTUARIO Y CARACTERIZACIÓN: Camilx Saavedra.
ASISTENCIA DE REALIZACIÓN DE VESTUARIO Y CARACTERIZACIÓN: Matilde Medina.

 COORDENADAS :

24 al 27 de septiembre en Teatro SIDARTE (Ernesto Pinto Lagarrigue 131, Recoleta)

Juan José Jordán
Juan José Jordán
(Santiago, 1982). Egresado de Literatura UDP. Ha hecho talleres literarios, participado en proyectos de edición y ha intentado hacer de periodista en diferentes entrevistas. Le interesa la lectura como espacio de diálogo.

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